A todo ritmo. Jessa James

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A todo ritmo - Jessa James

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seguidas de películas malas de acción mientras comían palomitas, helados y muchos otros snacks hasta que se quedaron dormidas en el sofá.

      Mary le había escrito hace un rato para decirle que se arreglara. “¡Vamos a ir a bailar!” le había dicho triunfante por alguna razón y ella se rehusó a recibir un no por respuesta.

      “Vas a dejar de sentarte en ese apartamento y esperar que la vida te suceda. Vamos a hacer que funcione esta noche. Al menos por esta noche, tu vida será tomar demasiados cócteles, mover tu precioso trasero con la música y tal vez tomar algunas malas decisiones de las que podremos arrepentirnos la mañana siguiente.” El entusiasmo de Mary era imparable, así que aceptó.

      A ella no le gustaba ir mucho a los clubs, y definitivamente era algo que no hacía muy seguido, pero Mary tenía razón. Serena lo necesitaba, necesitaba salir de este lugar.

      Además, ya se le acabaron los snacks después de su pequeña fiesta con Mary la noche anterior y había consumido suficiente azúcar para varias vidas, así que repetir lo mismo no sonaba muy atractivo. Además, si ella no aparecía en el club para encontrarse con Mary y varios amigos, Serena sabía que Mary aparecería y la arrastraría fuera del apartamento. Así que, con un último vistazo en el espejo, ella agarró su cartera y tomó un taxi hacia el club.

      Serena vio a Mary y a dos de sus amigas esperando en la línea para entrar. Ella había conocido a las amigas de la universidad de Mary una o dos veces y parecían agradables. Pero el sonido que salía del club era demasiado. Se preguntó si tal vez vendían tapones para los oídos adentro...

      “¡Me encanta esta canción! ¿No te gusta esta canción?” Exclamó Mary y comenzó a hacer un pequeño baile en la acera.

      “Uhm, ¿quién la canta?” Serena escogió la opción segura; estaba segura de que no la había escuchado antes y por lo que podía escuchar, no le gustaba.

      Las tres chicas a su alrededor la miraron como si le hubieran salido un par de cuernos. Serena consideró tocarse la frente para revisar antes de que ellas gritaran, “¡Misery, amiga!” gritaron casi al mismo tiempo.

      “Claro, por supuesto.” Todavía no tenía idea de quién estaban hablando. Pensó que tal vez había escuchado el nombre en la radio, pero este tipo de música no era del tipo que se escuchaba en la casa de sus padres.

      Clásica, sí. Pop en raras ocasiones. ¿Pero rock? Si es eso lo que era. Por supuesto que no.

      Hablaron un poco antes de que la rubia, Ashley, chillara “ahí está” y las llevara hasta el frente de la línea. Un nuevo guardia había tomado la posición en la puerta y pareció reconocerla, así que removió la cuerda cuando se acercaron, pero les dijo que se apresuraran.

      “¡Su hermano es un bartender aquí!” Grito Mary por encima de su nombro a Serena mientras entraban al club, su voz ya estaba casi completamente ahogada por la música ensordecedora.

      “¡Ella debió haberle pedido al guardia que nos dejara entrar!” gritó ella mientras levantaba sus manos por encima de su cabeza y comenzaba a bailar camino al bar.

      Solo habían estado ahí algunos minutos, pero Serena esperaba poder comprar tapones para los oídos en algún lugar. Aunque ella estaba segura de que quedaría sorda en cualquier momento y luego no importaría.

      Ashley ya estaba en el bar y le dio una cerveza a cada una antes de arrastrarlas hacia la pista de baile. Al principio, Serena se sintió un poco incómoda, pero luego se perdió en la música y la atmósfera eléctrica y comenzó a disfrutar el momento. Serena cerró sus ojos y permitió que su cuerpo se moviera como quisiera, su largo cabello negro bailando en su espalda.

      El tiempo se detuvo para ella. Serena había bebido más lento que las otras chicas, pero sintió que solo habían pasado unos segundos mientras sus ojos se abrían y Ashley le quitaba de la mano su tercera cerveza con una mirada alocada.

      “¡Chicas!” Ella apenas podía escuchar a Ashley por encima de la música, pero logró descifrar lo que estaba diciendo mientras mostraba un pedazo de papel en su mano con una dirección escrita. “¡Nos han invitado a una maldita fiesta de misterio!” Las chicas parecían que se iban a desmayar.

      Serena no tenía idea lo que era una “fiesta de misterio”, pero las siguió fuera del club. No había forma de que se quedara sola ahí dentro.

      Sus oídos estaban retumbando mientras salían del club hacia la acera, aunque estaba segura de que sus oídos habían sufrido daños. Serena pensó que tal vez debería resignarse a que nunca dejaran de vibrar, juzgando por cómo se sentía.

      “¿Qué es una fiesta de misterio?” le preguntó a Mary en lo que ella deseaba fuera una voz baja.

      Mary conocía a sus padres y sabía lo sobreprotectores que eran, así que esperaba que Mary no la juzgara por su ignorancia. Estaba preocupada por lo que podrían pensar las otras chicas, ya que no las conocía tan bien, pero estaban tan ocupadas celebrando que dudaba que hubieran escuchado su pregunta, aunque su voz no había sido tan baja como ella hubiera querido.

      “¡No una fiesta de misterio, una fiesta de Misery! ¿La banda, Misery? ¿De la que estábamos hablando antes, las canciones que estábamos bailando dentro? ¿La banda de rock más grande del planeta ahora mismo? ¿Nada de esto te suena?”

      Para nada, pero ella no iba a permitir que Mary supiera eso.

      Serena pensó que Mary comprendería que ella no supiera lo que era una fiesta de misterio, pero dudaba que Mary comprendiera que ella no conocía a Misery o por qué estaban yendo a su fiesta. “¡Oh, wow! ¡Increíble!” exclamó ella, esperando que esa fuera la respuesta apropiada. Ella entró en el taxi que Ashley había pedido.

      Ahora, mirando la enorme mansión que estaba ante ellas, Serena no estaba tan segura de querer estar aquí. Sin embargo, Mary y las otras chicas estaban prácticamente corriendo hacia la casa y no había forma de que ella se quedara sola ahí, de tal forma que las siguió dentro.

      6

      Genial. Estaba sola. Exactamente lo que no quería.

      Ashley y la otra chica, cuyo nombre no podía recordar, prácticamente habían corrido hacia la piscina que parecía infinita y saltaron con ropa apenas habían llegado.

      Mary había paseado con ella al principio, pero un chico muy lindo la había invitado a bailar. Al menos tuvo la decencia de dedicarle a Serena una mirada de disculpas antes de seguirlo a la pista de baile.

      Los céspedes gigantes detrás de las enormes paredes y la puerta por la que llegaron estaban divididos por un camino que parecía lo suficientemente ancho para que aterrizara un jet. Tal vez eso hacían las estrellas de rock. Tal vez tomaban jets a todos lados...

      El camino llevaba directo hacia unas puertas dobles impresionantes, las cuales estaban totalmente abiertas mientras las personas salían y entraban con libertad. Una vez dentro, Serena echó su primer vistazo a la opulencia del lugar. La mansión tenía una escalera flotante que ella pensó que no podría llevar a ningún lado. Aunque debía hacerlo, ya que había contado tres pisos desde afuera.

      Directamente detrás de la enorme habitación había un patio del tamaño de la casa de sus padres. Bueno, quizás eso era un poco exagerado, pero no por mucho. Al final había una piscina que contenía al menos 30 personas en este momento.

      Los

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