Ese chico. Kim Jones

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Ese chico - Kim Jones

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eres Penelope? —No estoy segura de si usa un tono divertido o escéptico. Siempre me confundo.

      —Sí. Y tú debes de ser míster Obvio.

      Se echa a reír y agarra una botella de agua que hay junto a la cafetera. Mientras me da la espalda, aprovecho para darle un buen repaso.

      Tiene un buen culo. Buena complexión. Pies grandes. Es simpático. Encantador. Parece el tipo de hombre con el que te lo podrías pasar bien. Sin embargo, hay algo que no termina de cuadrar. Lleva pistola, pero no placa. Un traje y no un uniforme. «¿Será detective?». Pero el traje es de calidad. A medida. No de esos baratos que llevan la mayoría de los detectives. Y no tiene barriga. Ni arrugas de preocupación o cansancio en el rostro.

      —Puedo sacármela y dejar que le eches un vistazo. —Aparto los ojos de su entrepierna y miro su cara sonriente. Estaba mirándole el culo. Y se ha dado la vuelta. No ha sido culpa mía.

      —Lo siento, no me he traído las gafas de cerca.

      Me regala otra de sus carcajadas sexys y guturales. Si no estuviera tan centrada en la visión de ese chico, usaría a este monumento como inspiración.

      —Touché, señorita Hart. ¿Lista para irte?

      —¿Quién eres?

      Sonríe y me ofrece la mano. Se la estrecho. Evidentemente, es cálida, fuerte y todas esas características maravillosas que poseen las manos varoniles.

      —Cam Favre.

      —¿Detective? ¿Agente? ¿Teniente?

      —Solo Cam. Pero puedes llamarme señor, si quieres.

      Hago caso omiso del gesto que hace con las cejas.

      —Entonces, si no eres policía, ¿qué eres?

      —Soy un niño de verdad —dice, con una imitación impresionante de la voz de Pinocho que me hace sonreír—. Venga, vamos. Jake te ha preparado el desayuno.

      «Hostia».

      —¿J… Jake te ha mandado a recogerme?

      —Sí. —Señala la tarjeta que tengo en la mano—. Me ha dicho que has llamado a la oficina. Pero la línea se ha cortado. Debe de ser por la tormenta. Pero hemos averiguado que la llamada procedía de aquí.

      —¿Habéis rastreado la llamada? —«Madre de Dios. ¿Qué tipo de hombre es Jake Swagger para poder rastrear un número y tener a alguien que pueda venir a buscarme en menos de una hora?».

      —Identificador de llamadas, encanto. ¿No te suena?

      «Pero qué idiota soy».

      Seguramente, debería seguir preguntando. Como por ejemplo, ¿quién es este tío en realidad? ¿Qué es de Jake? ¿Su abogado? ¿Su hermano? ¿Su amigo? ¿Su novio? ¿Y por qué demonios Jake querría que yo fuera a su casa? ¿Por qué me ha preparado el desayuno? Debería tener una cocinera que lo hiciera. Una mujer de mediana edad que tiene una aventura con Ross. O con Alfred.

      —Bueno, ¿vienes o vas a quedarte?

      —Voy, voy.

      Me dedica una sonrisilla sexy mientras me observa de pies a cabeza.

      —Incluso bajo toda esta ropa, sé que hay un cuerpazo sensacional que va a conjunto con esa cara bonita y la lengua descarada que tienes. Ahora entiendo por qué Jake se muere por hacértelo.

      «¿Hacérmelo? ¿Hacerme el qué?».

      «¿Qué quiere decir con eso?».

      No puedo darle vueltas porque Cam está caminando y suficiente tengo con tratar de no mirarle el culo.

      No lo consigo.

      Pero solo se lo miro un segundo.

      Hay un SUV con el motor en marcha aparcado junto a la comisaría. No es el típico coche de policías. Es un Range Rover con las llantas oscuras, ventanas tintadas y un parachoques que podría llevarse por delante un tanque.

      Abre la puerta del pasajero y me asalta el olor de colonia y cuero. Qué embriagador. Qué erótico. Qué… Cómo me moja las bragas, tanto que echo un vistazo a los asientos traseros mientras me pregunto que si me desnudo y me estiro ahí sería suficiente para convencer a Cam de que me esposara a la puerta y me hiciera lo que quisiera.

      «Tengo que parar de leer esos libros guarros, jolín».

      Miro por la ventanilla, el paisaje blanco, para evitar mirar a Cam. Pero no hemos salido aún del aparcamiento cuando su voz me hace volverme para mirarlo.

      —Eres… diferente.

      —¿Qué quieres decir?

      Sus ojos se separan de la carretera y se centran en mi sombrero.

      Me lo quito y me arreglo el pelo.

      —Es una larga historia.

      —Me da a mí que debes de tener un montón de buenas historias, dada tu profesión. —Me guiña un ojo, como si supiera algún gran secreto.

      Estoy segura de que Jake le ha dicho que soy escritora. Sin duda, habrá buscado en Google el título de mi libro en cuanto me fui. Seguramente, así ha descubierto cómo me llamo. Quiero decirle a Cam que nada indica que un escritor pueda tener un montón de buenas «historias». Pero no quiero quedar como una imbécil.

      —Sí, supongo que sí. —Me encojo de hombros y vuelvo a observar la ciudad.

      Suena el móvil de Cam y por mucho que quiero escuchar la conversación, no puedo sacarme de la cabeza que hay algo en todo esto que no cuadra. ¿Por qué iba a salvarme Jake? ¿Por qué se muere por hacerme algo? ¿Por qué iba a permitir que volviera a su casa después de las maneras con las que me ha echado? ¿Me ha preparado el desayuno porque se siente culpable por haberme negado la cena?

      —Jake se va a cabrear, Lance —dice Cam, riéndose. Como si la ira de Jake lo divirtiera. Y puesto que la ira de Jake tiene un efecto similar en mí, me pongo a escuchar la conversación. Y como no podía ser de otra manera, se termina en cuanto lo hago.

      —¿Por qué se va a cabrear Jake?

      —La Administración Federal de Aviación no deja que despegue ningún avión en Chicago.

      Bien. Quizá podré cambiar el horario de mi vuelo sin tener que pagar más. Lo que significa que no tendré que atracar una tienda de vinos y licores antes de irme.

      —Ah, ¿Jake tenía que ir a algún sitio? —Finjo que no me importa.

      Cam me dirige una mirada incrédula y pone los ojos en blanco.

      —Qué va. Ha alquilado unos burros para que los uséis. —«¿Perdona?»—. Esperábamos que se cancelaran solo los vuelos comerciales, pero acaban de anunciar que ningún avión puede despegar. Lo que significa que el todopoderoso Jake Swagger no ha obtenido autorización para hacer volar a su pajarito.

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