El juego de los grandes. Pete Newell

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El juego de los grandes - Pete Newell Deportes

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      Mucho ha cambiado el deporte del baloncesto desde la época de Mikan, Kurland y Russell. El término center se ha abandonado para connotar al jugador alto o grande que actúa como principal anotador, defensa y reboteador del equipo. Sin embargo, los días en los que se bloqueaba por abajo y se cubría a un adversario por detrás ya pasaron hace tiempo.

      No obstante, los cambios en el papel del center no han mermado el valor de los jugadores que realizan dichas funciones. Un análisis de 2007 sobre los sueldos de los jugadores de la NBA reveló que los que ocupan la posición de lo que más se asemeja a un center son los que más cobran de la liga. Kevin Garnett, Ben Wallace, Shaquille O’Neal, Yao Ming, Chris Webber, Carlos Boozer, Jermaine O’Neal, Zach Randolph y Tim Duncan se encuentran entre los jugadores mejor pagados.

      Esta lista también incluye a Dirk Nowitzki, Elton Brand, Pau Gasol y Shawn Marion. Son jugadores que pueden rebotar y cubrir a hombres altos en el poste bajo, pero también pueden salirse del perímetro para marcar un triple o meter un gancho. Todos hemos visto el gran repertorio de movimientos de pívot y paradas defensivas que emplean figuras de menor estatura como Kobe Bryant, Tracy McGrady, Dwyane Wade, Joe Jonson y LeBron James para ayudar a sus equipos.

      Por tanto, la capacidad de actuar como un buen pívot es mucho más esencial en el juego moderno. El juego de pívot ya no es una obligación relegada a un simple center de poste bajo; en lugar de eso, muchos jugadores que se sitúan en la cancha en algunos momentos tienen que servir como pívots. Veamos rápidamente cómo ha llegado a ocurrir esto.

      Shawn Marion es uno de esos jugadores que funcionan tanto en el poste como en el perímetro.

      Cambios en el mecanismo

      En la década de los sesenta y a principios de la de los setenta, la mayoría de los ataques se realizaban desde una formación triangular en la que el pívot recibía un pase interior de espaldas a la canasta y éste pasaba el balón a un compañero de equipo o hacía un movimiento para encestar.

      Esta estructura ofensiva era muy efectiva; los equipos necesitaban un jugador grande capaz de romper defensas y distribuir el balón para poder desarrollar un ataque fluido.

      Cuando el Título IX se convirtió en ley en 1972, una de las consecuencias con las que no se contaba era la reducción de la cantidad del tiempo de práctica disponible para los chicos en edad de instituto; tenían que compartir las instalaciones deportivas con las chicas a partes iguales. El hecho de que las sesiones de práctica fueran más cortas implicaba que había menos tiempo para llegar a controlar el triángulo ofensivo con un solo pívot. Al haberse reducido considerablemente el tiempo de práctica, los entrenadores de baloncesto masculino vieron la necesidad de entrenar el ataque ofensivo en media cancha.

      En aquella época, un entrenador llamado Bobby Knight dejó West Point para ser primer entrenador el equipo masculino de baloncesto de la Universidad de Indiana. En West Point, Knight empleaba un ataque llamado “acción reversa” (reverse action), que era un sistema tradicional en el que el pívot podía moverse de espaldas a la canasta. Sin embargo, en aquella época, las normas de los bloqueos cambiaron y los jugadores ya no tenían que dejar un metro de distancia para que el defensor rodeara el bloqueo. Knight se aprovechó de este cambio en las normas e inventó el “juego libre” (motion offense), un sistema en el que todos los jugadores –incluido el center– bloqueaban en el perímetro para dejar a los aleros hacer tiros en suspensión abiertos y puertas atrás sorpresa.

      Jugadores en movimiento

      El juego libre tuvo mucho éxito en el país. Los entrenadores de instituto enseguida se dejaron caer por los cursos intensivos de entrenamiento de Knight para aprender más sobre este ataque revolucionario con el que a Knight le iba tan bien en Indiana. Los entrenadores sabían que se estaban topando con algo muy difícil de cubrir y, lo que es más importante, más fácil de enseñar para un entrenador. Era un ataque que funcionaba bien y podía implementarse en tan sólo unas semanas. Los entrenadores que pusieron en práctica el ataque en movimiento experimentaron un éxito instantáneo; los equipos no estaban preparados para defenderse de todos esos bloqueos, cortes y movimientos del balón que se daban en una sola posesión con el juego libre.

      Lo que estos entrenadores no sabían era que estaban cambiando el deporte del baloncesto –en esencia, estaban eliminando el papel del poste que se colocaba estrictamente de espaldas a la canasta contra el que antes funcionaba el ataque ofensivo. En el juego libre, las oportunidades de marcar se creaban principalmente con bloqueos efectivos, el uso adecuado de estos bloqueos y movimientos de balón rápidos y seguros. Como resultado, los jugadores llegaron a ser más versátiles e intercambiables (ver figura 1.1, de la a a la d). Menos equipos consideraban los movimientos de uno contra uno de un pívot concreto como una opción prioritaria. Todos los jugadores, sin importar la posición, podían bloquear en el perímetro, cortar y pasar. Las etiquetas tradicionales de center, ala-pívot, alero bajo, escolta y base se aplicaban sin excesivo rigor.

      El juego libre hacía que los jugadores más altos y grandes se alejaran de la canasta más veces durante un partido, tanto para ejecutar un ataque como para cubrir a los oponentes altos, quienes también se colocaban en el área con menos frecuencia. Esto quiere decir que los jugadores necesitaban desarrollar más movilidad, mejores habilidades para pasar y recibir, y lanzar desde fuera con más precisión. Los chicos altos que no podían operar desde dentro se sustituían por jugadores más bajos, más rápidos, con más movilidad y más versátiles. Estos jugadores podían bloquear, cortar, correr, saltar o meter un gancho. También podían correr por la cancha y moverse con la suficiente rapidez como para defender a un jugador de similar versatilidad en el otro extremo.

      El juego libre comenzó a evolucionar rápidamente. Muchos entrenadores alteraron este sistema de ataque con cinco jugadores –en el que todos (incluido el center) estaban involucrados en el perímetro–para ajustarlo a su personal. Algunos dejaban a dos jugadores altos cerca de la canasta mientras que los otros tres bloqueaban para conseguir libertad en el perímetro. Este tipo de juego libre se llamó “dos dentro y tres fuera”. Este ajuste puede parecer un paso atrás en el baloncesto tradicional y el uso del center cerca de la canasta. Por el contrario, los centers seguían bloqueando en el perímetro (ver figura 1.2); simplemente, no se quedaban ahí tanto tiempo. El centro quedaba abierto para los cortes hacia canasta. Si otros compañeros del equipo cortaban la zona cuando un jugador recibía el balón dentro, el espacio se convertía en un problema y solían disminuir las oportunidades de hacer movimientos de uno contra uno, excepto en los tiros en salto con giro.

      Figura 1.1. En esta secuencia de ataque en movimiento, el centro se abre hacia la izquierda y se crean oportunidades de anotar a través del bloqueo, el corte y el pase.

      La aparición del ataque flex ayudó a completar la evolución del baloncesto, que pasó de ser un deporte en el que el poste era el protagonista a uno en el que los papeles de los jugadores estaban menos definidos. Más que un ataque con un patrón, el ataque flex es un sistema ofensivo de media cancha en el que se realiza un bloqueo indirecto en el lado débil para facilitar un corte hacia canasta y anotar, estando siempre balón y jugadores en movimiento (ver figura 1.3, de la a a la c).

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