501 ejercicios de contraataque en fútbol. Santiago Vázquez Folgueira

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501 ejercicios de contraataque en fútbol - Santiago Vázquez Folgueira Deportes

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      – El balón esté en juego y en poder del adversario (siempre).

      – Se puede planificar frente a cualquier sistema de juego.

      – Se realiza en el menor tiempo posible.

      – Se recupera el balón del adversario (sea el poseedor que sea).

      – Se puede llevar a cabo en cualquier parte del campo.

      – Puede intervenir desde un jugador hasta todo el equipo para llevar a cabo la acción de contra.

      – Se entrena y se valora su progresión, y por lo tanto, permite variar los estímulos según las respuestas que se planteen durante el juego. Tras el análisis de esta eficacia, hay que tener presente que la creatividad individual facilita el rendimiento del juego colectivo.

      – Se anotan y se registran los conceptos tácticos que predominan en el transcurso de los ensayos y en la competición.

      – Se adaptan las respuestas individuales o colectivas al sistema de juego elegido.

      – Se sistematizan las estructuras del contraataque a las necesidades del resultado o tipo de competición, liga o copa, campeonato de clubes o selecciones, eliminatorias, etc.

      Así pues, tanto para técnicos como para asesores deportivos o jugadores, el contraataque requiere atención y exigencia para llevarse a cabo, y no debe quedar a expensas de la respuesta de un único jugador o de unos pocos. Sin embargo, un entrenador igualmente puede decidir una alineación y hacer que el equipo juegue al contraataque sin más, esperando que el adversario yerre y nuestro jugador más cercano al balón se beneficie de ello, recupere el esférico, progrese y finalice en la portería adversaria. El gol es el objetivo final del juego colectivo entre ambos contendientes.

      El contraataque es una acción ofensiva, realizada con la mayor brevedad posible según el espacio disponible, ante un equipo que pierde el control del balón y no le da tiempo a organizar su estructura defensiva. El equipo poseedor del balón inicia ahora un ataque y se enfrenta a un adversario que se repliega en una acción defensiva inmediata.

      Existen varias opiniones sobre las distintas definiciones de contraataque en el deporte y en especial en el campo futbolístico.

      Recordemos la definición enmendada por la Escuela Nacional de Entrenadores de Fútbol y recogida por otros autores que siguen su criterio. En su última versión (1999), se señala que “contraatacar es restar o robar el balón al adversario e intentar llegar rápidamente a su portería, sorprendiéndole de forma que no pueda replegarse ni organizarse defensivamente y explotando los espacios libres que dejó al adelantarse. Requiere la acción de pocos elementos".

      Otros autores, como A. Alonso (1998), en Entrenamiento de los contraataques, y M. Conde (1999), en Organización y desarrollo del contraataque, exponen que “el contraataque es una acción táctica ofensiva que consiste en recuperar la posesión del balón en cualquier zona e intentar llegar a la portería contraria lo más rápidamente posible, tratando de sorprender al rival sin concederle la oportunidad de efectuar ningún tipo de organización defensiva y explotando los posibles espacios libres que el contrario pueda haber creado durante su acción ofensiva”.

      Entonces, ¿se puede realizar un contraataque sin haber existido un pase? ¡Por supuesto que sí! Recuerde que si se recupera el balón (quien sea, un jugador de campo o el guardameta), y desde esa posición se observa que el portero está mal orientado o alejado de su portería, puede golpearse el balón directamente, producto de un pase irregular del adversario o por medio de un gesto-tipo (similar al despeje) o de un golpeo de volea (el propio portero podría lograrlo y hacer gol desde su área) y superar a los adversarios aunque estén ubicados ordenadamente en su sistema defensivo. Evidentemente, sin duda alguna, se trata de un contraataque, estén o no los jugadores en su propio campo o en el campo adversario. El objetivo es superar al rival y conseguir un gol en el menor tiempo posible, sin darle tiempo a orientarse con respecto a su propia portería, se repliegue o no, aprovechando los espacios que deja libres, superarlo y obtener un gol con toda legalidad. El golpeo directo y a distancia es una de las acciones meritorias en todo contraataque directo. El jugador que tenga la capacidad de llevarlo a la práctica, debe intentarlo.

      Se distinguen dos tipos de contraataque:

      • Contraataque directo. Lanzamiento primario sobre el jugador más avanzado, tratando de sobrepasar al último defensor para concluir sin ayuda de ningún compañero.

      • Contraataque apoyado. Contraataque en que intervienen dos o más compañeros, con intervenciones directas antes de su conclusión. El contraataque se considera un éxito cuando, desde una zona control de terreno de juego, el pase traza una trayectoria recta (perpendicular a la meta adversaria).

      Todos estos conceptos no nos dicen nada de la acción de un jugador defensor que, mientras está en el área adversaria, recupera un balón y finaliza de inmediato (producto de un pase irregular del rival o de realizar una entrada con interceptación), y lo hace en el menor tiempo posible para obtener una ventaja ofensiva sobre el rival. Si es gol, mejor; pero si no lo es, hay que observar que el contraataque también se obtiene de forma individual. No obstante, la contra del ataque radica en que el equipo defiende de forma colectiva y recupera el balón al adversario en el lugar que se establece de antemano para iniciar desde allí la acción más inmediata. Debe hacerse en el menor tiempo posible para coger al adversario desorganizado o desordenado. Estamos, pues, incidiendo en el concepto puro de una contraofensiva del rival. Por lo tanto, el contraataque se ha de saber jugar también sin balón, y aun a sabiendas de que el balón lo tiene el adversario, la iniciativa en el juego se impone por el contraataque entrenado y desarrollado a conciencia. Basta con dejar el balón en poder del adversario para recuperarlo cuando más nos interese. Si un equipo logra dominar estos conceptos y analiza sus capacidades en el entrenamiento y la competición en cualquier sistema de juego (y ante cualquier sistema de juego), se debe permitir que los jugadores decidan si han de realizar el contraataque o el ataque organizado. El tiempo de participación, la frecuencia y la eficacia nos darán la pauta para que la intensidad sea la más apropiada en cada equipo. Y por supuesto ha de quedar plasmado con el entrenamiento. Seguro que con el tiempo se podrá comprobar cómo este paciente trabajo ha influido en el planteamiento y la realización del juego del contraataque en cualquier equipo.

      Un contraataque se debe ejecutar de tal forma que sea lo más rápido posible (aquí el factor tiempo es de apreciación individual para cada uno de los que intervengan) y esté acorde con el espacio que tiene para desarrollar la acción en el terreno de juego. Para que sea eficaz, por lo tanto, se debe sopesar el tiempo durante el que se realiza en ese margen de espacio que separa a los adversarios directos.

      Aunque el equipo poseedor del balón es siempre el equipo atacante, el equipo que no lo tiene debe recuperarlo, justo en el momento que le interese. Si es así, el equipo sabe cuándo ha de jugar al contraataque. Y cuando el equipo recupera el balón, y por tanto adquiere el dominio del mismo, ha de procurar finalizar la acción en el menor tiempo posible. Igualmente debe procurar que los componentes del equipo se integren en el juego colectivo. Por ello, los jugadores atacantes deben ser veloces para que se cumpla el requisito de que la acción del contraatacante se finalice en el menor tiempo posible. Si estos jugadores son los más adelantados y logran el gol o crean una situación de peligro en el campo adversario o una acción manifiesta de gol, se habrá conseguido el objetivo del contraataque, y si logramos que la defensa no esté organizada, mejor. Contrariamente, una acción lenta del equipo de contraataque pierde la posibilidad de ocasión

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