Egipto, la Puerta de Orión. Sixto Paz Wells

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Egipto, la Puerta de Orión - Sixto Paz Wells страница 5

Egipto, la Puerta de Orión - Sixto Paz Wells Novelas

Скачать книгу

su teléfono móvil e hizo una llamada.

      –¡Hola! ¿Eminencia? Antonioni ya está en la oficina del Superior general. ¡Sí, los micrófonos los coloqué temprano debajo del escritorio como usted pidió y apagué el control de escuchas! Pueden empezar a grabar.

      Mientras, dentro de la oficina del Superior general:

      –Lo siento mucho, Dante, pero Albertini tiene un ego kilométrico y obtiene un placer malsano de hacer esperar a la gente para hacerse al importante.

      –¡No se preocupe, padre Superior general! Ya le conozco y es como un niño grande.

      –¡Sí, pero un niño malcriado!

      –Bueno vamos al punto. Serviste muy bien a la orden en tu viaje a Perú, llegando a conectar en las selvas del Manu con la Orden Blanca u Orden de Melchisedek, que era la misma a la que perteneció nuestro Señor Jesús. El que ellos te hayan abierto las puertas y te hayan permitido llegar a los «Retiros Interiores» muestra tu calidad humana y la condición que ellos han reconocido en ti. No me equivoqué contigo. Además, hiciste muchas cosas que superaron las expectativas y te adaptaste a los requerimientos de una gran aventura sin amedrentarte ni echarte para atrás.

      »Ahora necesitamos que nos ayudes a renovar la orden desde dentro, pues nos estamos acercando a la batalla final contra la oscuridad y en medio de ello la Iglesia podría hasta desaparecer.

      »Hay quienes equivocadamente piensan que el don de la profecía cesó en la Iglesia con los apóstoles. Pero no: hay sacerdotes muy comprometidos socialmente en lugares miserables, misioneros en el fin del mundo, y hasta monjes y monjas en enclaves remotos, que en base a su elevado misticismo reciben revelaciones proféticas, y muchos de ellos han coincidido en este punto.

      –¡Dios no lo quiera! ¿Cómo podría ayudar ante semejante situación, padre Superior general? ¡Soy un simple bibliotecario!

      –¡No, ya no lo eres! Si todos nuestros bibliotecarios fueran como tú podríamos iniciar una «Quinta Cruzada».

      –¡Qué curioso! Algo así sugirió Albertini.

      –¡Antonioni, atiéndeme! Necesitamos que dejes tus escrúpulos de lado.

      –Pero, ¿cómo se compaginan nuestra fe y doctrina con esto, padre Superior general?

      –¡Hay que apelar a un bien mayor! Deberás estar atento a cada paso que dé la doctora Esperanza Gracia. Como bien sabes, ella está trabajando con los Illuminati, y a pesar de ser una persona sabia, inteligente y llena de valores, es joven y podrían enredarla tanto que pudiera perderse; y ciertamente ella es una pieza clave para ganar la batalla final contra la oscuridad y conseguir la continuidad y el ascenso de la humanidad.

      –Usted lo ha dicho, padre Superior general; ella está llena de virtudes y valores que reconozco, los mismos que pude apreciar durante el viaje de exploración a la ciudad perdida de los incas del Paititi. ¿Recuerda cuando aceptó venir aquí a Roma y contarnos sus experiencias? ¿Pero por qué considera usted que esta joven profesora es esa pieza clave?

      –¡Una persona no cambia al mundo, pero una vida inspira a muchas otras a cambiarlo! Es una reacción en cadena. Y no se necesita mucha gente para cambiar el futuro planetario. A eso se le llama la masa crítica, y el Apocalipsis en el capítulo 7 nos habla de cuánta gente sería necesaria para garantizar el cambio.

      –144.000, ¿no, Santo padre?

      –¡Sin duda, así es! Ella ha inspirado a muchas personas, y su potencial ha sido reconocido por sus propios patrocinadores, los Illuminati.

      »Hemos pensado, junto con su Santidad el papa, que a ella le debes suministrar y compartir la mayor cantidad de información relevante que puedas extraer de nuestros archivos. Cuanto más sepa ella acerca de todo lo que está en juego y en conflicto, tanto mejor se decantará por la opción correcta.

      »Termina de ganarte su confianza. Que sepa que estamos del lado de la humanidad, y por tanto de su parte; así se abrirá y te dejará saber lo que no sabemos, lo que nos permitirá anticiparnos a los movimientos del acechador.

      –¿Pero no le preocupa a usted, padre Superior general, que esa información que pusiéramos en manos de Esperanza pudiera caer directamente en poder de los Illuminati?

      –Descuida, porque parte de esa información los Illuminati ya la poseen. Pero aportando nuestra parte recibiremos la que nosotros no manejamos. Es un juego peligroso, lo sé bien, pero debemos saber jugarlo.

      »Por ello, urgentemente, llámala, localízala y convócala a Roma. Reúnete con ella en la basílica de San Ignacio de Loyola, y allí termina de unirla a nuestra causa. A partir de ahora oficialmente eres miembro de la «Santa Alianza», la red de inteligencia humana más grande y compleja que ha sabido moverse en la sombra durante siglos, que pasa desapercibida pero que siempre va un paso por delante de todo y de todos.

      »Está constituida por varios cientos de personas, la mayoría religiosos y religiosas, a los que se les denomina «minutantes», cuya labor es moverse por el mundo recopilando información clave para ejercer control, anticiparse a lo que sea necesario o mantener, cuando la ocasión lo amerita, discreción y silencio.

      »La red de informantes coincide en que se está preparando algo muy importante y trascendental a lo largo de la Ruta Sacra y en Egipto mismo, algo que tiene que ver con las pirámides y con portales dimensionales. Si es lo que tememos, los ángeles caídos (aquellos extraterrestres que fueron deportados a nuestro planeta hace miles de años), por medio de su aparato físico ejecutor, que son los Illuminati, podrían estar planeando un plan de fuga y la aniquilación de la humanidad.

      –¡Pero, padre Superior general! Disculpe que insista y sea tan aprensivo, pero ¿no teme que lo que me está diciendo pueda filtrarse y salir de esta habitación?

      –Dante, el Vaticano, y esta oficina especialmente, cuentan con equipos de seguridad de tecnología israelí para protegerse de escuchas del exterior. Así que no te preocupes.

      –Pero, padre Superior general, ¿no podría suceder que el propio Servicio secreto israelí, «El Mosad», fuera el que nos espiara?

      –¡Tranquilo, Antonioni! Durante la Segunda Guerra Mundial, y después también, hubo tal nivel de interacción y ayuda mutua con Israel, y luego con el Mosad, que, por conveniencia de ambos, somos aliados.

      »Cada minutante tiene un nombre secreto, seudónimo o código; el tuyo será «Divina Comedia». Confía en que, si termináramos enviándote al mismo infierno, no lo haríamos sin darte las armas para enfrentarte al mismo demonio.

      »¡Llama cuanto antes a Esperanza! ¡Ofrécele ayuda! No hay tiempo que perder. Se ha iniciado una nueva cuenta regresiva.

      A miles de kilómetros de distancia amanecía en la ciudad de Chicago, Illinois, en los Estados Unidos de Norteamérica, la tercera ciudad con más habitantes del país después de Nueva York y los Ángeles, situada al lado del gigantesco y navegable lago Michigan, el único de los Grandes Lagos que está íntegramente en territorio estadounidense. Tiene 57.750 kilómetros cuadrados, llegando a alcanzar una profundidad de 281 metros.

      El nombre de esta ciudad del norte de los Estados Unidos se desprende de la traducción francesa de la palabra indígena «Shikaakwa» y que significaría «ajo u cebolla

Скачать книгу