Entrenamiento deportivo.. Vladimir Issurin
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Ciclo de supercompensación tras una única carga
El fenómeno de la supercompensación se basa en la interacción entre la carga y la recuperación. El ciclo de supercompensación se inicia con la carga física, la cual sirve como estímulo para otra reacción (figura 1.6). La carga única causa fatiga y reducción aguda de la capacidad de trabajo del deportista, que se corresponde con la primera fase del ciclo. La segunda fase del ciclo se caracteriza por un proceso pronunciado de recuperación; por consiguiente, la capacidad de trabajo del deportista aumenta y alcanza el nivel anterior a la carga al final de esta fase. Después, la capacidad de trabajo continúa aumentando, superando el nivel anterior y alcanzando el clímax, que se corresponde con la fase de supercompensación. En la siguiente fase, la capacidad de trabajo vuelve al nivel anterior a la carga.
Este patrón de recuperación de la carga se probó varias veces utilizando el ejemplo del agotamiento y la recuperación de sustancias bioquímicas como el glucógeno o el creatinfosfato. Los entrenadores, haciendo pruebas específicas del deporte, pueden detectar también un aumento del nivel de la condición física en la fase de supercompensación. Siguiendo la teoría de la supercompensación, se elaboraron varios conceptos del entrenamiento que presuponían las secuencias de entrenamientos de acuerdo con las fases de supercompensación después del entrenamiento precedente. Esta suma de cargas en una serie de entrenamiento es una cuestión que merece una consideración especial.
Figura 1.6. Ciclo de supercompensación después de una única carga (basado en Yakovlev, 1977).
Suma de cargas en una serie de entrenamientos
La interpretación inicial de la teoría de la supercompensación postuló un diseño de entrenamiento en el cual cada nuevo entrenamiento se realiza durante la fase del aumento de la capacidad de trabajo después del entrenamiento anterior. Como resultado de la suma de un número de esas ganancias, el nivel de la condición física del deportista aumenta constantemente (figura 1.7-A). Si el entrenamiento posterior corresponde a la cuarta fase del ciclo de supercompensación, cuando la capacidad de trabajo vuelve al nivel anterior a la carga, el beneficio evocado por la carga anterior no se explota y el nivel de la condición física no se eleva (1.7-B). Si cada carga siguiente en el entrenamiento se realiza en la segunda fase, cuando aún no se ha completado la recuperación, el deportista no consigue el nivel de capacidad de trabajo anterior a la carga. Como resultado se acumula la fatiga y el nivel de la condición física desciende (1.7-C).
Figura 1.7. Suma de un número de cargas de entrenamiento seguidas por ciclos de supercompensación. A. Cada entrenamiento se ubica dentro de la fase de supercompensación y ésta proporciona una elevación del nivel de la condición física. B. Cada entrenamiento se localiza después de la fase de supercompensación y el nivel de la condición física no cambia. C. Cada entrenamiento se localiza antes de la fase de supercompensación y el nivel de la condición física desciende.
Cuando se publicaron estas sumas de carga de entrenamiento, las directrices del entrenamiento parecían muy simples: las sesiones de entrenamiento se deberían programar exclusivamente en función de las fases de supercompensación, lo que garantizaría la mejora de la condición física. Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que los entrenadores y los científicos señalaron grandes contradicciones entre el diseño“óptimo”propuesto y la práctica actual del entrenamiento de alto rendimiento. El problema radicaba en la duración del ciclo de supercompensación. Se descubrió que las fases de fatiga y de recuperación después de una gran carga duraban tres días; así pues, siguiendo el ciclo de supercompensación dos, se podía programar un máximo de tres entrenamientos por semana. Esta frecuencia de entrenamiento es aceptable para novatos y deportistas de nivel medio, pero no para el entrenamiento de alto rendimiento, en el que el deportista realiza de 6 a 12 sesiones de entrenamiento semanalmente. Algunos entrenadores trataron de modificar sus programas de entrenamiento de acuerdo con el modelo teóricamente favorable y se decepcionaron rápidamente por los resultados de sus intentos.
Evidentemente, la necesidad de esperar hasta la recuperación completa después de cada entrenamiento limitaba las oportunidades de conseguir los niveles de carga deseados y reducía la confianza de los entrenadores en el modelo teórico. Se publicaron declaraciones en las que se afirmaba que los deportistas de alto rendimiento estaban acostumbrados a cualquier carga y que ningún entrenamiento sencillo, aunque fuera muy intenso, proporcionaría el estímulo suficiente para conseguir la respuesta deseada. Para este propósito, se debería programar una serie de entrenamientos con acumulación de fatiga. En consecuencia, se propuso un esquema modificado de la suma de cargas de entrenamiento (figura 1.8).
Figura 1.8. Suma de un número de cargas de entrenamiento seguidas de la fase de supercompensación después de un microciclo de entrenamiento y una recuperación suficiente (adaptado de Matveyev, 1964).
Este esquema modificado de la suma de cargas de entrenamiento propone la acumulación de fatiga provocada por varios entrenamientos; la recuperación completa se obtiene cuando las cargas sumadas consiguen un cierto nivel de estimulación. Este concepto renovado corresponde en general a la práctica deportiva de alto rendimiento y parece lo suficientemente razonable para entenderlo. La principal consecuencia del diseño del entrenamiento propuesto es que pueda realizarse cierto número de entrenamientos aunque el deportista esté todavía fatigado. Además, incluso se puede programar la participación de deportistas en competiciones sin que estén completamente descansados. Esto es muy importante para el deporte contemporáneo debido al gran aumento del número de competiciones durante las últimas décadas (véase capítulo 4). No se puede programar varias competiciones para los deportistas después de su completa recuperación, por lo que éstos las realizan lo mejor que pueden. Sin embargo, las competiciones principales elegidas, definidas como las competiciones clave, deberían realizarlas los deportistas completamente recuperados aprovechando la fase de supercompensación.
Hagamos un resumen de lo anterior y veamos cómo se puede aplicar en la práctica.
■ El principio de supercompensación es básico para el entrenamiento deportivo, aunque no siempre se puede realizar en cada entrenamiento individual.
■ Un diseño de entrenamiento que suponga una frecuencia baja de entrenamientos, como con los novatos y los deportistas de nivel medio, puede conseguir la fase de supercompensación después de una única sesión de entrenamiento o de una serie corta de entrenamiento (dostres sesiones).
■ Para los deportistas de alto rendimiento, la suma de cargas normales supone una larga serie de sesiones de entrenamiento. En consecuencia, el tiempo total que están los deportistas de alto nivel en la fase de supercompensación es relativamente corto y los períodos en los que no han descansado del todo son relativamente largos.
■ La fase de supercompensación es un estado deseable para conseguir el rendimiento máximo; es necesario un diseño óptimo del entrenamiento para elegir y prepararse para los momentos cuando se alcanza este estado.
■ Algunos rendimientos de competición pueden ejecutarse por “debajo de la carga óptima” cuando los deportistas no alcanzan la