Diccionario del uso correcto del español en el Ecuador. Susana Cordero de Espinosa

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Diccionario del uso correcto del español en el Ecuador - Susana Cordero de Espinosa

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cuales se han acrecentado y enriquecido singularmente en esta edición, con los tres capítulos ya aludidos, cuyos títulos ‘Aproximación a la música nacional’, ‘Diversidad y género’ y ‘Glosario informático’, hablan por sí solos.

      Sin el aporte de Alfredo Espinosa Cordero, muy poco habría podido incluir yo misma sobre temas tan actuales y arduos, que exigen otro tipo de especialización. Los hemos discutido y pensado juntos, de acuerdo con sus sugerencias, e impulsados por el deseo de entregar algo nuevo y valioso, merced a su sabiduría.

      ¡Gracias, hijo!

      Susana Cordero de Espinosa

       PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN

      CARLOS JOAQUÍN CÓRDOVA

      Director de la Academia Ecuatoriana de la Lengua

      De verdad, se llena un vacío. Susana Cordero de Espinosa, doctora en Pedagogía con especialización en Lengua y Literatura y con estudios de Lingüística Aplicada en la Universidad de la Sorbona y en la Universidad Laval de Québec, y destacada catedrática universitaria, con su obra Diccionario del uso correcto del español en el Ecuador ha puesto al alcance del público un instrumento didáctico de superior categoría.

      Hablar es facultad natural de fácil ejecución como también fácil es adquirir, por virtud de la enseñanza, la capacidad de escribir. Mas, hablar bien y escribir correctamente son dos actos que exigen conocimiento, ilustración y acierto. El admirable mecanismo del lenguaje dispuesto con singular maestría sirve para la aplicación de los códigos gramaticales sistemáticos dentro de la habitual y fluida comunicación de la gente. Hay reglas y más reglas dispuestas para que el hablante las ponga en práctica en beneficio de la pureza, exactitud y gracia de la comunicación en el diario quehacer de la vida. Es cosa corriente que el hablante, debido a natural disposición, sea fiel al cumplimiento normativo señalado en los tratados teóricos y su aplicación práctica; pero también viene el habitual desvío de los refinamientos gramaticales como de las normas instituidas, ya porque las ignora o porque no las aplica con fidelidad. Queda así al descubierto el error. Bien sea por falta ortográfica, por desliz sintáctico, por fallo morfológico o por imperfección prosódica, el hablante o en su caso, el que escribe, se halla en potencia o efectivamente proclive a desviarse de la corrección y propiedad.

      Resulta natural el riesgo de caer en la duda o de cometer una falta ya sea al hablar como en la redacción de una pieza cualquiera. Susana Cordero viene entonces en ayuda, muy a tiempo. Con su excelente libro quedan resueltas cuantas dudas puedan asaltar tanto al hablante como a quien escribe. La corrección del lenguaje se encuentra presente de manera continua en su obra, cual escudo de seguridad contra la comisión de errores. Y estos son de numerosas clases porque el complejo mecanismo gramatical propio de la lengua parece que pone a prueba al hablante en su acto de comunicación verbal o escrito. Ante estos reales peligros que atentan contra la corrección, el libro de la doctora Cordero es verdadera tabla de salvación. En sus ricas y bien nutridas páginas, plenas de saber lingüístico, de sabia orientación y claridad expositiva, este valioso diccionario resuelve además, con sencillez y precisión, cuanta dificultad surja, ya sea por el significado mismo de tal o cual palabra, como la solución de los varios problemas gramaticales referidos a sus diversas e importantes partes: léxico, sintaxis, morfología, ortografía, prosodia y aun la misma elocución.

      Quichuismos, anglicismos y modismos se encuentran con profusión en esta rica obra de lingüística ecuatoriana. La perspicaz y cuidadosa autora registra voces provenientes del quichua radicadas secularmente en nuestro castellano que forman parte consustancial del habla ecuatoriana. Como ejemplo tenemos el caso del verbo hablar. En el giro ecuatoriano “el Inspector les habló malamente a los muchachos”, esto es, que el Inspector reprendió a los estudiantes, es frase en la cual el verbo hablar tiene origen en el quichua. En efecto, rimana tiene dos acepciones, la primera, al igual que en español es ‘la acción de expresar por medio de palabras para comunicarse’ y en la segunda significación, la de ‘reprender, regañar’. Quichuismos de uso corriente en el habla familiar son las interjecciones achachay, añañay, atatay, ayáu y otras más de uso habitual. Chaquiñán, guambra, ñaño, runa son cuatro ejemplos de voces quichuas corrientes en nuestra habla.

      En cuanto a los anglicismos, la doctora Cordero bien hace en incluir en la páginas de su utilísima obra unos cuantos. En la publicidad, la televisión, los deportes, el turismo, acaso también a trechos, en el habla juvenil, el anglicismo invasor se encuentra presente ya escrito, como también en la expresión oral. Y aquí, nuestra autora señala el barbarismo, con la enseñanza de la correspondiente corrección.

      El Diccionario, tal como dice su título, tiene la virtud de referirse al habla ecuatoriana. Resaltan en él las peculiaridades regionales del medio, esto es, la descripción del fenómeno lingüístico que bien reconoce la ciencia del lenguaje como un hecho normal en cualquier idioma. Tal es, como ejemplo característico en el habla estándar, el uso del gerundio en construcciones “a la ecuatoriana”. La docta autora señala con riqueza de ejemplos la ocurrencia de giros regionales y si es necesario, para bien de la corrección, una línea orientadora con la enmienda apropiada.

      Frente a lo que puede pensarse respecto del rigor gramatical, bien hace la autora del Diccionario del uso correcto del español en el Ecuador en su afán por corregir lo imperfecto, lo vicioso, tanto de la expresión oral como de la escritura; tal rigor o freno, repito, no lleva por motivo alguno hacia la inmovilidad del idioma nacida de mala directriz purificadora. Queda en sus enseñanzas, sana y fuerte la vitalidad del idioma con los recursos ágiles que el hablante culto imprime a la lengua. No hay duda, la bibliografía lingüística del Ecuador se ha enriquecido de verdad con el Diccionario de la Académica de Número Doña Susana Cordero de Espinosa. Es obra didáctica de positivo valor.

      13 de septiembre de 2004

      La pluma, lengua del alma

      Miguel de Cervantes Saavedra

      Ninguna larga explanación del sentido de este diccionario o de su voluntad de ser útil; ninguna reflexión desde fuera de él, intentada por mí que lo he “vivido” desde dentro, dará de este trabajo una explicación satisfactoria ni justificará su existencia, como la lectura de uno de sus artículos más cortos y las certezas que de ella obtenga, o no, el lector inquieto. Por tanto, en cierta manera, huelga esta presentación.

      Sin embargo, en atención al uso, he de decir algo sobre él.

      Diccionario del uso correcto... Bien sabemos, pensará algún lector alerta, que lo propiamente correcto o incorrecto en la lengua lo es, raramente, de manera absoluta. El único valor absoluto del idioma es su comunicabilidad. La jerga, el argot, el silencio serán a menudo más vigorosamente comunicativos y cumplirán mejor sus fines que un largo discurso repleto de saber teórico. Pero la jerga, el empleo de términos o expresiones solo comprensibles en determinados ámbitos y aun una más extensa habla local o regional nos alejan de la enorme riqueza de la universalidad del español, cuando no la contradicen. El habla coloquial, plena de matices afectivos, solo es vehículo de universalidad si no excluye de sí el universo. Aquel para cuya comunicación basta un millar de palabras y estas, mal pronunciadas y peor escritas, no tendrá, por desgracia, un destino realmente humano sobre la Tierra.

      Así creo sintetizar el último sentido de este libro, que no sabré, en buena ley, cumplido, hasta que los lectores me devuelvan con su uso y sus comentarios, la experiencia recogida en él. Espero, pues, del lector ecuatoriano a quien mi quehacer está dedicado, la continuación,

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