Portugueses y españoles. Federico J. González Tejera

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Portugueses y españoles - Federico J. González Tejera Minerva

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Una crisis: prepárese para una buena respuesta, y aun mejor si es a última hora o no queda tiempo

       2. TRABAJANDO ENTRE ESPAÑOLES Y PORTUGUESES. UNA REFLEXIÓN

       2.1. Las compañías ibéricas: una divertida realidad

       3. EL VIRUS DEL SIRSS

       LOS ESTILOS DE COMUNICACIÓN, COMO SIEMPRE, UN FACTOR CLAVE

       1. LA TRAMPA POR LA SEMEJANZA DEL IDIOMA

       2. LOS FALSOS AMIGOS DE LOS IDIOMAS

       3. LA IMPORTANCIA DE LAS FORMAS

       4. LA RESIGNACIÓN Y EL CONTROL VERSUS LA EMOCIÓN (O LA IRRITACIÓN DEL «POIS»)

       5. «MIRAD, MIRAD SE ESTÁN CHILLANDO UNO AL OTRO, DEBEN TENER UN GRAVE PROBLEMA»

       6. LA AUSENCIA DE TACOS EN EL DÍA A DÍA (BUENO, MÁS O MENOS)

       7. «ESTO ES UNA CAG…»

       8. «LO INTENTARÉ, PERO QUIZÁS SEA DIFÍCIL…» «ACHO QUE… PODE SER… MAS TENHO QUE VER»

       9. «DI LO QUE QUIERAS, PERO HAZLO YA» VERSUS «DIME, DIME, QUE YA VEREMOS LO QUE HACEMOS»

       EPÍLOGO

       BIBLIOGRAFÍA

      Hace ya varios años que se publicó este libro en Portugal. Su recepción fue muy positiva y durante todo este tiempo he recibido innumerables testimonios de felicitación y de apoyo. Por eso he intentado desde mi actual residencia en París publicarlo en castellano. Gracias al apoyo de Antonio Roche y su editorial, finalmente lo hemos conseguido.

      Mi trabajo en Portugal me permitió una óptica única para escribir sobre este tema. Mi vida en Lisboa, con gente profesionalmente excepcional y personalmente encantadora, y mi trabajo en una empresa que tenía mucha relación con la subsidiaria española me permitió relacionarme como «portugués» con los españoles y como «español» con los portugueses.

      Tanto por mi trabajo, como a través de los comentarios de muchos amigos y colegas en empresas españolas que trabajaban en Portugal y de otros muchos amigos portugueses que trabajaban en España, aprendí que existen roces. Muchos, lógicamente, provenían del mero hecho de estar trabajando entre distintas culturas. La mayoría, sin embargo, venían de la desconfianza que las diferencias culturales, en general, y el desconocimiento inmenso entre las partes, en particular, provocan.

      Este libro se inició una noche que estaba en un seminario en Toledo. Lo recuerdo como si fuera ayer. Y recuerdo que pensé que si había un ejemplo de una ciudad que en su día fue cuna de la tolerancia intercultural era aquella. Y quién sabe, quizá fueran los espíritus de la ciudad los que me enviaron la inspiración para comenzar estas notas.

      Espero que las reflexiones, aprendizajes y experiencias que vienen a continuación, ahora finalmente en castellano, sirvan para que conozcamos mejor nuestras diferencias y nuestras semejanzas, aumente la sensibilidad en el trato y disminuya la desconfianza que a veces pueda existir.

      Creo que este intento merece la pena. Ya veremos.

      FEDERICO J. GONZÁLEZ

      [email protected]

       París, 28 de febrero de 2010

      Cuando comencé a escribir estas notas, a principios del verano de 2002, no conocía prácticamente ningún libro que hablara de las relaciones actuales entre los españoles y los portugueses de a pie o que hiciese una descripción profunda del porqué de las, a veces, difíciles relaciones.

      Con el tiempo, según iba investigando, descubrí algunos textos que hablaban de las relaciones, de uno o de otro tipo, entre los distintos países. Leí muchos libros sobre la historia de ambos, y me dormí en más de una ocasión leyendo innumerables documentos preparados-para-conferencias-y-discursos-de-políticos-de-uno-y-otro-lado, sobre las buenas intenciones de las partes en el futuro.

      De los que ojeé sobre el tema, ninguno contenía ejemplos del día a día de esas relaciones que ayudaran a comprender la realidad concreta, más allá de descripciones generalistas. Era lógico, ya que prácticamente ninguno de los autores había tenido la experiencia de vivir y trabajar en los dos países. En todos ellos, por tanto, eché en falta ejemplos que el ciudadano de a pie pudiera referir a su vida normal, de forma que pudiera entender los matices de las relaciones y aprender de los errores del día a día.

      Con el tiempo, me fui dando cuenta de que esto era lo que podía hacer de este libro un producto intelectualmente diferente para los lectores. Sería capaz de aportar un valor añadido a la discusión sobre las relaciones entre los dos, en general y en los negocios, en particular. Porque el día a día te aporta ejemplos que evidencian e ilustran la reflexión y que ayudan a percibir y entender las diferencias de forma más sencilla.

      Yo llegué a Portugal en el verano del año 2000, sin tener la más mínima idea de cómo eran la sociedad o el pueblo portugués. Ni siquiera, en buena tradición de español, tenía noción del estado de las relaciones entre los dos países. Además, venía de haber pasado tres años en Bruselas y tres en Estocolmo, con lo cual estaba tan alejado en ese momento de España como de Portugal. Desde entonces, he vivido en primera persona los malentendidos y las sorpresas con las que cualquiera que trabaje entre portugueses y españoles se enfrenta.

      El aprendizaje que se obtiene cuando experimentas por ti mismo, en el propio país, las consecuencias de las diferencias culturales, en el trabajo o en la calle, en la farmacia o en una fiesta, es distinto al que se obtendría en un terreno más neutral o en un entorno en cierta forma más teórico o académico.

      Durante el tiempo que he vivido en Portugal, y en el que he aprendido lo que luego relataré y se produjeron muchos de los ejemplos que compartiré, he desempeñado, desde el punto de vista profesional, el puesto de Director General en una compañía de productos de gran consumo. Como tal, he sido responsable no solo de la motivación y de la coordinación de las personas que han trabajado conmigo en Portugal, sino que he tenido la responsabilidad de establecer las relaciones con nuestra empresa en España. Muchas de las personas de la compañía tenían

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