Como Lo Ve Bill. Anonimo
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DOCE Y DOCE, pág. 90
20
Luz de una Oración
“Dios, concédenos la serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, el valor para cambiar las cosas que podemos, y la sabiduría para reconocer la diferencia”.
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Valoramos tanto nuestra Oración de la Serenidad por qué nos aporta una nueva luz que puede disipar nuestra antigua y casi mortal costumbre de engañarnos a nosotros mismos. En el resplandor de esta oración vemos que la derrota, si se acepta de la forma apropiada, no tiene por qué ser un desastre. Ahora sabemos que no tenemos que huir, ni debemos de nuevo tratar de superar la adversidad por medio de otra ofensiva precipitada que sólo nos creará obstáculos más rápidamente de lo que podamos derribarlos.
GRAPEVINE, Marzo de 1962
21
Ciudadanos de Nuevo
“Cada uno de nosotros —es decir, el miembro que saca el mayor provecho del programa— dedica mucho tiempo en los primeros años al trabajo de Paso Doce. Así fue en mi propio caso y, tal vez, con menos trabajo no me habría mantenido sobrio.
“No obstante, tarde o temprano, la mayoría de nosotros nos vemos cargados con otras obligaciones —ante la familia, los amigos, el país. Como recuerdas, el Paso Doce también hace referencia a ‘practicar estos principios en todos nuestros asuntos’. Por lo tanto, creo que la cuestión de aceptar o no un cierto trabajo de Paso Doce debe decidirse según lo dictado por tu propia conciencia. Nadie más te puede decir con toda seguridad lo que debes hacer en un momento dado.
“Yo sólo sé que, en algún momento, se espera de ti que hagas algo más que llevar el mensaje a otros alcohólicos. En A.A. nuestro objetivo no es únicamente la sobriedad —tratamos de hacernos nuevamente ciudadanos del mundo que una vez rechazamos, y que un día nos rechazó. Esta es la demostración final hacia la cual el trabajo de Paso Doce es el primer paso, pero no el último”.
CARTA, 1959
22
El Temor como Escalón
El principal activador de nuestros defectos ha sido el miedo egocéntrico — sobre todo el miedo de que perderíamos algo que ya poseíamos o que no conseguiríamos algo que exigíamos. Por vivir a base de exigencias insatisfechas, nos encontrábamos en un estado de constante perturbación y frustración. Por lo tanto, no nos sería posible alcanzar la paz hasta que no encontráramos la manera de reducir estas exigencias.
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A pesar de su acostumbrada destructividad, el miedo puede ser el punto de partida hacia mejores cosas. El miedo puede ser un escalón hacia la prudencia y el digno respeto para con los demás. Puede enseñarnos tanto la senda hacia la justicia como hacia el odio. Y cuanto más justicia y respeto tengamos, más pronto llegaremos a encontrar el amor que tolera el sufrimiento y, no obstante, se da generosamente. Así que el temor no tiene que ser siempre destructivo, porque las lecciones de sus consecuencias nos pueden conducir a valores positivos.
1. DOCE Y DOCE, pág. 76
2. GRAPEVINE, Enero de 1962
23
Lo Adoramos Todo
También descubrimos que habíamos sido adoradores. ¡La emoción que esto nos producía! ¿No habíamos adorado indistintamente a personas, objetos, dinero y a nosotros mismos?
Y, por otra parte y con mejor razón, ¿no habíamos contemplado con adoración la puesta del sol, el mar o una flor? ¿Quién de entre nosotros no había amado a alguna persona o alguna cosa? ¿No eran estas cosas los hilos que formaban el tejido de nuestras vidas? ¿No determinaban estos sentimientos, después de todo, el curso de nuestra existencia?
Era imposible decir que no teníamos capacidad para la fe, para el amor y la adoración. En una u otra forma habíamos estado viviendo por la fe, y casi por nada más.
ALCOHOLICOS ANONIMOS, pág. 54
24
Iguales a la Hora de la Verdad
Al principio, pasaron cuatro años antes de que A.A. llevara la sobriedad permanente tan sólo a una mujer alcohólica. Como los del alto fondo, las mujeres también decían que eran diferentes. A.A. no les podría ayudar. No obstante, al irse perfeccionando la comunicación, debido principalmente a los esfuerzos de las mismas mujeres, la situación fue cambiando.
Así se ha seguido desarrollando este proceso de identificación y transmisión. El borracho de los barrios perdidos decía que era diferente. Se oía decir lo mismo aun más estridentemente al mundano (el beodo de la alta sociedad). Lo mismo decían los artistas, los profesionales, los ricos, los pobres, la gente religiosa, los agnósticos, los indios, los esquimales, los soldados veteranos y los presos.
Pero hoy en día, todos ellos hablan de lo mucho que nos parecemos todos los alcohólicos cuando reconocemos que hemos llegado a la hora de la verdad.
GRAPEVINE, Octubre 1959
25
No Podemos Permanecer Inmóviles
En los primeros días de A.A., no me preocupaba mucho por esos aspectos de mi vida en los que me encontraba estancado. Siempre tenía la excusa: “Tengo otras cosas mucho más importantes a las que dedicarme”. Con esto tenía mi receta casi ideal para la comodidad y la autosatisfacción.
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Cuántos de nosotros se atreverían a decir, “Estoy sobrio y soy feliz. ¿Qué más puedo querer o hacer? Estoy bien tal y como estoy”. Sabemos que esta clase de autosuficiencia significa un inevitable retroceso que culminará algún día en un rudo despertar. La alternativa que tenemos es la de seguir desarrollándonos o decaer. Para nosotros, el “status quo” sólo vale para el día de hoy, nunca para mañana. Tenemos que cambiar; no podemos quedarnos quietos.
1. GRAPEVINE, Junio de 1961
2. GRAPEVINE, Febrero de 1961
26
La Verdadera Libertad del Espíritu
Cuanto más dispuestos estamos a depender de un Poder Superior, más independientes somos en realidad. Por lo tanto, la dependencia, tal y como se practica en A.A., es realmente una manera de lograr la verdadera independencia del espíritu. Al nivel de la vida cotidiana, es asombroso descubrir lo dependientes que somos en esta esfera, y