La sostenibilidad. Leonardo Boff

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La sostenibilidad - Leonardo Boff Reflexiones ecológicas

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y seguido de otro tsunami, que destruyó las centrales nucleares de Fukushima, poniendo en peligro la vida de miles de seres humanos. Pero la prueba irrefutable la constituye el nivel del mar, cuya elevación es un indicador plenamente confiable. Un nivel que se eleva por dos motivos: el deshielo de los casquetes polares y del permafrost (suelos congelados de Siberia y del norte del planeta), que se derriten y vierten más agua a los océanos; y el calentamiento hace que el mar se expanda, suba de nivel y comience a amenazar a los países insulares y a las playas de todas las costas, como ya está verificándose en muchas partes del mundo (J. Lovelock, Gaia: alerta final, 2009, 73).

      Existe una alerta, sin embargo, que debe ser tomada muy en serio y que fue hecha hace ya años por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos con la entrada del metano, liberado por el deshielo generalizado, el clima de la Tierra podría elevarse abruptamente por encima de los 4 grados centígrados. Con tal nivel de calentamiento, ninguna de las formas de vida que conocemos podría resistir, y todas ellas irían debilitándose y desapareciendo progresivamente. Una gran parte de los seres humanos se verían condenados del mismo modo, salvo pequeños grupos que se refugia- rían en oasis o en puertos en los que aún serían posibles la adaptación y la mitigación de los efectos. De este modo se salvarían unos cuantos, pero sin los beneficios de la civilización que con tantas penalidades hemos creado.

      Las anteriores reflexiones nos convencen de la urgencia de pensar en la sostenibilidad de un modo correcto y distanciado de los modismos vigentes. Más aún: debemos comenzar a elaborar un modo sostenible de vida en todos los ámbitos, tanto de la naturaleza como de la cultura. No se trata de salvar nuestra sociedad del bienestar y la abundancia, sino simplemente de salvar nuestra civilización y la vida humana, junto con las demás formas de vida.

      Para ello es importante que demos la primacía a Gaia, la Madre Tierra, y solo después a los seres humanos. Si no garantizamos la sostenibilidad del planeta por encima de todo, todas las demás iniciativas serán vanas y no podrán sustentarse.

      Viene aquí como anillo al dedo la amonestación de Friedrich Nietzsche en el prólogo a su Así habló Zaratustra: “Los exhorto, hermanos míos, a permanecer fieles a la Tierra”. No menos importante es la palabra de la Revelación en el libro de la Sabiduría, que nos consuela del siguiente modo: “Señor, tú amas a todos los seres... porque son tuyos, Señor, amigo de la vida” (Sab 11,24.26).

      SEGUNDA PARTE

      LOS ORÍGENES

      DEL CONCEPTO

      DE SOSTENIBILIDAD

      La inmensa mayoría estima que el concepto de “sostenibilidad” es de un origen muy reciente, concretamente a partir de las reuniones organizadas por la ONU en los años setenta del pasado siglo, cuando surgió con fuerza la conciencia de los límites del crecimiento, que ponen en crisis el modelo vigente en casi todas las sociedades mundiales.

      Pero lo cierto es que el referido concepto tiene tras de sí una historia de más de 400 años que muy pocos conocen. Conviene recapitular brevemente su recorrido. Sin embargo, es importante aclarar previamente el contenido del concepto de “sostenibilidad”, lo cual podemos hacer con una rápida consulta de diccionarios especializados en lengua castellana, el de la Real Academia de la Lengua, por ejemplo. En la raíz de “sostenibilidad” y de “sostener” o “sustentar” se encuentra la palabra latina sustentare, con el mismo sentido que en español.

      Casi todos los diccionarios nos ofrecen dos acepciones: una pasiva, y otra activa. La acepción pasiva dice que “sostener” significa asegurar por abajo, soportar, servir de sostén, impedir que caiga, impedir la ruina y la caída. En este sentido, “sostenibilidad” es, en términos ecológicos, todo cuanto hacemos para que un ecosistema no decaiga y se arruine. Para impedirlo podemos, por ejemplo, crear medios de sostenibilidad, como plantar árboles en las laderas de los montes que sirvan de freno a la erosión y los deslizamientos. El sentido activo subraya el hecho de conservar, mantener, proteger, nutrir, alimentar, hacer prosperar, subsistir, vivir, mantenerse siempre a la misma altura y conservarse bien. En el dialecto ecológico, esto significa que la sostenibi- lidad representa los procedimientos que se adoptan para permitir que un bioma se mantenga vivo, protegido, alimentado de nutrientes, al punto de que siempre se conserve debidamente y esté a la altura de los riesgos que puedan presentarse. Este tipo de medidas implican que el bioma esté en condiciones no solo de conservarse tal como es, sino que además pueda prosperar, fortalecerse y co-evolucionar.

      Todo esto es lo que se intenta decir cuando se habla hoy de “sostenibili- dad”, ya sea del universo, de la Tierra, de los ecosistemas o de comunidades y sociedades enteras: que sigan vivas y se conserven debidamente. Y esto únicamente lo consiguen si mantienen su equilibrio interno y logran auto-reproducirse. Entonces subsisten a lo largo del tiempo.

      El nicho a partir del cual nació y se elaboró el concepto de “sosteni- bilidad” es la silvicultura, el cuidado de los bosques. En todo el mundo antiguo, y hasta los albores de la edad moderna, la madera era la principal materia prima en la construcción de casas, muebles y aperos agrícolas, así como combustible para cocinar y calentar las viviendas. Fue ampliamente usada para fundir metales y construir los barcos que, en la época de los “descubrimientos/conquistas” del siglo xvi, surcaban todos los océanos. Su uso fue tan intensivo, particularmente en España y Portugal, las potencias marítimas de la época, que los bosques comenzaron a escasear.

      Pero fue en Alemania, en 1560, concretamente en la provincia de Sajonia, donde irrumpió por primera vez la preocupación por el uso racional de los bosques, de forma que pudieran regenerarse y mantenerse permanente- mente. En este contexto surgió la palabra alemana Nachhaltigkeit, que puede perfectamente traducirse como “sostenibilidad”.

      Sin embargo, no fue hasta 1713, y de nuevo en Sajonia, cuando la palabra “sostenibilidad” se transformó, gracias al capitán Hans Carl von Carlowitz, en un concepto estratégico. Se habían creado hornos de minería que reque- rían un abundante uso de carbón vegetal, el cual se extraía de la madera. Consiguientemente, se abatían los bosques para atender a esta nueva fuente de progreso. Fue entonces cuando Carlowitz escribió un verdadero tratado en la lengua científica de la época, el latín, sobre la sostenibilidad (nachhal- tig wirtschaften: organizar de forma sostenible) de los bosques, con el título Sylvicultura Oeconomica. Insistía en proponer el uso sostenible de la madera. Su lema era: “debemos tratar la madera con cuidado” (man muss mit dem Holz pfleglich umgehen), pues de lo contrario se acabaría el negocio y cesaría el lucro. Pero más directamente decía: “córtese únicamente la cantidad de leña que el bosque pueda soportar y que permita la continuidad de su crecimiento”. A partir de esta conciencia, los poderes locales comenzaron a incentivar la replantación de los árboles en las regiones deforestadas. Tales consideraciones siguen conservando su validez en nuestros días, pues el discurso ecológico actual emplea prácticamente los mismos términos de entonces.

      Algunos años después, en 1795, Carl Georg Ludwig Hartig escribió otro libro, Instrucciones para la evaluación y descripción de los bosques (Anweisung zur Taxation und Beschreibung der Forste), donde afirmaba: “es una sabia medida evaluar del modo más exacto posible la deforestación y emplear los bosques de tal manera que las generaciones futuras gocen de las mismas ventajas que la actual” (cf. en Internet Danzer Group ou U.Grober, “Modewort mit tiefen Wurzeln; kleine Begriffsgeschichte von “sustainbility” und “Nachhaltigkeit’”, en Jahrbuch Ökologie 2003, Beck, München 2002, pp. 167-175).

      La preocupación por la sostenibilidad (Nachhaltigkeit) de los bosques fue tan

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