Mijo, levántese que llegó Belisario. Ramón Elejalde

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Mijo, levántese que llegó Belisario - Ramón Elejalde

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Dueto de Antaño? Eso se quisieran”.

      Por allá en los lejanos años de 1965 o 1966, se me pierde en el tiempo la fecha precisa, visitaron a mi pueblo Frontino un grupo de artistas encabezados por el Dueto de Antaño y la soprano lírica Alba del Castillo (Lucía Libia Agudelo Revolledo), y se presentaron en el teatro Imperial, el único que por la época tenía la municipalidad. Como aspecto curioso e inolvidable, del cual no se conserva ni una grabación, está el que Alba del Castillo, Ramón Carrasquilla y Camilo García, el Dueto de Antaño, interpretaron dos o tres composiciones en un memorable trío. Años después, contaba el maestro Camilo García Bustamante que un recuerdo inolvidable era una serenata que había llevado en Frontino, en una vereda, utilizando una carretera destapada y angosta, a la esposa de una persona adinerada, y que el conductor del vehículo era un señor a quien le faltaba una pierna y aceleraba el vehículo con un palo que conectaba su mano con el piso del carro. La serenata la llevó Miguel Ángel Toro, a su esposa Alicia Pérez, y el conductor fue Antonio Elejalde Ángel, todos hoy fallecidos.

      Por mi pasión “duetoantañista”, cuando transcurría el año de 1975, decidí iniciar la labor de coleccionar toda la música del importante dueto colombiano. Lo existente eran los L. P., o “larga duración” que llamamos, amén de los discos en vinilo de 78 y 45 revoluciones. El primer larga duración que tuve en mis manos fue “En las lejanías”, publicado por la empresa disquera Sonolux y que me obsequió la señora Eumelia Sánchez. Mi nueva profesión de coleccionista fue bien difícil y recoger toda la producción de Camilo García y Ramón Carrasquilla me tomó años y no pocas dificultades.

      Los primeros acetatos recogidos fueron los de reciente (para la época) grabación. Con los días, el trabajo se fue volviendo difícil y ya no era suficiente con visitar casas o almacenes especializados, que en ese entonces todavía existían. En 1996 conocí al señor Antonio Montoya Gómez, apasionado “duetoantañista”, quien dominaba con precisión los nombres de todas las composiciones grabadas por el Dueto y sabía en cuál larga duración se encontraban. Don Antonio me ayudó en elaborar el inventario de lo que aún me faltaba en mi colección y a adquirir esas joyas, ya escasas. Él consideraba al municipio de Caldas (Antioquia) como la gran despensa de ese tipo de música y donde más habían admirado al conocido grupo musical.

      Estando a punto de culminar mi empresa musical me acerqué a una hija del maestro Camilo García, y le comenté que me faltaban dos L. P. para coronar un propósito que ya llevaba buenos años. Se comprometió a ayudarme. Días después me contactó y me dijo que, con un coleccionista de la ciudad, Guillermo León Hernández, a quien apodaba “El Káiser”, ella había conseguido uno de los que me faltaba, pero que apenas me lo podía prestar para grabarlo. El mismo día de la noticia fui por el disco, lo puse en el asiento trasero del carro y regresé a la casa con un préstamo que me alegraba. Una vez en mi residencia fui a estrenar la adquisición y cuál no sería la sorpresa: el sol canicular que recibió el L. P. en la parte trasera del carro lo había deformado. Inmediatamente llamé a la hija del maestro Camilo García para contarle del infortunio. No me creyó, me contestó algo destemplada y le hice la promesa de arreglar, a como diera lugar, el daño: o bien reparando el disco o bien consiguiendo otro. Infructuosamente busqué la reparación. En Discos Victoria lo sometieron a una prensa utilizada para esos casos. Nada valió.

      Un día cualquiera de 1997 me llama mi señora madre, Mary Arbeláez Arbeláez, a preguntarme por el problema que tenía yo con una familiar del Dueto de Antaño, pues don Baltazar Botero, en el programa “Pase la tarde” de Caracol nacional, había dicho que yo arbitrariamente me le había quedado con un disco larga duración. Tocó explicarle a mi señora madre lo sucedido, hacer lo mismo con el periodista y repetir la llamada a la familiar del maestro Camilo García. Antonio Montoya me solucionó el problema e hizo el milagro: consiguió el larga-duración en dos ejemplares, uno para mi colección y otro para reponer el averiado.

      En mi actividad política fui un día al corregimiento de Nutibara (Frontino), estuve en la casa de Carlos Carvajal. Como buen anfitrión me ofreció licor, comida y música, y como fue obvio, le pedí que si tenía mi música preferida para que la pusiera. Así lo hizo. Cuál no sería mi sorpresa cuando veo que entre los cuatro o cinco L. P. que sacó del Dueto estaba el único que a mí me faltaba en la colección. Varias veces se lo hice repetir para escucharlo y degustarlo. Tal fue mi gusto por aquellas interpretaciones, que Carlos terminó por obsequiarme el L. P. sin saber mi necesidad de él. Al retirarme con mi gran regalo, uno de los hijos de Carvajal me dijo en voz baja: “Te delataste. Tus actitudes demostraron que no tenías ese disco en tu colección”. Simplemente sonreí. Ese día, y luego de veintidós años de pesquisas, pude completar la colección tan anhelada. Hoy la obsequio gratuitamente, a quien me la solicite, en la seguridad que ya cientos de personas la tienen. Allí tengo incluida unas composiciones que el Dueto jamás grabó y que ellos conservaron en los llamados diskets, y que me obsequió el maestro Camilo García Bustamante. Hoy, la colección física de los discos de larga duración debe reposar en la Casa de la Cultura de Sopetrán, adonde la doné como reconocimiento a Ramón Carrasquilla Peña, primera voz del dueto, y por petición expresa de Gabriel Escobar Gaviria, escritor de fina pluma en columnas que sostuvo en El Espectador con el seudónimo de “Sófocles” y en El Colombiano con el seudónimo de “Abel Méndez”.

      Desempeñándome como alcalde de Frontino, por allá a principios de la década de 1980, la Gobernación de Antioquia programó un curso de actualización para primeros mandatarios locales en Santafé de Antioquia. Allá se hicieron presentes Luis Javier Cardona Castrillón y Jorge Enrique García Morales, alcaldes de Cañasgordas y Dabeiba. Cuando finalizaba la primera jornada de capacitación, bien caída la tarde, Javier me indicó desde su asiento que deberíamos salir a escuchar nuestra música, que evidentemente era la del Dueto de Antaño, fiebre que ambos padecíamos. Jorge García, que nos escuchaba nos dijo: “No me dejen. Yo los acompaño”. Finalizada la ronda académica, salimos los tres del recinto por las calles de “la Ciudad Madre”, en búsqueda de un buen lugar para escuchar música. Hasta ese momento Javier y yo no habíamos destapado nuestras apetencias musicales. En un momento dado, Jorge nos paró intempestivamente y, ceremonioso, nos dijo: “Yo voy con ustedes adonde quieran y a degustar la música que deseen, pero jamás voy a escuchar a esos viejos gargajientos del Dueto de Antaño”. Javier, cariñosamente le respondió a Jorge: “Te puedes devolver. Esa es nuestra música”.

      Mi pasión por esta música me llevó a que, por los años 1996 y siguientes, primero en la Emisora Ondas de la Montaña, luego en Radio Claridad de Todelar y, finalmente, en las emisoras comunitarias de Frontino y Sopetrán, yo sostuviera por cinco años un programa exclusivamente con esa música, donde intercalaba historias de Ramón y Camilo, con sus melodías. Finalmente, la falta de apoyo dio al traste con el empeño. En Todelar compartí cabina con el periodista César Pérez Berrío, otro “duetoantañista”, y Darío Lopera Villa, quien por años fuera el representante musical del Dueto.

      En alguna ocasión, ya con la colección completa y digitalizada, me atreví a decirles a mis oyentes en Ondas de la Montaña, que estaba dispuesto a darles gusto en forma inmediata con la composición que me solicitaran. Fue un éxito total en la audiencia hasta un día que me llamó una señora quien me dijo que quería escuchar el bambuco “Juguete” del Dueto de Antaño. Busqué en todas mis bases de datos que prevenidamente llevaba conmigo y le dije al aire: “Señora, qué pena. El Dueto de Antaño jamás grabó una composición llamada “Juguete”. Usted debe estar confundida con “Viejo juguete”, interpretada por el Caballero Gaucho”. La señora insistió y yo tuve que continuar con el programa.

      Ese mismo día salí de la emisora rumbo a la casa del maestro Arnulfo Baena Sevillano, guitarrista del Dueto, que aún vivía por el barrio Belén La Palma. Cuál no sería mi sorpresa cuando el artista, ya anciano y enfermo, me dijo: “Sí, Ramón. En 1955 grabamos en un disco de 78 revoluciones ese bambuco para una empresa de la ciudad de Medellín, que lo quiso entregar a sus clientes. Fueron quinientos discos y no creo que se consiga en

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