La Real Academia de Bellas Artes de San Carlos en la Valencia ilustrada. Autores Varios

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La Real Academia de Bellas Artes de San Carlos en la Valencia ilustrada - Autores Varios Oberta

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de colector está la del estudioso de gabinete. Recoge sin embargo amplios fragmentos del diario de Née, con descripciones agrícolas, geográficas, geológicas, antropológicas, zoológicas y botánicas. Añade estudios personales del material que trajeron, desde objetos e instrumentos (armas, maderas, vestidos, etc.) hasta un diente de canguro.

      Gracias a préstamos de Gómez Ortega consigue la edición de herbarios de Joseph Banks. Nos puede así narrar la llegada inglesa y española a Australia. Los ingleses encuentran «deliciosos prados» que los españoles ignoran. Si aquéllos comunican a su gobierno las posibilidades de una rica colonia, el diario de Née alaba el futuro de unos felices colonos de baja extracción. Salvajes degradados y fieros se hallan allá, el último escalón humano por encima del orangután. Y aunque son distintos de los monos, están más cerca de ellos que los cafres, hotentotes y habitantes de Tierra de Fuego. Se diferencia de su obra Observaciones, más protector allí de la naturaleza, según Luis Arteaga. Hay en sus escritos distinto lenguaje sobre su tierra y las colonias, pero también se expresa a través de Née.

      En las páginas de la revista encontramos tanto al Cavanilles filósofo cristiano, como al filósofo natural. Nos dice, al concluir el prólogo, que la riqueza y maravilla del reino vegetal «sorprehende y llama la atención de un filósofo, excitando en él ideas sublimes del Criador supremo». Reparte las plantas en lugares adecuados para su vegetación, por lo que son iguales las costas próximas de África y España, y distintas las de Europa y América, así como el Cabo de Buena Esperanza. Su papel de teórico de la botánica es de enorme importancia, como demuestra su escrito «Materiales para la historia de la Botánica», publicado en junio de 1800, un año antes de ser nombrado director del Jardín. Es ésta una ocupación de filósofos, pues como vimos, junto al remedio médico y al alimento agrícola, está el «dulce recreo» que busca la constitución íntima por medio del microscopio, los órganos de reproducción y la belleza y el uso de las partes. Se muestra distanciado al presentar amplia panoplia de orientaciones botánicas, así como al mostrar los métodos botánicos.

      Partidario del método natural que –si bien hay antecedentes– atribuye por entero a la familia Jussieu, se distancia desde su nominalismo, pues no le parece posible reproducir la naturaleza. El sabio valenciano también duda de que si al complicar las clasificaciones se conocen mejor las especies y los géneros, la importancia dada a los cotiledones de las semillas es discutida. También piensa que las clasificaciones naturales son un sistema artificial más, pues sostiene que todos son artificiales. La naturaleza sólo produce individuos, sin imponer separaciones estrictas. En sus palabras se encuentran las principales disputas de la lógica moderna, de ahí la posibilidad de descripción de lo real y el papel de la inducción y la deducción en su conocimiento. Podía haber citado a Buffon, pero se refiere a Lamarck, pues ambos coinciden en la artificiosidad de los sistemas. No entra en la consideración natural, sino que sigue en la nueva lógica de Condillac y en la nueva ciencia newtoniana difundida por Jacquier. Y no menos aparece el nuevo mecanicismo científico, la creencia en unas leyes mecánicas que la naturaleza proporciona, en este caso como resultado de la perfección divina

      Su mayor mérito es el detallado botánico, al estudiar incluso con microscopio los diversos órganos de las plantas, su germinación y fructificación. La naturaleza tiene sus leyes, que el botánico puede descubrir por intuición. También podía a primera vista descubrir familias –como las gramas, aun con diverso número de estambres– y anunciar el método natural, que entrará poco después de la mano de su discípulo Mariano Lagasca, que retomará de De Candolle. Será Cavanilles el primer naturalista científico entre nosotros, formado en las mejores instituciones de la época, volviendo la historia natural a su carácter de ciencia. Será el sabio que se admira ante la naturaleza, como científico y como clérigo.

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      LUCENA,

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