Psicología y economía. Tomás Bonavía Martín
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La decisión de la Real Academia de las Ciencias al conceder el premio del Banco de Suecia en memoria de Alfred Nobel a Daniel Kahneman y Vernon Smith constituye un merecido homenaje a las investigaciones que ponen al descubierto algunas de las limitaciones de la economía clásica. Efectivamente, las investigaciones de Smith y Kahneman forman parte de este maravilloso proceso que encadenada y solapadamente va constituyendo la historia del saber humano universal. Habrá que tenerlas bien presentes tomando conciencia y yendo más allá de la simple anécdota de la concesión del Premio Nobel a un psicólogo. Como se ha podido comprobar no es cosa nueva, sí lo es cuando lo que se viene señalando desde hace ya mucho tiempo, tanto por psicólogos como por economistas, recibe un respaldo público de gran trascendencia. Ahora, para muchos, la colaboración interdisciplinar se convierte en una necesidad científica proclive al análisis de un mismo fenómeno social desde perspectivas diversas y complementarias. Y es que, en definitiva, procesos complejos –y las acciones económicas los son– rehuyen la simpleza y requieren múltiples y originales abordajes.
Este libro se ha escrito pensando en todo ello. Cuenta con siete capítulos cuyo fin, en lo esencial, es describir, analizar y establecer cuanto sea posible las bases teóricas, conceptuales y metodológicas de la materia. A lo largo de estos capítulos se pretende que los estudiantes y otras personas interesadas en el tema tengan suficiente información sobre: las relaciones que de un modo u otro se han producido –y se están produciendo– entre la economía y la psicología (cap. 1); el proceso de surgimiento, desarrollo y consolidación de la psicología económica (cap. 2) junto con su conceptualización y objeto (cap. 3); las alternativas teóricas y metodológicas que mejor la caracterizan (cap. 4); algunos de los modelos, de entre los más relevantes, que se han propuesto para el estudio e investigación de las conductas económicas (cap. 5); las estrechas relaciones que la psicología económica mantiene con otras disciplinas (cap. 6); y, finalmente, las áreas de investigación y desarrollo junto con las tendencias que presuponemos en su evolución futura (cap. 7).
Cada capítulo se estructura de similar manera. Aparece, en primer lugar, «una introducción» cuyo fin es situar al lector respecto de los recorridos, apartados y cuestiones que se estudiarán; se pretende con ello que se disponga de una primera aproximación global que discurre desde un punto de partida que suele coincidir con la tesis fundamental del capítulo y que se propone como nexo de unión de todo el libro. Luego los diferentes apartados y subapartados, finalizando cada capítulo con un texto que se ha seleccionado como complemento del mismo: en alguna ocasión justificativo y en otras, las más de las veces, de carácter ilustrativo. Además se acompaña una breve lista de libros complementarios dirigidos a mejorar la comprensión de los contenidos desarrollados.
Estas lecturas se han seleccionado considerando como criterios más relevantes la autoridad del autor, su disponibilidad en castellano (de ser una traducción, la que nos ha parecido más fiel y ajustada cuando se ha podido seleccionar entre opciones diferentes), su carácter introductorio en ciertos casos o de clarificación conceptual en otros, y cuando ha sido posible de precio no muy elevado.
La principal finalidad de tal estructura es que el estudiante tenga distintas alternativas, más allá del propio capítulo como tal, para integrar globalmente los siete capítulos. Y que, además, pueda, al ir leyendo otros textos (por lo general, breves, muy clarificadores y relevantes), no siempre totalmente coincidentes con lo defendido en el capítulo, alcanzar una perspectiva propia, sustentada en la reflexión personal para mayor enriquecimiento intelectual y académico. Por ello, cada capítulo finaliza con cinco preguntas de reflexión que pretenden resituar al lector, si lo deseara o lo necesitara, en un nivel intelectualmente activo.
No es este un manual en su estricto sentido. Se asemeja mucho más a un ensayo introductorio escrito con formato de manual. Dos son las razones que así lo recomiendan. Por un lado, el poco conocimiento que se tiene de esta disciplina en nuestro contexto académico y profesional. Lo que nos ha llevado a incidir en su conceptualización, metodología y campos de intervención, investigación y desarrollo. Se pretende con ello alejar los estereotipos y los numerosos prejuicios que hemos podido constatar hablando con profesores y estudiantes (algunos identifican esta disciplina con la contabilidad, a otros les parece una invención sin sentido, otros la asocian con el marketing sin aventurarse más o señalando el carácter manipulador de este último).
Somos conscientes además del estupor que en algunos economistas puede producir el título de este texto. Si fuera el caso y hubieran llegado hasta aquí, sólo les rogaría que continuaran leyendo. Si no fuera así nada puedo decir, salvo insistir, que el progreso científico se logra casi siempre mediante el diálogo, el debate y la conjunción interdisciplinar. Obviamente este texto no puede estar exento de críticas, contraargumentaciones y precisiones. Pero para que tal posibilidad se produzca es necesario que se escriba antes.
La segunda razón se encuentra ligada a la evolución de los planes de estudio de las universidades españolas, también de la Universitat de València. Ante la imposibilidad de «contarlo todo» nos hemos decidido por «contar» lo más relevante. Por el momento no hemos creído oportuno llegar más lejos. Sin embargo, la psicología económica va mucho más allá. Hoy ya existen numerosos manuales (en forma de Handbook y compilaciones) de probado prestigio internacional que el lector interesado encontrará abundantemente citados en este texto. Si bien su acceso está limitado a los que puedan traducir del inglés. Para ir supliendo progresivamente esta laguna y permitir el acceso en castellano a otros temas de la psicología económica, hemos desarrollado en colaboración con otros profesores la edición de una colección de monografías en las que se tratan a fondo algunas de las cuestiones más candentes de la psicología económica.
Muchos de los conocimientos que aparecen en este libro, aun solo siendo responsabilidad de quien los escribe, se deben a todos ellos y algunos otros. Pero no han sido menos importantes los centenares de estudiantes que al escuchar y rebatir ideas, planteamientos y argumentos han propiciado reflexiones, dudas y clarificaciones que de otro modo nunca hubiéramos abordado, entre otras razones por nuestras propias limitaciones intelectuales. El aula es un maravilloso lugar de encuentro en el que se suelen gestar muchas ideas con la condición de que se dé la posibilidad y de que se estime necesaria. En muchas ocasiones la información es al monólogo lo que la comunicación es al encuentro con el otro; sobre todo cuando se acepta la posibilidad de intercambiar algo, alguna idea, algún concepto.
1. Economía y psicología. Las bases de una confluencia necesaria |
El siglo XIX es esencialmente peleón. Se ha tomado demasiado en serio el struggle-for life darviniano. Es lo que pasa siempre; se señala un hecho; después se acepta como una fatalidad; al fin se convierte en bandera. Si un día se descubre que el hecho no era completamente cierto, o que era totalmente falso, la bandera, más o menos descolorida, no deja de ondear.
JUAN DE MAIRENA (Machado, 1936)
1.1 Introducción
El día 20 de diciembre de 1901 el doctor Walter Dill Scott pronunció una conferencia describiendo las posibilidades de aplicación de la psicología a la publicidad. Es bien seguro que nadie previera que aquella fecha podría pasar a convertirse en la del inicio de la psicología industrial: de la psicología aplicada al ámbito de los negocios y la empresa y, por extensión, a la economía. Y sin embargo, así se hará notar años más tarde por una buena parte de los autores americanos de la especialidad (Ferguson, 1962; Blum y Naylor, 1981; Korman, 1978). Bien que esta afirmación pueda parecer exagerada e incluso poco precisa para los especialistas europeos preocupados por cuestiones de mayor rango teórico, lo cierto es que el dato sigue apareciendo invariablemente desde hace ya algún tiempo en la literatura científica al uso. Desde luego, la que proviene de los EEUU.