Fundamentos de visión binocular. Francisco M. Martínez Verdú

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Fundamentos de visión binocular - Francisco M. Martínez Verdú Educació. Sèrie Materials

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Como se demostrará mucho más tarde (capítulo 13), la disparidad retiniana η para este caso particular de estereograma se relaciona directamente con la disparidad objeto o desplazamiento lateral Δπ entre los objetos y la distancia de observación d:

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      Fig. 5.6 Parejas estereoscópicas típicas para analizar la vergencia fusional con un sinoptóforo presentando cada parte en cada ojo (aunque puede conseguirse la misma sensación estereoscópica aplicando las técnicas de fusión libre que se explicarán en el capítulo 13). Arriba: los círculos son concéntricos por lo que no existe disparidad retiniana. Centro: los círculos pequeños se han desplazado 2 mm hacia dentro, lo que genera una disparidad convergente de 0.01 rad (0.573 deg) a 50 cm. Abajo: los círculos pequeños se han desplazado 2 mm hacia fuera, lo que genera una disparidad divergente de 0.01 rad (0.573 deg) a 50 cm.

      Con este tipo de estereogramas y manteniendo la distancia de fijación, podríamos reproducir los resultados clásicos de Rashbass y Westheimer (1961) acerca de la características dinámicas de la vergencia fusional (Judge, 1991). Con las demás componentes vergenciales constantes, la velocidad de vergencia fusional v, ya sea convergente o divergente, es directamente proporcional a la disparidad objeto Δπ, y por ende, a la disparidad retiniana η. En concreto, el experimento ya clásico demostró que la velocidad de vergencia fusional era de 5–10 deg/s por cada grado de disparidad retiniana. Otros detalles interesantes de este experimento, complementados más adelante por otros investigadores, son que el tiempo de reacción típico de la vergencia fusional es de 160 ms, que el tamaño mínimo de disparidad retiniana para iniciar la vergencia debe ser inferior a 6ʼ (menos de 0.44 mm de disparidad objeto para el estereograma de la fig. 5.6 visto a 50 cm), y que para disparidades retinianas superiores a 4 deg (más de 17.45 mm de disparidad objeto) la velocidad de vergencia fusional decae progresivamente con el tamaño de la disparidad ante la imposibilidad de fusionar perceptualmente.

       Vergencia acomodativa

      La vergencia también se produce al cambiar la acomodación. Un buen ejemplo es la experiencia de Müller (1826), en la que un observador debe fijar un objeto móvil sobre el eje visual del ojo derecho mientras el ojo izquierdo está ocluido, tal y como se muestra en la fig. 5.7. Al variar la ubicación del objeto de la posición A a la B, el ojo derecho tan solo cambia su acomodación, y el OI no tiene ningún estímulo visual, por lo que no debería cambiar su situación. Sin embargo, cuando se cambia la posición del objeto, se comprueba que existe un movimiento en el ojo ocluido que coincide con el del objeto: de convergencia si se acerca y de divergencia si se aleja. El mismo efecto puede apreciarse si, fijando la posición del test, colocamos una lente divergente ante el ojo descubierto. En tales circunstancias, éste deberá sobreacomodarse para compensar la borrosidad que le provoca la lente divergente, con lo que el valor de convergencia que ejerce el ojo ocluido será proporcional al valor de la potencia de la lente. El valor típico de la vergencia acomodativa es de 0.8-0.9A am, siendo A la acomodación en dioptrías [D].

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      Fig. 5.7 Experiencia de Müller (1826) sobre la vergencia acomodativa.

      Aunque a simple vista parece que la experiencia de Müller implica una violación de la ley de igual inervación de Hering (el ojo alineado no se mueve), se ha comprobado mediante medidas electro-oculográficas que existe un inicio del movimiento, pero las vergencias fusionales compensan este movimiento inicial, impidiendo que se pierda la haplopía (fig. 5.8).

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      Fig. 5.8 Variaciones en la respuesta vergencial de los dos ojos en la experiencia de Müller.

      El hecho de que la acomodación pueda influir en la convergencia, y viceversa como se verá en el capítulo siguiente, es una de las piedras angulares de la Optometría. De hecho, el ángulo métrico [am] es equivalente a la dioptría [D] puesto que ambos parten del recíproco de la distancia al objeto. Sin embargo, la primera se queda asociada al valor angular de la vergencia (movimiento binocular), y, la segunda va asociada a la capacidad monocular de enfoque. Por lo tanto, como veremos en el capítulo siguiente, los conceptos de visión nítida-borrosa y visión haplópica-doble están íntimamente ligados entre sí.

       Vergencia tónica

      Es la que se tiene en ausencia de estímulos visuales, en total oscuridad (Schor, Ciuffreda, 1983). Su valor medio es aproximadamente de 3° (aproximadamente a 110 cm en la línea media), pero este valor puede aumentar si se mira hacia abajo o disminuir si se mira hacia arriba, a razón de un grado por cada 30 deg de descenso/elevación.

       Vergencia proximal

      Es la producida por inducción psicológica, por eso también se la conoce como vergencia psíquica. Se ha comprobado que cuando a un sujeto se le pide que imagine que un objeto se acerca, manteniendo los ojos cerrados, su vergencia aumenta. Esto parece más patente cuando se es consciente de que el objeto de interés está realmente cerca, a pesar de que se visualiza como una imagen en infinito a través de un microscopio. Otra comprobación de la existencia de la vergencia proximal es también la experiencia de Enright (1987), que comprobó que cuando se observa una pintura o fotografía con objetos en diferentes planos de perspectiva, existe un pequeño cambio de vergencia en función de la supuesta profundidad relativa de los objetos.

      Al igual que en el movimiento de un ojo definimos los músculos sinergistas y antonistas homolaterales, es posible aplicar el mismo concepto a los movimientos binoculares, ya que cuando se produce una versión, el movimiento de los ojos debe ser coordinado en ambos por la ley de Hering de igual inervación, existiendo de nuevo una serie de músculos que actúan cooperativamente en el movimiento binocular y otros que se deben relajar. Hablaremos pues de músculos sinergistas contralaterales de un ojo cuando nos refiramos a los músculos del ojo contrario que actúan simultáneamente para dar lugar a un movimiento binocular. Esto conduce a la revisión del concepto de posición diagnóstica de la mirada, ya introducido en el capítulo 2. Tal como se definieron, son movimientos versionales aquellos con los que se pone a prueba la acción exclusiva y máxima (campo de acción) de un músculo extraocular. Dado que existen 6 músculos extraoculares, existirán 6 posiciones diagnósticas de la mirada (fig. 5.9). De esta manera, el optometrista y el oftalmólogo pueden aplicar un test sencillo para averiguar si alguno de los músculos extraoculares presenta alguna anomalía. Siguiendo la figura citada, los pares sinergistas contralaterales están representados por líneas paralelas con las flechas en el mismo sentido. Un detalle interesante de las posiciones diagnósticas es que el ejecutar una supraversión (infraversión), o solamente una elevación (descenso) mediante un solo ojo, no obliga a ninguno de los seis músculos extraoculares, preferentemente al recto superior (inferior) y al oblicuo inferior (superior), a trabajar al máximo. La tabla 5.2 enumera las seis posiciones diagnósticas de la mirada con sus correspondientes pares sinergistas contralaterales, en la que se incluyen los pares sinergistas contralaterales para el movimiento ocular de lectura.

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