Roja esfera ardiente. Peter Linebaugh

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del habitus u hogar– que deriva de la teoría de las fases de la historia conocida como estadialismo. Para la historia contemporánea, la dinámica antagonista entre el Estado y lo común empezó en el siglo XVI. En sus orígenes renacentistas, el Estado se oponía a lo común. En vísperas de la disolución de los monasterios por Enrique VIII en 1536, la mayor incautación estatal de tierras en la historia británica, Thomas Elyot, asesor de Enrique VIII, escribió el Book Named the Governor (1531). Elyot comienza distinguiendo la res publica de la res communis, definiendo esta última como «todo aquello que debería ser de todos los hombres en común». Afirma que estaba defendida por los plebeyos y que carecía de orden, estado o jerarquía. Esta distinción entre lo público, o ámbito del Estado, y lo común, o ámbito de la gente corriente, se convirtió en esencia del arte de gobernar.

      Despard era una parte menor de la ascendencia protestante anglo-irlandesa, es decir, la clase dominante de protestantes de lengua inglesa, en contraste con el campesinado católico y de habla irlandesa («Habendum» y «Hotchpot»). Sus ancestros llegaron a Irlanda en tiempos de la reina Isabel, cuando uno de sus conquistadores –John Harington (1560-1612)– apuntó que «La traición nunca prospera. ¿Por qué razón? Porque si prosperase nadie osaría llamarla traición», relacionando indirectamente la liberación colonial con el cambio revolucionario en la metrópoli. La narración irlandesa se mantenía abierta; conservaba y expresaba relaciones milagrosas («¡Y de todos modos, eso es cierto!». El propio Ned prosperó más por talento que por propiedad y logró escapar de la guerra agraria de los «Chicos Blancos» irlandeses contra los cercamientos gracias a un cargo en el ejército británico, que le acabó llevando a su traslado al Caribe («Un muchacho entre los Chicos Blancos»).

      5. En los cuatro capítulos que componen «América», presentamos a Kate y el significado del «amor» en una sociedad esclavista («¡América! ¡Utopía! ¡Igualdad! Una mierda»). Como escribía el irlandés Lawrence Sterne al africano Ignatio Sancho, «No es raro, mi buen Sancho, que una mitad del mundo use a la otra mitad como bestias, y entonces se esfuerce por convertirlos en tales». La relación del amo con la esclava era vil y violenta. Se describen dos significados de América: uno condujo a la creación de Estados Unidos, que de manera deliberada y consciente se opuso a lo común, mientras que el otro exaltaba lo común. «Cooperación y supervivencia en Jamaica» relata cómo la carrera de Despard como oficial de artillería lo llevó a obtener éxitos en Jamaica tras la revuelta abolicionista de Tacky (1760). El capítulo sobre «Nicaragua y lo común entre los miskitos» describe la desastrosa expedición militar de 1780, cuyos resultados estuvieron a punto de salvarle el cuello a Despard veintitrés años más tarde. Hizo amistad, entre otros, con los indios miskitos, y esa amistad formó parte de su política, descrita en «Honduras y lo común entre los mayas». Rechazó la política imperial y la supremacía racial blanca. La comprensión solidaria de las prácticas indígenas fortaleció su compromiso con lo común, haciendo que los plantadores coloniales exigieran que fuese destituido.

      El segundo tipo es el común ideal. «Todo el trabajo del hombre son las artes y todas las cosas en común», escribió William Blake, grabado en cobre. A los primeros cristianos se les ordenaba poner «todas las cosas en común» (Hechos 2: 44, 4: 32). Desde «la edad de oro» de la Antigüedad griega y romana al medieval «país de Jauja» (donde no hay piojos, moscas ni pulgas, y los frailes vuelan de verdad), oímos hablar del ideal de lo común, o podíamos soñar con él. Estas ideas no se ceñían a la propiedad en común; describían condiciones generales de mutualismo y felicidad para todos. Es también importante ver que estos estados de perfección surgieron en condiciones históricas más o menos comprendidas pero que no obstante ocurrían en este mundo y no en el más allá. Son nociones estimulantes, capaces de excitar el idealismo de jóvenes y viejos. Desde que la enseña arcoíris de la revuelta campesina de 1525 exigió poner todas las cosas en común, omnia sunt communia es el programa de quienes se oponen a la privatización respaldada por el Estado.

      Ned y Kate experimentaron los tres tipos de común: el de subsistencia, el ideal y el americano. No fueron los únicos. Personas con experiencia en los tres empezaron a reunirse en la década de 1790. Debido a la promesa revolucionaria de tales encuentros, los dirigentes intentaron destruir y eliminar lo común con los cercamientos de la prisión, la tierra, la fábrica y la plantación:

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