Trayectorias y proyectos intelectuales. Jaime Eduardo Jaramillo Jiménez

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Trayectorias y proyectos intelectuales - Jaime Eduardo Jaramillo Jiménez Taller y oficio de la Historia

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especial atención a la disputa entre socialistas y comunistas en el interior del Partido Socialista Italiano y en el interior de la Central General de Trabajadores de ese país.

      En sus viajes, dando cuenta de la realidad italiana, osciló entre Génova y Turín, donde se entrevistó con Gramsci; entre Génova y Milán, Génova y Venecia, Florencia, Livorno, Siena y Fiesole. En todas estas regiones y ciudades, visitaba los periódicos de izquierda, presenciaba el movimiento obrero de toma de fábricas y las movilizaciones campesinas a partir de las Ligas Rojas, se entrevistaba con dirigentes obreros y dirigentes comunistas y socialistas. También presenció la claudicación de las huelgas por parte del liderazgo socialista, así como el desarrollo del movimiento fascista.

      En 1921, asistió como corresponsal al Congreso del Partido Socialista Italiano en Livorno, fue testigo de la disputa y la táctica de Gramsci y los comunistas de tomar el partido desde adentro, presenció la decisión de fundar el Partido Comunista Italiano por parte de los comunistas en dicho congreso, luego de su derrota al quedar como la segunda fuerza votada en el interior del Partido Socialista Italiano. Después de esto, contrajo matrimonio con Anna y fue a vivir en las cercanías de Roma hasta instalarse posteriormente en dicha ciudad. Allí frecuentaba el Café Arango, donde intercambiaba con dirigentes de izquierda e intelectuales, como Croce y Gobetti, entre otros, mientras militaba por su cuenta en el Partido Comunista Italiano.

      De regreso a Génova, tras el asedio de los Camisas Negras en Roma, junto con algunos connacionales de afinidad socialista, adquirió el compromiso de dirigir el proceso de construcción del movimiento socialista y revolucionario en el Perú. Una vez definido su retorno al Perú para el 6 de mayo de 1922, teniendo inconvenientes legales para su materialización, se citó con Maúrtua en París, solicitando su ayuda para el regreso, debido a las funciones diplomáticas que este último desempeñaba para Leguía, su viejo maestro. Después de dos años y cinco meses de residir en Italia, Mariátegui, junto con su familia, salió para París en cumplimiento de lo señalado y allí aguardó mientras las gestiones correspondientes tienen lugar. Esperando una respuesta positiva, desarrolló un viaje para conocer las experiencias revolucionarias europeas inspiradas en el sistema soviético, pero que habían fracasado, así fue como visitó Múnich, Viena, Budapest, Praga y Berlín, permaneciendo en el último tiempo en Alemania, donde desarrolló un intenso momento de estudio.

      Estando en Alemania, recibió la noticia del triunfo del fascismo en Italia sobre sus compañeros el 20 de octubre de 1922. Para ese entonces, había renunciado a la corresponsalía en El Tiempo, por la censura, y era corresponsal de la revista Variedades. A la vez, recibió la carta de autorización que le posibilitaba su retorno al Perú. En Berlín, se despidió de Falcón, y el 11 de febrero de 1923 emprendió el viaje de regreso a su patria, hecho un marxista a partir de profundizar en el continente europeo en la inquietud socialista con la que había llegado de su país. Luego de esta experiencia, retornó con el compromiso, adquirido en Italia, de continuar con la tarea inconclusa que había dejado y por la cual se había tenido que exiliar.

      Por una parada de escala, Mariátegui primero desembarcó en Ecuador y posteriormente llegó al Callao el 17 de marzo de 1923. Su intención era asumir un papel de difusor de ideas para ir fomentando el pensamiento socialista e ir formando una vanguardia que fuera capaz de liderar un movimiento revolucionario que, a mediano y largo plazo, aprovisionándose de las herramientas organizativas necesarias, lograra transformaciones profundas en el país.

      Del equilibrio crítico al pensamiento propio

      La Federación Obrera Local de Lima y la Federación de Estudiantes en unidad habían logrado impulsar bajo una influencia predominante del anarquismo las Universidades Populares González Prada, con el objetivo de que fueran una extensión educativa nacionalista enfocada en la justicia social. Víctor Raúl Haya de la Torre era el encargado de su dirección por parte de la Federación Estudiantil, y en entrevista con él, Mariátegui logró insertarse como maestro de la catedra Historia de la Crisis Mundial. También decidió colaborar en la revista Claridad como órgano de difusión de las Universidades Populares mientras trabajaba en la revista Variedades.

      A partir de una manifestación en mayo y después de un encarcelamiento, Haya salió exiliado a Panamá, y desde entonces Mariátegui empezó a verse más claramente como un referente.

      Mariátegui, pese a que dirigía en 1924 la revista Claridad, trabajaba en la idea de poder sacar una revista autónoma desde donde pudiera impartir una formación más definida hacia los sectores subalternos. Su pensamiento se iba perfilando de forma más específica hacia la comprensión de la realidad peruana, apoyando las diferentes movilizaciones, y en discusión principalmente con el anarquismo, la influencia de Haya y bajo la censura del gobierno, que en distintas ocasiones le costó la cárcel. En 1925, después de la fundación de la Sociedad Editorial Obrera Claridad, se le presentó una gangrena que hizo que le amputaran la pierna derecha, lo cual limitó en adelante el contacto que pudiera tener con otras regiones y realidades del Perú más allá de Lima, entonces fue cuando empezaron a ser fundamentales sus amistades y la correspondencia para sus elaboraciones intelectuales sobre el país y el entorno internacional.

      Haya, que había lanzado la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) en mayo de 1924 en México, con el objetivo de que en el Perú funcionara como el paso al Frente Único que se venía gestando desde las Universidades Populares, viajó a los Estados Unidos y después a Rusia, pasó por Suiza e Italia, viajó a Francia y, finalmente, llegó a estudiar a Inglaterra. Haya tenía la intención de impulsar un proceso en el Perú de profundización del capitalismo nacional en contra de la feudalidad existente; no obstante, Mariátegui lo contradecía en la medida en que evidenciaba que el capitalismo en adelante solo iba ser posible, según la historia nacional y el orden internacional imperante, bajo los márgenes y el liderazgo del imperialismo, al ser esta la propuesta del régimen existente desde Leguía, la única solución para los sectores populares del Perú era el socialismo. Haya y Mariátegui mantenían una tregua, porque ambos pensaban que en el camino podrían sumar el uno al otro a su respectiva propuesta, por eso Mariátegui participaba en 1925 y mantenía comunicación con Haya para construir la Alianza Popular Revolucionaria Americana en el Perú.

      Para ese entonces, Mariátegui publicaba en las revistas Mundial y Variedades, y sus ideas causaban polémica y provocaban discusiones que se llevaban a cabo con dirigentes estudiantiles y obreros en su casa. Haya empezaba a identificarse cada vez más con el Kuomintang chino y a perfilar la propuesta de la Alianza Popular Revolucionaria Americana bajo ese matiz, antiimperialismo y antifeudalismo por una transformación de corte demoburguesa en países de economía atrasada.

      Por su parte, Mariátegui, tras convencer a su hermano Julio César de que trasladara a Lima una pequeña imprenta que poseía, realizó su proyecto de construir una editorial independiente inaugurando la editorial Minerva el 31 de octubre de 1925. Así se publicó el primer libro de Mariátegui titulado Escena contemporánea, que compilaba sus análisis con respecto a la crisis mundial, lo cual, junto con las publicaciones que realizaba en revistas del Perú, significó el equilibrio crítico que en su pensamiento se apuntalaba asimilando el clima intelectual europeo en el que había vivido y todavía se movía, y el panorama intelectual vigente en el Perú (que en parte ya conocía), en el que generaba afinidades y al tiempo discutía.

      En la revista Mundial, publicaba su columna “Peruanicemos al Perú”, donde realizaba análisis de la realidad nacional y su posibilidad de transformación socialista, inaugurando con ello su momento de pensamiento propio. Estos artículos fueron el preámbulo de la construcción de los Siete ensayos y eran objeto de debate en el Rincón Rojo, espacio destinado a la discusión política e intelectual en la Casa Washington, hogar de Mariátegui, donde se había pasado con su familia para montar una pensión y así mejorar sus ingresos. Como intelectual orgánico, mantenía un contacto profundo con los grupos subalternos, participaba sin falta en la fiesta obrera que se realizaba en la Planta de Vitarte, y con su obra como pensador contribuía a la organización de dichos

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