Páginas que no callan. AAVV
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LÓPEZ-CASANOVA, Arcadio: «Estudio introductorio», en Max Aub, Obra poética completa, Obras completas, vol. i, J. Oleza Simó (dir.), A. López-Casanova (ed.), Valencia, Biblioteca Valenciana-Institució Alfons el Magnànim, 2001, pp. 5-47.
MARTÍN GAITE, Carmen: Retahílas, Barcelona, Destino, 1984.
MARTÍN SANTOS, Luis: Tiempo de silencio, Barcelona, Seix-Barral, 1979.
NEUSCHÄFER, Hans-Jörg: Adiós a la España eterna. La dialéctica de la censura. Novela, teatro y cine bajo el franquismo, Barcelona-Madrid, AnthroposMinisterio de Asuntos Exteriores, 1994.
OLEZA, Joan: «Max Aub: los apócrifos como carta de batalla», en Trazas y bazas de la modernidad. Ensayos desde el cambio cultural, La Plata, Ediciones del lado de acá, 2012, pp. 87-188.
SOLDEVILA DURANTE, Ignacio: La obra narrativa de Max Aub (1929-1969), Madrid, Gredos, 1973.
— El compromiso de la imaginación. Vida y obra de Max Aub, Segorbe, Fundación Max Aub, 1999.
1. Considérese la relevancia de los escritores «que eran niños en la guerra civil», en palabras de Josefina Aldecoa (1995: 11), y que integran en casi todas las historias literarias «la generación del medio siglo»: Delibes, Laforet, Matute, Fernández Santos, Martín Gaite, Ignacio Aldecoa y Martín Santos, entre otros.
2. Léase el diálogo entre Pacífico Pérez y su médico durante la segunda noche de la larga conversación que mantienen en el sanatorio, cuya transcripción es uno de los recursos utilizados por el autor para dar a la novela ambigüedad y densidad.
3. Ignacio Soldevila Durante, crítico pionero de la obra de Max Aub, inauguró también una tradición de recoger estudios sobre el autor, de sistematizar esa información y de mantenerla actualizada en sucesivas ediciones de una «Maxaubiana». Después de su muerte, María José Calpe, archivera de la Fundación Max Aub, se encarga de esa imprescindible tarea, a cuyos resultados el investigador puede acceder consultando la página virtual de la fundación o siguiendo El correo de Euclides, anuario científico editado por la fundación.
4. El drae, como otros diccionarios de diferentes lenguas, registra el significado de la palabra derivado de su etimología (oculto) y sus transformaciones semánticas (‘fabuloso’, ‘falso’, ‘supuesto’). Cabe observar que en sus diferentes significaciones ella pone en tela de juicio la ‘autoridad’ del texto, es decir, alude a una desestabilización de todas sus instancias constitutivas: las del autor, de la escritura, del tema, del enredo, de los personajes y del canon del género. Aub exploró con maestría diversas posibilidades de desestabilizarlas. Comparando el recurso al apócrifo en Antonio Machado y Max Aub, Eleanor Londero definió sus características: «Sustancialmente, la técnica del apócrifo se orienta a impedir cualquier reconocimiento inmediato, por parte del lector, de una identidad precisa. De este modo se obtiene, por acción refleja, un impulso de desconfianza. Es decir, que se comienza por dudar sobre la identidad del autor, y se termina por vacilar también ante los enunciados que se presentan» (1996: 37). Y concluye: «Tenemos, pues, dos rasgos esenciales del apócrifo: la exageración en el extrañamiento, y la voluntad de convertir el texto en propiedad común» (1996: 38).
5. Parece ser que la convivencia con el olvido histórico, tan presente en la España que Aub visitó en 1969 y que registró en La gallina ciega, pulsa en la exacerbación del recurso al apócrifo en Vida y obra de Luis Álvarez Petreña, publicada en 1971, que añade una tercera parte a la edición de 1965. Ella nace del encuentro casual de Aub con Petreña en un hospital en Londres y este le reconoce. De esa casualidad surgen y pasan a integrar la obra muchos y diferentes fragmentos: relatos, versos, cartas, informes críticos, registros de conversaciones, cuaderno de notas de Petreña y notas de autor. Algunos son de autoría incierta, otros son atribuidos a Petreña, otros a Aub. Con la exacerbación del apócrifo, se multiplican voces y figuraciones de autores, creando un nuevo collage, varias posibilidades de montajes para el lector y la incómoda situación de que tantos recursos no bastan para rellenar las lagunas.
LA NUEVA NOVELA DE LA GUERRA CIVIL COMO RESPUESTA REIVINDICATORIA AL PASADO SILENCIADO
Desafíos para el diálogo histórico intergeneracional en la España democrática
Marta Kobiela-Kwaśniewska Universidad de Silesia en Katowice
Las dos palabras clave del tema presentado son historia y memoria, dos términos mutuamente relacionados y complementarios, reunidos bajo un rótulo común de memoria histórica que en los últimos años se ha convertido en una palabra de moda en el espacio mediático y literario español, con referencia al pasado cercano, cuyos límites temporales marcan los hechos sucedidos entre la guerra, la posguerra, la transición y la postransición. En este debate público encontramos posturas muy divergentes. No faltan los que critican la ausencia de memoria, la necesidad de recuperarla en la España de hoy, de deshacerse de la amnesia histórica1 (Vázquez Montalbán, Ramoneda), pero también abundan otros, en cambio, que son partidarios del olvido concebido como una operación catártica de la memoria colectiva (Álvarez Junco), o los que se muestran neutros y proponen el equilibrio entre memoria y olvido. Ante este fenómeno, de cara paradójica –recuperar u olvidar el pasado infame–, muchos, como los ya mencionados Montalbán o Ramoneda, comparten la opinión de que vivimos tiempos de crisis de la memoria, hecho que se vincula y se explica con el alarmante desconocimiento de la reciente historia del país por parte de la sociedad española y, en particular, la más joven, echando la culpa a la defectuosa metodología de la enseñanza de historia como asignatura y a la tendencia de las editoriales de incluir el mayor número posible de temas en los manuales, proporcionando así una visión más simplificada y superficial de historia en general, cuestión que bien aborda en su artículo Rafael Valls Montés (s.a.: s.p.), indicando también la compleja naturaleza del problema. Por estas razones muchos de nosotros nos planteamos las siguientes preguntas: ¿Olvidar o asumir el pasado infame? o ¿cómo hacer frente a la desmemoria colectiva en los tiempos cuando el diálogo histórico intergeneracional se puede librar de opiniones a priori formuladas con evidentes fines doctrinales y políticos?, asumiendo así el poliperspectivismo y la subjetividad valorativa hacia la historia del país que sigue siendo más triste y que hasta ahora divide a la opinión pública. El diálogo histórico intergeneracional en la España democrática se inicia, entre otros, a través de la literatura que recupera el tema de la Guerra Civil y lo reescribe en términos de hechos, experiencias o acciones que reconstruyen, reinterpretan y razonan los mismos lectores en el acto de lectura, lectores que quieren conocer la historia y la pueden estudiar de forma más individual y afiliativa.
Evocando el término de memoria colectiva, estamos ante una entidad simbólica representativa de una comunidad, como advierte José F. Colmeiro:
La memoria colectiva es un capital social intangible. Sólo en el nivel simbólico se puede hablar de una memoria colectiva, como el conjunto de tradiciones, creencias, rituales y mitos que poseen los miembros pertenecientes a un determinado grupo social y que determinan su adscripción al mismo (2005: 15).
La función principal de la memoria colectiva, según Halbwachs (Colmeiro, 2005: 16), es «unir pasado con presente, individuo con grupo social, de tal manera que logra producir el sentido de continuidad histórica y la identificación del individuo con la comunidad». La constatación que hace Colmeiro (2005: 16) de que «el pasado es reconstruido por la memoria básicamente de acuerdo a los intereses,