La chusma inconsciente. Juan Pablo Luna

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temporal. Solo a modo de ejemplo, mientras usted lee este párrafo se han publicado solo en Twitter 30.000 comentarios a nivel global, varios de los cuales tienen contenido político20.

      No obstante, otros procesos menos señalados son también clave. La irrupción de las encuestas y la medición permanente de la popularidad de actores y propuestas también comprime el tiempo.

      En la política del pasado, los líderes buscaban implementar su programa y trabajaban con un elenco de su confianza. Si bien recibían señales mediante la penetración social que poseían sus aparatos partidarios desplegados en el territorio, dichas señales llegaban con filtros, con sesgos, y eran en todo caso menos nítidas que el porcentaje de aprobación obtenido en la medición semanal. Como la industria televisiva que pasó del ratingmensual al people meter por segundo, obligando a los productores a maximizar los peaks de audiencia improvisando al minuto, del mismo modo los políticos deben marcar bien en las encuestas y sostener su popularidad con frecuencia semanal. Entonces, no cuesta mucho imaginarse al otrora «segundo piso» racional y cerebral en una continua crisis ansiosa.

      Universos paralelos

      En la primera columna argumenté que, dada la fuerte desigualdad económica que tiene Chile, los ciudadanos de distinto nivel social viven en universos paralelos. Eso permite a los partidos desplegar estrategias electorales distintas y a veces contradictorias en los diferentes sectores sociales, y así ser competitivos en todos.

      Los primeros datos provenientes del análisis de las actas del proceso constituyente nos están mostrando ahora que las preferencias de la ciudadanía también siguen un patrón de segmentación territorial y socioeconómica. Así se desprende del trabajo realizado por académicos del Centro de Investigación de la Web Semántica (CIWS). Según su análisis (que busca generar grupos de comunas en base a los siete valores y conceptos más frecuentemente mencionados en los Encuentros Locales Autoconvocados y que resultan identitarios21), es posible concluir, entre otras cosas, lo siguiente:

      En un primer grupo de comunas predominan las preocupaciones por los derechos de propiedad, la libertad económica y la familia (Banco Central, derecho de propiedad, derecho a la libertad de enseñanza, familia, tribunal constitucional, subsidiaridad).

      En un segundo grupo predominan valores asociados a preferencias respecto a procedimientos democráticos y ciertas referencias a valores de izquierda, formulados en términos bastante abstractos (voto obligatorio, democracia participativa, asamblea constituyente, Estado laico, equidad, derechos sociales, libertad personal).

      En un tercer grupo de comunas, los términos más frecuentes priorizan cuestiones similares, aunque con énfasis en la igualdad económica y en formato «combativo» (dignidad, derecho a la sindicalización y negociación colectiva, cambio o reforma constitucional, derecho a la salud, derecho a la educación, igualdad, protección y respeto de los derechos humanos y fundamentales)22.

      Cualquier observador medianamente informado sobre la realidad chilena puede estimar, con grados altos de precisión, qué comunas pertenecen a cada grupo.

      El primero corresponde, exactamente, al viejo distrito electoral 23 (Vitacura, Las Condes, Lo Barnechea). En el segundo grupo de comunas predominan territorios de residencia emblemáticos de la clase media y media alta «progre» (Ñuñoa, La Reina, Providencia, Peñalolén, Santiago). En el tercer grupo, finalmente, encontramos comunas populares, con historia de movilización de izquierda. Varias de ellas también cuentan hoy con alcaldías de ese signo político (La Pintana, Cerro Navia, El Bosque, Pedro Aguirre Cerda, San Ramón, Lo Espejo, Renca, Cerrillos, etc.).

      También sería relativamente sencillo identificar grupos de comunas en función de los niveles de participación ciudadana registrados en los Encuentros Locales Autoconvocados.

      En suma, los resultados de la primera etapa del proceso constituyente replican, con altísima precisión, un mapa político segmentado en términos socioeconómicos y territoriales. Aun en el marco de un proceso que por definición busca elementos comunes entre los diferentes y que «baja» a los territorios de forma homogénea (la convocatoria y el formato de los cabildos fue realizada a nivel nacional), la presencia de universos paralelos se muestra determinante.

      Ciudadanos monotemáticos

      Un tercer factor, el ascenso de los ciudadanos monotemáticos, constituye también un rasgo predominante en la actualidad. En los años ochenta y noventa, los analistas europeos manifestaban preocupación por el ascenso de los partidos de un solo asunto (los partidos verdes eran el caso más claro en ese contexto). Los viejos y estructurados sistemas de partidos europeos se veían desafiados por la emergencia de partidos muy radicales (intensos), pero preocupados por una agenda muy restringida (en el caso de los verdes, la política medioambiental).

      Actualmente, los intensos se han atomizado aún más: ya ni siquiera construyen partidos de un solo asunto. Se organizan cada vez más en red. Si bien logran superar la segmentación y los problemas de acción colectiva que crean los universos paralelos (gente muy diversa converge en torno a agendas específicas, pero comunes, y se organiza de forma virtual o eventual), son radicales de una sola causa.

      En función de esta configuración de sus preferencias, los ciudadanos monotemáticos, desde la superioridad moral que genera toda preferencia absoluta, someten a juicio al gobierno, a los actores políticos y a sus pares en las redes sociales. Dichos juicios son generalmente negativos porque, por definición, no pueden ser otra cosa. Aun cuando puedan celebrar una declaración o decisión de política pública, seguramente otras muchas los alienarán y descontentarán. Si la política es el ámbito de la negociación de diferencias y la búsqueda de mínimos comunes denominadores, los ciudadanos monotemáticos son en esencia antipolíticos. Algunos líderes lograr canalizar la energía que aporta esta radicalidad y movilizan electoralmente a los monotemáticos. No obstante, una vez ganada la elección, cuando se trata de gobernar se vuelven el blanco perfecto de sus electores ocasionales (y de tantos otros conglomerados de monotemáticos) y descubren lo endeble de su zurcido electoral.

      Nobleza obliga. Ser político —tradicional o emergente— se ha tornado una pesadilla. El juego democrático, que contó siempre con la legitimidad procedimental de su lado, no puede hoy sincronizar los tiempos políticos y los tiempos sociales. La compresión temporal, la consolidación de universos paralelos y el ascenso de los ciudadanos monotemáticos hace virtualmente imposible crear plataformas programáticas y candidaturas que logren «comprar tiempo» en función de un futuro consensualmente deseado y plausible.

      Si bien la alta segmentación ha permitido a los políticos especializar sus campañas de acuerdo con el territorio en que compiten, la compresión temporal, los universos paralelos y el ascenso de los monotemáticos suponen en conjunto un enorme desafío para las élites políticas nacionales. ¿Cómo hacer para representar tal diversidad de preferencias en base a un programa común? ¿Cómo crear plataformas programáticas medianamente coherentes e integradas?

      Aunque sin esas plataformas se puede ganar elecciones a nivel local y armar una bancada parlamentaria que constituya la «suma de las partes» a nivel nacional, resulta muy difícil generar coaliciones políticas que sean más que eso. Y sin esas coaliciones, gobernar el todo se torna básicamente en una fuga hacia delante en que es necesario, constantemente, apagar incendios locales o actuar sobre temas y problemáticas puntuales para lograr sobrevivir una medición de popularidad más.

      Desde hace unos años, los comentaristas de los discursos del 21 de Mayo acusan la falta de «relato». Los discursos son, en cambio, una colección amorfa de anuncios segmentados sobre bonos o iniciativas de política pública que interesan a públicos específicos. Son

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