Los rostros del islam. Pablo Cañete Blanco

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Los rostros del islam - Pablo Cañete Blanco Prismas

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el cristianismo, la pregunta adecuada es: ¿en qué creen los cristianos? Por el contrario, para el islam (igual que para el judaísmo), la pregunta correcta es: ¿qué hacen los musulmanes? (…) La fe (imam) y la acción o práctica correcta están interrelacionadas.

      ESPOSITO (2006: 91)

      Quizá la mejor manera de diferenciar la religión musulmana de la católica es la que propone el propio J. L. Esposito: dando prioridad a la acción sobre la creencia. Así, para los musulmanes no basta con creer, sino que cabe obrar de la manera correcta, difundiendo el mensaje y la ley de Alá. Los que creen en el Dios de Mahoma se convierten en mumin (creyentes) y en parte de la Umma (comunidad de creyentes musulmanes), mientras que los que no creen son considerados kafir (no creyentes). Es la creencia la que ofrece a los musulmanes una senda a seguir y son ellos los que con sus actos deben probar su voluntad.

      De esta manera, cuando un musulmán sigue «el camino», la shari’a, entonces su fe crece de la misma manera: «[La fe] Crece cuando tus acciones aumentan y decrece cuando estas disminuyen. Así, es a través de las acciones o de su ausencia como la creencia crece o decrece»(Abi Zayd).

      Algunos autores consideran que no es útil analizar el islam como una religión sino como una civilización. Aunque consideramos que hay elementos suficientes como para validar esta afirmación, sí creemos necesario resaltar que la identificación del islam como civilización tiene una serie de implicaciones que suponen una excesiva homogenización que en nada ayuda a salvar las distancias con los estereotipos que a menudo encontramos en la prensa.

      De entrada asumimos que no es fácil hacer un análisis del islam por múltiples motivos: no es una religión homogénea, sino fuertemente dividida; tampoco es una religión estática, ya que ha cambiado en el tiempo. No obstante, pretendemos abarcar algunos aspectos que consideramos clave para poder entender mejor la realidad múltiple que presenta este sujeto de investigación desde el punto de vista religioso.

      Aunque cerca de dos mil millones de personas en el mundo se declaran musulmanas, no en todos los países se vive de la misma manera la religión. En estos casos y dada su proximidad geográfica y motivos sociohistóricos divididos, a menudo tienen lugar conflictos entre comunidades islámicas dentro del Estado.

      Lo que sí existe es un cierto consenso respecto a algunos de los preceptos más fundamentales. Estos son los cinco pilares del islam, aceptados por toda la comunidad islámica:

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      Mapa de religiones según constitución

      1.Profesión de fe: No hay más dios que Dios y Mahoma es el mensajero de Dios. Afirma el monoteísmo, una fe inquebrantable y firme en la unidad (tawid). Sirve para recordar a los fieles que el politeísmo es el único pecado imperdonable. Además recuerda que Mahoma es el último y definitivo profeta (no el único).

      Se reza al amanecer, al mediodía, a media tarde, al anochecer y de noche. Además, los viernes la oración del mediodía es una plegaria colectiva. Tradicionalmente las mujeres rezaban en sus casas pero en determinados países se ha hecho más frecuente ver a las mujeres rezando en las mezquitas.

      3.Limosna (zakat). Es una obligación y refuerza tanto la responsabilidad individual como colectiva. Es la forma que tiene el islam de corregir las desigualdades sociales. El uso del dinero recaudado, según indica El Corán, sirve para ayudar a los pobres, huérfanos y viudas, para liberar a los esclavos y deudores y para ayudar a difundir el islam.

      La limosna, que puede formularse en algunos países islámicos como un impuesto, suele rondar el 2,5% de la riqueza y bienes acumulados, no solo los ingresos.

      4.Ayuno en el Ramadán. En el calendario musulmán, el noveno mes del año se llama Ramadán. Durante todo este mes, los musulmanes deben abstenerse de la comida, la bebida y la actividad sexual desde que sale el sol hasta que se pone. Durante la vigésimo séptima noche del mes de Ramadán los musulmanes celebran la Noche del Destino (Laylat al-Qadr), en que el profeta Mahoma recibe por primera vez la revelación.

      5.La peregrinación a La Meca (hay). Todos aquellos musulmanes que puedan deben peregrinar al menos una vez en la vida a La Meca (en concreto el centro de peregrinación es la Kaaba, ‘casa de Dios’. Más de 1,5 millones de musulmanes suelen asistir a Arabia Saudí cada año a realizar esta peregrinación (Espinosa, 2013c).

      Sin embargo, incluso entre los preceptos más fundamentales existe un cierto disenso. Aunque estos cinco pilares son reconocidos por todas las comunidades musulmanas como elementos básicos, en cada región se perfilan variaciones que incluyen entre sus fundamentos otras obligaciones, entre la que destaca la de la yihad, que viene de la palabra yahd, que significa ‘esfuerzo’o ‘lucha’y es considerado por algunos fundamentalistas como el sexto pilar.

      Aunque realmente no existe un sustrato teológico ni histórico lo suficientemente significativo como para considerar que la lucha es una de las obligaciones fundamentales de los musulmanes, sí que responde al deseo de generar una cierta identidad reactiva y agresiva. En definitiva, busca generar un islam totalizador.

      Aunque no existe una regla general, podemos decir que hay algunos suníes que la consideran un sexto pilar y chiíes, como los duodecimanos, que la incluyen en listas más largas de obligaciones. Y frente a esta postura, hay autores que niegan rotundamente que pueda equipararse esta obligación con el rezo o con el ayuno en el mes de Ramadán (Tamayo, 2009: 22).

      En sí, el concepto de yihad es el de lucha en un sentido amplio. Tiene dos vertientes (Hisham, 1996):

      Aunque pueda parecer que la yihad es un concepto completamente ajeno a la cultura occidental, la descripción que hace Hashmi sobre las similitudes éticas entre las tradiciones del islam y Occidente resultan esclarecedoras de que no hay tanta distancia: «Al observar la relación entre la tradición islámica del yihad y la tradición occidental de la guerra justa, me gustaría sugerir que existe una creciente convergencia en ambas concepciones, lo que permite establecer un diálogo intercultural sobre la ética en estos ámbitos» (Hashmi, 2009).

      Esta

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