¡Viva Cataluña española!. José Fernando Mota Muñoz
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Otros círculos de la Unión Patriótica de la ciudad seguirán su ejemplo. El del Distrito II se convierte en Círculo Cultural Monárquico. Los hubo que ni cambiaron de nombre, como el de Sarrià o el del Distrito V. Pero el paso de Unión Patriótica a UMN no estuvo exento de polémica en algunos distritos. Es el caso de Gracia. En mayo de 1930 el Comité Provincial de la Unión Patriótica había tenido que cerrar la agrupación «para evitar violencias», ya que las luchas intestinas lo estaban consumiendo.6 En noviembre de 1930 los upetistas de Gracia habían optado por unirse a la renacida UMN. Escogieron presidente al médico Carlos Comamala López del Pan, un madrileño que había destacado como goleador en el Fútbol Club Barcelona. Pasaría después a la comisión deportiva del RCD Español. También había destacado en otros deportes como el rugby y fue el primer presidente de la Confederación Catalana de Gimnasia. Militó en la Unión Patriótica, el Grupo Alfonso y era socio de la Peña Ibérica. Su trayectoria ultra seguirá durante la República.
Como vicepresidente figuraba René Llanas de Niubó, otro ultra de larga trayectoria. René Llanas había nacido en Barcelona en 1902 en el seno de una familia católica de ideas carlistas. Hijo de un aragonés, que moriría siendo todavía un niño, y de una francesa, Renato prefería utilizar su nombre en francés, lengua que dominaba. En 1917 había actuado en una función benéfica de Protectores de la Escuela San José Oriol, la obra era «El sueño de un niño patriota»; será premonitoria, se convertirá en un publicista del españolismo.
Llanas acabó su bachillerato en 1922. Parece que entonces ingresó en la alfonsina UMN, de donde pasaría a la Unión Patriótica. En 1928 era vicepresidente de su Comisión Hispanoamericana y secretario de la Comisión de Propaganda, y en 1929 vicesecretario de la Sección Escolar. Es un orador habitual en los mítines de las juventudes upetistas, en los que coincide con otros publicistas como Pompeyo Claret, Miguel Franco o Juan Porta Sarret. A todos los reencontraremos. Tras la eclosión de la Unión Patriótica, Llanas entró en la UMN y se convirtió en secretario de su Comisión de Propaganda. Ahora era también vicepresidente del Círculo de la UMN de Gracia.
Los dirigentes de esta agrupación graciense, como veremos, tratan de tejer lazos con otros sectores españolistas, pero la vida de la agrupación seguirá siendo conflictiva. No debía ayudar a la pacificación el mal carácter y la fama de pendenciero que tenía René Llanas, de la que él mismo se vanagloriaba.7 La entidad será clausurada una vez proclamada la República y, aún en su reunión final, convocada en julio para liquidar la entidad, se reproducirán los enfrentamientos.
Los problemas internos de la UMN de Gracia provocaron la salida de algunos socios que crearon, en marzo de 1931, un grupúsculo españolista, monárquico y ultracatólico: Derecha Social.8 Su fundador y director consiliario era el sacerdote Melchor Pelegrí Palou, que había pasado por la Agrupación Obrera Española, la Unión Patriótica y la UMN. Era autor de Doctrina del bon català, obra apologética de la Dictadura. Su presidente es el abogado Alfonso Ibáñez Farrán, miembro del integrista y reaccionario Centro de Defensa Social de Barcelona, algunos de cuyos socios también participan en el proyecto. Este centro se había creado en 1903 para defender «los principios religiosos, patrióticos y de orden social». Tenía objetivos propagandísticos y estaba formado básicamente por aristócratas, propietarios y profesionales.
Derecha Social subsistirá algunos años durante la República. Se adherirá al régimen y pedirá la abstención en el referéndum del Estatut. En septiembre de 1933 se transformará en Concordia Ciudadana, que no aguantará ni unos meses. El padre Melchor Pelegrí recalará en 1934 en el PNE durante unos meses. Su presidente, Alfonso Ibáñez, se había acercado al carlismo. La mayoría de sus pocos miembros acabarán militando en Derecha de Cataluña.
Los más entusiastas defensores de la monarquía en Barcelona habían creado en julio de 1926 el Grupo Alfonso, una selecta entidad que pululaba alrededor de la Unión Patriótica. Había nacido con la pretensión de «reunir a todos aquellos amantes del Rey que, prescindiendo de su personal significación, estén dispuestos a laborar por él y la monarquía, al margen de todo partidismo político». La mayoría de sus socios eran «personas conocidísimas en la alta sociedad barcelonesa». Aparte de su ferviente alfonsismo, su otra seña de identidad es su españolismo, «somos los que sin vacilaciones, ni cobardía, ni rastrerismos de ninguna clase, hicimos ondear, después de un sin fin de años que no ondeaba, la bandera Española».9 Otro grupúsculo de este tipo era la Peña 13, que había tomado su nombre en homenaje a la fecha del golpe de Estado de Primo de Rivera.
Con la caída de la Dictadura aparecerá otro colectivo aristocrático de defensa de la monarquía alfonsina, muy ligado a la UMN. En enero de 1931 inaugura su sede en la calle Pelayo 11 la Juventud Monárquica, que se organiza en Barcelona a ejemplo de la entidad madrileña del mismo nombre y tratando de emular a la primera Juventud Monárquica de Barcelona, fundada en 1904. Se trata de una entidad que trata de dar «cabida a cuantos ideales políticos haya dentro del campo monárquico».10 Su único objetivo es la defensa de España y del rey. La mayoría de sus miembros son jóvenes aristócratas. El presidente de la entidad, Luis de Foronda y Gómez de Uribarri, es un ejemplo de ello: primogénito del marqués de Foronda, abogado, secretario de diferentes consejos de administración, miembro de la Orden de Montesa, jugador de polo en el Real Polo Jockey Club y casado en 1931 con la hija de los Sentmenat, otros grandes de España.
En su Comité de Acción Política figuran algunos de los futuros dirigentes de las juventudes alfonsinas durante la República, personajes como José Bertrán Güell –hijo de Josep Bertran i Musitu, destacado dirigente de la Lliga Catalana–, Eduardo de Olano y Barandiarán, hijo del conde Fígols, o Enrique del Castillo y de Yurrita. También un antiguo catalanista, el abogado Juan Vidal Salvó, que dará que hablar más adelante.
Por su parte, el sector maurista que apoyó la Dictadura de Primo de Rivera, en contra del alejamiento que había aconsejado el propio Gabriel Maura, también reapareció en escena. Ya en 1925 habían creado Derecha Nacional, al margen de Unión Patriótica, previendo la convocatoria de unas elecciones que no se realizaron. Se reactivará en diciembre de 1927, cuando hacen público un manifiesto en el que se explayan en sus principios: monarquía, catolicismo, proteccionismo, solución del conflicto obrero recurriendo a los principios del amor cristiano y unidad nacional, aunque con «el respeto al espíritu y a las lenguas regionales, y a la legislación foral, rechazando empero cuanto tienda directa o solapadamente a la separación espiritual de lo que unió la Naturaleza y consagró la Historia». Los intentos de expandir el partido topan con la existencia del partido único. El Gobierno Civil los frena. Volverán a la carga en 1930 para «levantar la bandera de unión de todos los hombres que se agrupan bajo los lemas de Patria, Monarquía y Orden social».11 Su presidente es el abogado Juan Adolfo Mas Yebra, vicepresidente de la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana y diputado provincial.
En febrero de 1930 la directiva viaja a Madrid para entrevistarse con Gabriel Maura, que les pide que se agrupen con el resto de mauristas barceloneses. Los ruegos del viejo líder no tienen éxito y a finales de ese mismo mes nace, al margen de Derecha Nacional, el Secretariado Maurista de Cataluña, que se constituye como comité regional del Partido Maurista. Derecha Nacional inaugurará un amplio local en San Honorato