Puerto Vallarta de película. Marco Antonio Cortés Guardado
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Finalmente, cuenta, por supuesto, la propia vivencia particular que se experimenta en el momento mismo de observar una película, donde confluyen el marco perceptivo, de un lado, con las características de la películas observadas, del otro: me refiero aquí a la relevancia de la historia narrada y la verosimilitud de la trama, a la ciudad(es) donde transcurre, al efecto dramático que la narración produce en el espectador (es decir, el grado en que logra conmoverlo) y al efecto neto de realidad que genera.
Si la ciudad es un elemento importante y visible de la trama y la historia filmada, y en la confluencia de los elementos mencionados (subjetivos y objetivos, del mensaje y del receptor), el cine logra entonces contribuir a la definición del “carácter” y la “personalidad” de las ciudades como “personajes” (Glasgow film, 2015; Raz, 2015). Por ello, Sorlin se ve obligado a citar a George Simmel, quien llegó a sostener que “la ciudad no es una entidad espacial con consecuencias sociológicas, sino una entidad social con forma espacial” (Sorlin, 2001: 28).
Uno de los beneficios concretos que el cine brinda a las concentraciones urbanas, es llamar la atención y convocar el interés de los potenciales visitantes y turistas, gracias a la “imagen” y el “carácter” de una ciudad que se proyecta entre los espectadores. Pero no solamente esto es lo que ocurre: los rasgos y elementos más emblemáticos de una ciudad, proyectados por el cinematógrafo, logran comunicar hacia fuera, entre los que no viven en ella, una identificación urbana de la ciudad en cuestión, mientras que al mismo tiempo contribuyen a posicionar significativamente esos rasgos como focos de identidad colectiva entre quienes la habitan. Se trata de una especie de juego de espejos, donde la identidad y el “carácter” fílmico de una ciudad se experimentan, en un punto específico, con un matiz distinto entre los “locales” y los “foráneos”.
Si, como escribe Simmel, la ciudad es “una entidad social con forma espacial”, se debe entender que la proyección de la ciudad por medio de las imágenes cinematográficas, puede muy bien cristalizar en una percepción colectiva sobre la que se estructuran los imaginarios urbanos, es decir, representaciones con sentido y significación social de los paisajes citadinos reflejados en la pantalla. En este sentido, el concepto screenscape refiere a la imagen cinematográfica de una ciudad sobrepuesta a las percepciones de la ciudad real, ambos niveles mezclados en la representación social de la ciudad como paisaje (cityscape), y como horizonte de la interacción social, de los desplazamientos y las experiencias cotidianas de sus habitantes (Baudrillard, 1988).
Ciudades del cine
Nowell-Smith habla de ciudades “imaginarias” y de ciudades “reales”, dependiendo de si los escenarios de una ciudad son reproducidos y simulados en un estudio cinematográfico, o si más bien son filmados en locaciones reales y en “exteriores”. Las películas rodadas en ciudades “imaginarias” pertenecen a la categoría “Studio Shot”, mientras que las filmadas en ciudades reales corresponden a la categoría “Location shot” (2001: 101). Además de las implicaciones más evidentes de esta distinción, llama la atención que Nowell Smith no puede dejar de mencionar que “el atractivo de los filmes de esta última categoría (ciudades reales) puede ser turístico”. Pero incluso las del primer tipo pueden tener este atractivo, como se verá cuando se aborde la experiencia de la cinta Casablanca.
En este apartado continúo con la cuestión de las ciudades en su calidad de escenarios fílmicos, refiriendo ahora una variedad interesante de casos emblemáticos. Evidentemente, se incluyen aquí las ciudades que, al ser “ciudades de la industria”, también han sido escenarios reiteradamente filmados a lo largo de la historia del cine. En ambos casos, salvo pocas excepciones, las películas que se mencionan son producciones pertenecientes a la categoría “Location shot”. Es necesaria esta precisión porque existen casos excepcionales famosos de cintas que, al pertencer a la categoría “Studio shot”, han trascendido en el imaginario del público como si se hubieran filmado en “locaciones” reales.
Antes es conveniente contextualizar todos esos casos particulares, entreviendo el estado general de la producción cinematográfica en el mundo, con el fin de complementar la perspectiva que se empezó a demarcar en la breve revisión de ciudades “sede de la industria”. Se verá que hay correspondencias lógicas entre las ciudades más importantes en materia de producción cinematográfica, y el volumen de producciones donde aparecen también como escenarios privilegiados.
En una primera aproximación se reportan a continuación estadísticas relativas a la generalidad de las producciones para el cine y para la televisión filmadas en distintos países (cuadro 2). Como es de esperarse, entre los cinco países más filmados son Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia, con la inclusión un tanto sorpresiva de Canadá. También es previsible que Italia e India se incluyan entre los diez más filmados, y llama la atención que en este grupo se encuentre Australia y, particularmente, México.
Cuadro 2. Países más filmados. Producciones de cine y TV | |
Estados Unidos | 139,506 |
Reino Unido | 25,768 |
Canadá | 21,088 |
Alemania | 12,567 |
Francia | 10,338 |
España | 10,333 |
México | 9,053 |
Australia | 8,860 |
Italia | 8,004 |
India | 5,944 |
Fuente: Business 08/01/2018 14:29 EDT | Updated 08/01/2018 14:35 EDT https://www.huffingtonpost.ca/2018/08/01/worlds-most-filmed-cities_a_23493983/.
La diferencia entre el número de producciones de cine y TV filmadas en Estados Unidos y el resto de los países es abismal: comparado con el Reino Unido, la cifra es 5.4 veces mayor, es 6.6 veces más elevada que Canadá, 11 veces superior a la de Alemania y 13 veces más que la de Francia y España.
México es un caso singular en este contexto. Como se ve, el volumen de producciones filmadas está en un nivel muy cercano a los de Francia, España y Australia e Italia, y supera considerablemente al de la India. Cabe suponer que el gran número de filmaciones que hacen a México un país altamente filmado, se explica por su cercanía con la ciudad de Los Ángeles, además de que este país ha sido el principal productor de programas de televisión en América Latina durante varias décadas (telenovelas, por ejemplo), aunque no se debe olvidar que a mediados del siglo XX su industria cinematográfica también era, quizás, la más prolífica de la región. Además, tiene una trayectoria mucho más añeja que la India, y ha podido acumular un número correspondiente de producciones más alto, pues como mencioné, hoy la India produce filmes a la par con Los Ángeles, y mucho más que los de México.
Al atender ahora a las ciudades más filmadas en producciones para cine (cuadro 3), sobresale la ciudad de Los Ángeles con más de 33 mil, seguida a distancia de Nueva York y Londres. El predominio de Estados Unidos también se confirma en este renglón, pues de las 15 ciudades incluidas en este cuadro, 8 son estadounidenses. Se incluyen 3 ciudades canadienses y 2 europeas. Retomo esta información con algunas reservas, pues las cifras pueden ser menores a la realidad. Sin embargo, las utilizo en el supuesto de que reflejan el ranking aproximado de las ciudades mencionadas, según su importancia como escenarios del cine.
Cuadro 3. Ciudades más filmadas. Cine producciones | |
Los Ángeles | 33,669 |
Nueva
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