La transición española. Eduardo Valencia Hernán
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144. FRC, AJR, «Comissió Coordinadora de Forces Polítiques de Catalunya. La Comissió Coordinadora de Forces Polítiques de Catalunya enfront a l’afer Matesa», Carpeta 104/4, 11-1969.
145. FRC, AJR, «Comissió Coordinadora de Forces Polítiques de Catalunya», Carpeta 104/5, 11-1969.
146. Treball, enero de 1970.
147. FRC, AJR, «Comissió Coordinadora de Forces Polítiques de Catalunya», Carpeta 104, 11/1969- 8/ 1970. Ver Treball, enero de 1970.
148. FRC, AJR, «Comissió Coordinadora de Forces Polítiques de Catalunya. No al continuisme», Carpeta 104/6, 11/1969. Elaborado por el secretariado de la CCFPC el 18-11-1969. Nota: En el documento original hubo un apartado que se desestimó al final y decía así: Al mismo tiempo, la CCFPC convoca a todos los grupos, partidos, movimientos y organizaciones, en base a los avances unitarios conseguidos en Cataluña, a elaborar una alternativa democrática que abra el paso definitivo a la libertad.
149. Grupos No-Alineados miembros de la Assemblea de Catalunya, Els Partits Polítics en la Catalunya d’Avui, Edicions Catalunya, 1974. p. 254. También en FRC, AJR, «Comissió Coordinadora de Forces Polítiques de Catalunya», Carpeta 104/8, 12/1969. Este documento fue traducido al vasco, inglés, italiano, francés, gallego, ruso y alemán.
150. ANC, «Informe del Comité Central», Fondo PSUC, n.º 230 1973, pp. 16-17.
151. PARRAS, Francisco. Entrevista personal sobre la Asamblea de Cataluña realizada por mí en mayo del 2005.
Los años setenta
A finales de diciembre de 1969 se repitió el acostumbrado mensaje navideño del Caudillo a la Nación española. La prensa recogió la noticia bajo el titular «Franco continuará mientras viva», confirmando, de ese modo, el continuismo político del régimen franquista. Solo la novedad en la Presidencia de las Cortes de Alejandro Rodríguez de Valcárcel, sustituyendo a Francisco Herranz, alteró en algo una rutina parlamentaria que ya duraba tres décadas.
La política del nuevo gobierno al finalizar el año no varió en lo esencial pese a que la presión social antifranquista era cada vez más insistente, y fue precisamente con la llegada de 1970 cuando se presentó una nueva oportunidad para la oposición de poner contra las cuerdas a un gobierno que andaba desorientado ante el nuevo reto que se le presentaba.
Una serie de presos políticos iban a ser juzgados y con seguridad condenados por sus actividades en contra del régimen establecido; fue el llamado Proceso de Burgos, y su importancia derivaba de la conmoción producida en los partidos opositores por el escándalo de las penas demandadas en el juicio, hecho que cristalizó los lazos de unión de una oposición que se orientó a partir de aquel momento, contando con una justificación lo suficientemente importante, hacia la unión de los diferentes colectivos políticos de ideologías dispares bajo una misma reivindicación.
En Barcelona, los debates relacionados con el Proceso de Burgos producidos en la Asociación de Amigos de las Naciones Unidas (AONU) en los que participaron numerosos ciudadanos de diversas ideologías, llegaron a tal intensidad que incluso llegó a enviarse en nombre del Consejo Directivo de esta asociación una carta de protesta a la Presidencia del Gobierno y a los Ministerios del Ejército y Justicia en contra de la llamada Causa General contra Euskadi Ta Azkatasuna donde se pedían seis penas de muerte y varias de privación de libertad, todo en contra del estricto respeto a los derechos humanos proclamados en la Declaración Universal de la ONU. Esta acción de protesta no fue la única, pues meses después, el 24 de octubre de 1970, con motivo del día de las Naciones Unidas, la AONU envió de nuevo un documento dirigido a la Presidencia del Gobierno exigiendo la amnistía para presos políticos y sindicales152.
En los primeros días de 1970 el final de la Guerra en Biafra (Nigeria) y la entrada en vigor del Tratado de no-proliferación nuclear firmado por los principales representantes de las grandes potencias mundiales, Alexei Kosiguin153, Richard Nixon, Harold Wilson154, y la plena confrontación de estos con Francia y China, que se negaron a firmarlo, entretenía a buena parte de la ciudadanía española, preocupada más por la política internacional que por la interna, siendo anecdótico que España tampoco firmase el tratado.
La posible entrada de España en el Mercado Común fijaba los esfuerzos del gobierno intentando ofrecer una imagen aperturista, pese a estar llena de obstáculos155 hacia el exterior y de un continuismo represivo en el interior; o sea, nada fuera de lo esperado. Las huelgas laborales y estudiantiles se repetían con constante asiduidad, destacando en aquellos días las realizadas en la cuenca minera asturiana, teniendo a la empresa HUNOSA como protagonista. Esta situación conllevó nuevos procesos represivos y multitud de detenciones. En Cataluña, por ejemplo, se tramitaron el 9 de enero de 1970 nueve condenas a miembros de CC.OO. en Hospitalet de Llobregat y Barcelona, señal inequívoca del incremento represivo, aunque ello no hizo desistir a muchos ciudadanos en su empeño de discrepar contra el régimen desde una forma más sutil. Esta situación vino reflejada en una carta abierta firmada por 143 ciudadanos representantes en su mayoría de la burguesía catalana (ver cuadro), fechada el primer día del año y dirigida al ministro comisario del Plan de Desarrollo, Laureano López Rodó, argumentando su discrepancia sobre la política seguida por el gobierno para poder asumir el ingreso al Mercado Común, criticando la teoría expuesta por el ministro de conseguir una renta per cápita superior a mil dólares por habitante antes de establecer una democracia en nuestro país. A partir de este punto se propuso en el mismo documento el establecimiento de las libertades democráticas para acabar con los restos de una guerra civil y de una ideología anacrónica, incluyendo el reconocimiento del derecho de los trabajadores a tener sus propios sindicatos separados de las asociaciones patronales; el derecho de asociación política que permitiese legalmente la organización de diferentes corrientes de opinión; el derecho a la información revisando la Ley de Prensa; el reconocimiento de las diversas comunidades históricas y culturales que constituían el Estado español, entre las que Cataluña tendría una personalidad bien definida con una lengua propia postergada en escuelas y universidades; y, finalmente, el reconocimiento del derecho de los ciudadanos a elegir sus propios representantes. Todo en un marco que aclarase la confusión política con proliferación de grupos y de posiciones extremistas.
Listado de firmantes de la carta dirigida a Laureano López Rodó (1-1-1970)
Josep Andreu Abelló | Xavier Amorós | Publicista | |
Mercè Anguera | Josep Asens Huguet | Sacerdote | |
Alvar Agustí Llates | Abogado | Ramón Bachs | Editor |
Amadeu Bagués | Joyero | Constantí Barés | Abogado |
Heribert Barrera | Químico | Martí Barrera | Impresor |
Josep Bayús | Empleado | Josep Mª Benet | Impresor |
Josep Benet | Abogado | Jaume Berenguer | Profesor |
Vicenç Bernades | Publicista | Francesc Bofarull | |
Josep Mª Boix i Selva | Editor | Montserrat Boixareu | Estudiante |
Vicenç Borrell | Abogado | Moisés Broggi | Medico |
Tomas Buxeda I Nadal | Abogado | Pere Calders | Escritor |
Joaquim de Camps | Abogado | Francesc Candel | Escritor |
Ramón
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