Pasados presentes. AAVV
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1.El término Histórica (alemán Historik, del latín ars historica) tiene su referencia fundamental en la obra de Gustav Droysen (1983). Al margen de la musicología, además de la bibliografía específica que se irá citando, diferentes volúmenes colectivos pueden ser indicativos del actual nivel de la discusión historiográfica en España. Véanse Cabrera y McMahon (2002), Romeo y Saz (2002), Forcadell y Peiró (2002) y Romero Tobar (2004). Véase también la detallada introducción a Pasamar Alzuria y Peiró Martín (2002), que ofrece una útil panorámica de la historiografía española con abundante bibliografía.
2.Es esta parcelación de la obra de Anglés la que lastra el conjunto de ponencias de valor muy desigual del congreso «Higini Anglès i la musicologia internacional» (Barcelona-Tarragona, 26-29 de septiembre de 1988) recogidas en Recerca Musicològica IX-X (1989-1990). Dividida por especialidades, se ofrece aquí una problemática perspectiva hispano-catalana (pese a la relevancia internacional de Anglés sorprende que no se incluya ni un solo texto extranjero). En este amplio balance brilla por su ausencia la discusión abierta de la historiografía, la metodología científica y las implicaciones ideológicas de la rica obra de Anglés, que aparece solo de manera soterrada, revelando la evidente incomodidad que estos temas siguen suscitando.
3.«Will man sich also den Arbeiten Besselers, die zweifellos zu den wichtigsten musikologischen Forschungen des 20. Jahrhunderts gehören, zuwenden, so kann es sich dabei selbstverständlich nicht um Detailkorrekturen, um faktische Revisionen handeln, sondern um die Grundlagen seines Geschichtsbildes überhaupt, also seine methodischen Prämissen» (Lütteken, 2000: 212-232: 215). Sobre la historia de la historiografía y sus métodos, véase Küttler y Schulin (1993). En el campo musicológico, me inspira igualmente el análisis textual ejemplar propuesto por Hermann Danuser (2008): se trata de la versión alemana de la ponencia presentada en el coloquio «Música e historiografía en la obra de Carl Dahlhaus» (Zaragoza, 29 de marzo de 2003).
4.Una selección de sus artículos en dos volúmenes ha sido publicada en López-Calo (1975). Documentos de interés sobre la etapa catalana de Anglés pueden encontrarse en la breve biografía de J. Dolç i Cartanyà (1988); sobre Anglés en general, véase Carreras (2001: 153-162). La mayoría de las biografías de Anglés están lastradas por una asunción acrítica de los propios testimonios de Anglés, cambiantes a lo largo del tiempo. A pesar de lo dicho, resulta informativo Llorens (1975). A estas alturas, seguimos sin contar con la necesaria bibliografía sistemática (sobre todo en lo que se refiere a los primeros años) de la actividad publicística de Anglés. La documentada necrológica de Robert Stevenson (1970) es una de las escasas muestras de valoración crítica de la obra de Anglés que todavía vale la pena leer.
5.Una excelente introducción a la cuestión la constituye Mainer (2006).
6.Véase, a propósito de este aspecto tan olvidado como influyente en su momento, la ponencia de Anglés en el segundo congreso de música sacra de Berna de 1962, en fechas cercanísimas a la inauguración del Concilio Vaticano II (Anglés, 1975a).
7.Véanse en este sentido los ensayos reunidos en Edler y Meine (2002), y especialmente Gerhard (2002).
8.Para una primera visión de conjunto sobre el caso alemán, véase Stanley (2006). Los textos teóricos de Dahlhaus están disponibles en el volumen correspondiente de sus Gesammelte Schriften (2000). Dos importantes textos alemanes pueden leerse ahora en excelente traducción italiana: Dahlhaus (2005) y Eggebrecht (2005). La particular recepción americana de la Histórica de Dahlhaus puede comprobarse en Treitler (1989); del mismo autor véase también Treitler (2002).
9.Desde la perspectiva del escepticismo posmoderno, resulta de interés la monografía de Daniel Leech-Wilkinson (2002); véase también Carreras (2004b).
10.Sobre Ribera, véase Casares (2002).
11.Por razones evidentes la reflexión sobre la recepción de Dahlahus no puede incluir la recién publicada Música del Siglo XIX, Madrid, Akal, 2014. (n. del e.)
12.Para reflexiones realizadas mayoritariamente desde la etnomusicología, véanse Martí (2000), Pelinski (2000), Rodríguez Suso (2002), Cámara de Landa (2003) o Ramos López (2003). La tradición anterior solía presentarse como suplemento de la musicología europea: véase, por ejemplo, la traducción española del Compendio de Musicología de Jacques Chailley (1991), ampliado con un «Directorio bibliográfico de musicología española» (pp. 519-562), a cargo de Ismael Fernández de la Cuesta y Carlos Martínez Gil. Algunos textos programáticos con relación a la conflictiva institucionalización de la musicología española pueden encontrarse en Carreira (1995).
13.Acerca de la institucionalización universitaria, véase Aviñoa (1998).
14.La serie comprende trece volúmenes hasta 1936, cf. Rafel i Fontanals (1997). Una panorámica de las principales ediciones monumentales hasta los años sesenta puede consultarse en «Denkmäler (Spanien)», véase Eggebrecht (1967: 210-211).
15.Véase Pla (1958), citado en Pujol (2003: 88). Sobre la problemática de los «historiadors noucentistes» y la dimensión internacional de su práctica historiográfica, ídem (pp. 73-137).
16.Un elegante análisis cultural de la restauración gregoriana puede encontrarse en Bergeron (1998).
17.Una crónica detallada de las actividades del Institut puede encontrarse en Balcells y Pujol (2002). Véase Fontanals y Losantos (2007) para una historia institucional de la biblioteca en la que queda clara la importancia de su sección de música; cf. también Crespi (2001) y Carreras (2001: 153-156).
18.En un importante discurso pronunciado en 1890, el propio Prat de la Riba argumentaba la naturaleza nacional de lo medieval tanto desde la perspectiva conservadora cristiana como del moderno positivismo: «Les escoles filosòfiques que avui tenen vida de proselitisme o de creixença son dues: la cristiana i la positivista. […] Les dues s’enamoren de l’edat mitjana: l’una per lo que té de cristiana, l’altra per lo que té de naturalista». Citado en Cattini (2008: 287). Un testimonio vivo y revelador del impulso cultural y político propiciado por Riba es el de Jordi Rubió (1991: 37-43). Sobre la cuestión general del medievalismo y sus funciones, véase Carreras Ares (2004); con relación al nacionalismo, García