Estado del arte de los delitos de omisión en Colombia. Martha Isabel Gómez Vélez
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Estado del arte es la manera de seguir las huellas a un proceso hasta identificar su estado de desarrollo más avanzado. Es una forma de investigación que apoya otras estrategias también de investigación. Como resultado se tiene un conocimiento sobre la forma como diferentes actores han tratado el tema de la búsqueda, hasta dónde han llegado, qué tendencias se han desarrollado, cuáles son sus productos y qué problemas se están resolviendo. Un artículo del Estado del Arte resume y organiza los avances del conocimiento en una forma novedosa y apoya la comprensión de un campo específico de conocimiento (p. 5).
Los autores que se acaban de mencionar agregan que se trata de una búsqueda previa, que se convierte en un paso necesario para cualquier investigador, cuando se acerca a un objeto de estudio, y que con ello se logran varios propósitos: ayuda en la delimitación del mencionado objeto y ver relaciones con otros objetos de estudio; permite identificar actores y redes de referencia sobre el tema, como mecanismo para su actualización; contribuye con la identificación de parámetros espacio– temporales usados por otros autores, permitiendo además comparar la manera como cada uno produce su objeto, es decir, métodos usados y manera específica de interpretar el tema (Londoño, Maldonado y Calderón, 2016, p. 6).
Se trata, entonces, de hacer una prospección, un análisis reflexivo y sistemático de un objeto específico de conocimiento, que en este caso es un recuento de lo que en Colombia se ha investigado sobre la figura penalmente relevante de la omisión, que tradicionalmente se ha entendido como un dejar de hacer lo que se tiene el deber jurídico de realizar. Para ello, es necesario acercarse a todas las posibles fuentes documentales que han trabajado el tema y en ellas tratar de desentrañar las perspectivas epistemológicas y metodológicas que se manejan, las posturas ideológicas de las que se parte y los supuestos, las propuestas y las conclusiones a las que se llegan. Esto le permitirá al investigador un acercamiento directo con su tema de estudio, le ayudará a aclarar ideas que posiblemente estén dispersas o dudosas y le permitirá conocer los autores que han trabajado su tema (Henderson, 2017, p. 5). El siguiente mapa conceptual puede ayudar a comprender de manera más clara el concepto del estado del arte:
Figura 1. Definición de estado del arte a partir de sus objetivos principales.
Fuente: https://normasapa.net/que-es-el-estado-del-arte/
Se trata entonces, según Londoño, Maldonado y Calderón (2016, p. 9), de una herramienta metodológica, que le debe permitir a quien investiga tener una referencia, para asumir una postura crítica sobre eso que ya se ha trabajado y tener ideas de lo que no se ha trabajado o la manera como no se ha abordado esa problemática específica, y que ello debe llevar a entender que el estado del arte no es un producto terminado, sino que es apenas una contribución en términos científicos para saber cómo abordar nuevas miradas sobre ese objeto de estudio, que es lo que se pretende con este escrito, dar los primeros pasos para la comprensión de lo que se ha dicho sobre los delitos de omisión en Colombia para poder proponer nuevas interpretaciones a la luz de un Estado constitucional de Derecho y de un Derecho penal liberal y garantista; por ello, sobre este punto, Londoño, Maldonado y Calderón (2016) consideran que:
[…] un estado del arte es una recopilación crítica de diversos tipos de texto de un área o disciplina que, de manera escrita, formaliza el proceso cognitivo de una investigación a través de la lectura de la bibliografía hallada durante la indagación del problema, los temas y los contextos (p. 10).
Galeano (2004, p. 142) expresa que, como el estado del arte es una orientación teórica y metodológica, también tiene unos puntos de partida epistemológicos: la hermenéutica y la teoría fundada. De la primera toma su capacidad de interpretar y mostrar la postura teórica y metodológica de cada una de las fuentes trabajadas, tratando además de hacer una lectura crítica de ellas, reconstruyendo con rigor los desarrollos teóricos de otros autores y también aportar diversas interpretaciones que transformen y contribuyan al objeto estudiado, de acuerdo a la propuesta de Gómez, Galeano y Jaramillo (2015, p. 429). De la segunda, toma la posibilidad de hacer una comparación juiciosa entre textos y que a partir de allí se puedan construir categorías que permitan darle una estructura al análisis que se realiza mediante el estado del arte. La interpretación de cada texto es una actividad que está presente a todo momento en la realización de un estado del arte y ello lleva a que afirmemos, siguiendo a Guevara (2016), que el estado del arte no es una simple técnica metodológica, sino que debemos entenderla como una categoría central en la investigación que nos permite acercarnos a un objeto de conocimiento a partir del análisis crítico de sus dimensiones epistemológica, política y metodológica; por ello el enfoque hermenéutico ha de servir para desentrañar la postura epistemológica en que se mueven los textos que se analizarán y para escoger la propia, desde la cual se indagará por el problema de investigación. Sobre la postura epistemológica, Guevara (2016), citando a Páramo (2006, p. 21), menciona que:
[…] se entiende por postura epistemológica o paradigma el conjunto de suposiciones de carácter filosófico de las que nos valemos para aproximar-nos a la búsqueda del conocimiento, la noción que compartimos de realidad y de verdad, y el papel que cumple el investigador en esta búsqueda de conocimiento, al igual que la manera como asumimos al sujeto estudiado3 (p. 166).
Como se trata de una forma de investigación documental, debe también utilizar rigurosamente sus métodos y técnicas, por ello se debe hacer el rastreo, selección y ubicación de las fuentes a trabajar, sobre una “revisión cuidadosa y sistemática de todo tipo de documentos escritos (revistas, libros, informes de investigación) que tengan relevancia con relación al tema, y que correspondan a la delimitación espacial y temporal establecida por el estudio” (Galeano, 2004, p. 142), lo que, para Londoño, Maldonado y Calderón (2016, p. 23), implica hacer una definición clara de lo que será la muestra documental de la investigación, que debe ser muy amplia, diferente al objeto de estudio, que debe ser lo más restringido posible. Para ello, se debe tener presente cuáles son esas posibles fuentes para el rastreo de la información, como bibliotecas, archivos, bases de datos y centros de documentación, de acuerdo con las necesidades y posibilidades de quien investiga. Para el caso específico de este estudio, se recurrió a las principales bibliotecas de la ciudad de Medellín, especialmente en aquellas universidades donde se ofrece el programa académico de Derecho, que suelen tener una bibliografía especializada en temas jurídicos, además de la consulta vía internet en bases de datos en las que se concentran igualmente, gran cantidad de documentos de investigación del área jurídica, como leyex. info y Dialnet Unirioja.
Una vez se ha hecho el rastreo y la selección de los documentos, lo siguiente es empezar a trabajar con cada texto, haciendo una especie de entrevista sobre los diferentes puntos que son relevantes en el tema escogido, es decir, las categorías de las que se ha partido para poder trabajar lo rastreado; además de verificar sus puntos de partida teórico, los autores que, recurrentemente, trabajan los tipos de documentos citados y la época en que se produjeron y los “modelos metodológicos, perspectivas, tendencias y líneas de trabajo presentes en el tratamiento de las temáticas” (Galeano, 2004, p. 143). Además, como esta metodología toma de la teoría fundada, la idea es hacer también un análisis desde el lenguaje, comparando y verificando cuáles son las diferencias y similitudes en cada uno de los documentos, contrastando además si cada texto es original o simplemente reformula o repite las temáticas que está tratando.
Henderson (2017, pp. 5–6) citando a Molina (2005),