Estado del arte de los delitos de omisión en Colombia. Martha Isabel Gómez Vélez

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Estado del arte de los delitos de omisión en Colombia - Martha Isabel Gómez Vélez

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tener presente siempre el problema planteado en la investigación y sus límites, a partir de los cuales se deben definir los criterios para rastrear y seleccionar el material documental. En el estudio específico se fijó como elemento contextualizador que se tratara de fuentes que trabajaran los delitos de omisión bajo la normativa colombiana, fueran autores nacionales o no, pero que su estudio se centrara en la figura omisiva tal como estaba consagrada en la normativa colombiana, teniendo como referente los últimos dos códigos penales que han estado vigentes en el país: el decreto–ley 100 de 1980 y la ley 599 de 2000 (CP actual).

      2. Clasificación: se deben determinar los parámetros para hacer la sistematización de la información seleccionadas, es decir, que se fije previamente qué tipo de documentos o publicaciones se van a trabajar, o si se va a limitar por aspectos cronológicos, por temas de estudio, por líneas de investigación o por las disciplinas involucradas. Respecto del estado del arte de los delitos de omisión en Colombia, se planteó una clasificación que tuviera en cuenta que las publicaciones fueran reflexiones de autores reconocidos en la dogmática jurídico–penal o en manuales que tradicionalmente han sido de consulta obligada para estudiantes y abogados; además, que se tratara de ejercicios investigativos realizados dentro del pregrado en Derecho o de maestrías o doctorados afines. Otros criterios de clasificación que se usaron fueron: si se trataba de un estudio general sobre los delitos de omisión o si se concentraba sólo en una de sus clases: omisión propia u omisión impropia, si se tomaba o no postura sobre la figura, si se planteaba una manera diferente de consagrarla o aplicarla o el tipo de herramientas metodológicas utilizadas para abordar la temática.

      3. Categorización: teniendo la documentación clasificada, se debe proceder a su categorización, que consiste en empezar a extraer la información que sea útil, mediante la jerarquización y generación de clases para el sistematizar la información. En este caso, lo que se hizo fue plantear unas categorías que debían estar presentes en cada uno de los documentos seleccionados, como la omisión en general o sus clases (propia o impropia), sus requisitos, el estudio de sus partes objetiva y subjetiva, la posición de garante, la equiparación de la no evitación al resultado lesivo y el estudio del artículo 25 del CP, entre otras.

      4. Análisis: momento de reflexión sobre lo sistematizado, cuando el investigador expone la importancia de las perspectivas y tendencias de todo lo sistematizado para su investigación. Este último punto es el que principalmente se expone en este escrito, en donde se presentan los elementos más importantes recogidos en cada uno de los documentos seleccionados y fichados.

      La forma como se aborde el estado del arte depende de cómo lo entienda y cómo lo quiera usar cada autor. Según Gómez et al. (2015) se pueden diferenciar tres tendencias a la hora de elaborar un estado del arte: “recuperar para describir, comprender y recuperar para trascender reflexivamente” (p. 427). La primera de ellas trabaja para elaborar inventarios y balances bibliográficos y con ello dar cuenta del estado actual de un objeto de conocimiento; con ella se obtiene básicamente la descripción y sistematización organizada de la bibliografía disponible. En Colombia, “la mayoría de textos ubicados en esta tendencia usan a Hoyos Botero (2000) como punto de referencia para conocer y aplicar el estado del arte” (Gómez et al., p. 427). La segunda tendencia, la comprensiva, no necesariamente va tras el conocimiento acumulado en una materia específica, y aunque su búsqueda también es extensa, lo que más interesa allí es el ejercicio hermenéutico que permita la reflexión, la crítica y por supuesto, la comprensión que sirva para la construcción de referentes teóricos de una materia específica, que puedan ser utilizados por otras personas que se acerquen al tema por medio de recuentos históricos que permitan entender cómo se ha llegado a la situación actual de esa materia.

      La tercera tendencia, muy cercana a la comprensiva, es la que busca recuperar para trascender reflexivamente; parte del inventario bibliográfico, pero va más allá, utilizando herramientas cualitativas y cuantitativas, para dar informaciones más precisas sobre lo encontrado en los textos trabajados por el mayor rigor aplicado en su análisis. Expresan Gómez et al. (2015) lo siguiente sobre esa tendencia:

      Desde esta definición, se ha concebido al estado del arte como aquella metodología que pretende recuperar reflexivamente la producción, permitiendo cuestionar, criticar y construir, dando sentido a la información obtenida, la cual posee diversas finalidades y niveles, pasando por el rastreo, registro, sistematización e interpretación (Vélez Restrepo, Peláez Jaramillo y Gómez Hernández, 2003; Franco Vasco, 2007; López López, 2009; Zapata Carvajal, 2009). O como bien lo sostienen el Programa Presidencial Colombia Joven, la Agencia de Cooperación Alemana GTZ y UNICEF Colombia (2004), el estado del arte busca “trascender la catalogación y síntesis tipo abstract de las investigaciones, para apostar a un análisis más profundo, que dé cuenta del tratamiento temático y de las nociones” (p. 8) (p. 428).

      Además de los pasos y tendencias que se acaban de mencionar, Londoño, Maldonado y Calderón (2016), expresan que es muy importante seguir unos derroteros o interrogantes básicos que guíen la realización del estado del arte; estos autores proponen tener en cuenta al menos tres preguntas esenciales:

      • ¿Qué campos de indagación se han definido y reconocido como directamente relacionados con el tema de la investigación?

      • ¿Qué conceptos se evidencian como esenciales en los documentos seleccionados para construir el estado del arte?

      • ¿Qué contenidos, tópicos o dimensiones, se han definido como prioritarios? (p. 11)

      Pero esos mismos autores, citando a Calvo y Castro (1995), mencionan otras preguntas que se deben responder para el análisis de los documentos respectivos. Estas preguntas serían cuatro: “¿Qué problemas se han investigado?; ¿cómo se definieron esos problemas?; ¿qué evidencias empíricas y metodológicas se utilizaron?; ¿cuál es el producto de las investigaciones?” (Londoño, Maldonado y Calderón, 2016, p. 12). A esos interrogantes podemos añadirle uno que, para la elaboración del escrito, se consideró muy importante, porque luego de revisar los problemas y las maneras cómo los abordaban, quedaba por responder: ¿qué elementos de ese problema quedaron por analizaron? O, ¿desde qué nuevas perspectivas podría mirarse ese problema de investigación?

      Este tipo de investigación debe diferenciarse de la herramienta de construcción de proyectos que suele denominarse «marco teórico», pues el estado del arte le excede en objetivos, es mucho más amplio y requiere una búsqueda más exhaustiva. Sautu (2005, p. 23) menciona que el marco teórico es la primera gran etapa del diseño de un proyecto de investigación, y que en este también hay una revisión bibliográfica, pero no tan profunda como en el estado del arte, pues el propósito de aquel es revisar los principales conceptos, ideas y teorías que se van a manejar en la investigación y no develar el estado del conocimiento del objeto de estudio seleccionado. También Henderson (2017, pp. 6–7) plantea la importancia de diferenciar estas dos figuras, y citando a Max Schwarz menciona que, mientras el marco teórico hace referencia al conocimiento mínimo que se requiere para comprender el problema de investigación que se quiere trabajar, refiriéndose a una base de conceptos teóricos; el estado del arte se refiere a un conocimiento necesariamente actualizado y profundo que existe a disposición para resolver un problema de investigación, que implica rastrear todas las investigaciones, especialmente las más recientes, que han contribuido a profundizar temáticamente o a resolver dicho problema.

      Un asunto que es necesario mencionar, antes de pasar al análisis concreto del estado del arte de los delitos de omisión en Colombia, se refiere al cuidado debido en la factura de este informe final, que da cuenta de este tipo de investigación documental, no se caiga en plagio ni en ninguna otra modalidad de infracción a los derechos de autor. En un estado del arte la mayor parte de lo que se presenta ha sido escrito por otros autores; hay que extremar entonces el cuidado para no olvidar citar a cada autor y fuente, de manera tal que no parezca que es de la autoría de quien escribe en el momento. Hay que hacer bien la mención y la adecuada citación de cada autor y

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