El sexo entre hombres. Norberto Chaves
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу El sexo entre hombres - Norberto Chaves страница 3
Dicho de otro modo: este libro no es un trabajo de investigación. No podría serlo, básicamente, porque soy incapaz de investigar y jamás he sentido el interés ni la tentación de incursionar en ese género. Las ideas aquí expuestas no son producto de ninguna metodología, ni se respaldan en un previo balance del «estado de la cuestión». No se sustentan en documentación alguna, a excepción de dos o tres textos de lectura puramente casual. De allí lo escaso y elemental de las citas. Esta aclaración me es necesaria, además, para granjearme la indulgencia hacia mis imprecisiones o falta de rigor, por parte de los posibles lectores con formación teórica; recordándoles que mi búsqueda no apunta al saber sino a la comprensión; no pretendo explicar un fenómeno objetivo sino, básicamente, liberar a un sujeto.
Y el texto no abunda en citas de terceros pues se trata de una sucesión de convicciones que no necesito ni deseo legitimar más que por la experiencia propia, por la propia tarea de reflexión y, en todo caso, por el acuerdo que me brinde el lector. Este libro no es el producto de un programa de tesis sino la síntesis de toda una vida pensando la vida.
No creo aportar aquí ningún descubrimiento teórico, ninguna hipótesis original sino, en todo caso, ordenar una serie de argumentos que están presentes en la opinión de muchos, o latentes en sus conductas, y que merecen una formulación explícita. Sí, en cambio, aspiro – y fervientemente – a que estos argumentos les sirvan al lector como apoyo en su esfuerzo liberador y le convenzan de la validez de sus intuiciones y sospechas.
No escribo para polemizar con un rival sino para aportarle armas a un aliado: escribo para quienes están de acuerdo conmigo. O puedan llegar a estarlo. Tampoco escribo para la «comunidad homosexual» sino para aquellos lectores movilizados por la problemática de la sexualidad y, por lo tanto, de la homosexualidad. Mi rechazo explícito del gueto — una de las claves del texto — se inicia con el rechazo de la escritura endogámica: no creo en la «literatura gay».
He escrito lo que estaba pensando tal como lo estaba pensando y, por ello, en mi texto se deslizan, sin represión alguna, la jerga y el coloquialismo: no se puede criticar el discurso social sin hacer alusión a su léxico. Con ello elimino ambigüedades, fruto de falsos pudores y retóricas académicas, y remito a lo concreto conocido. He eludido la falsa neutralidad del discurso «objetivo» para reforzar el peso de la convicción sobre el de la presunta verdad. Por ello, no he renunciado a la primera persona, que aparece de tanto en tanto para recordarle al lector que habla un homosexual desde su experiencia y no un diletante, un oportunista o un voyeur.
He cuidado la claridad, eludiendo en la medida de lo posible cultismos y tecnicismos que la obstaculizaran, y abundando en los ejemplos y las comparaciones. Y he recurrido intencionalmente a la redundancia, a la reformulación de las mismas ideas mediante giros que las vuelvan más transparentes. Espero haberlo logrado.
Norberto Chaves
Barcelona, Agosto 2008
PRÓLOGO A LA NUEVA EDICIÓN CORREGIDA Y AUMENTADA
Este libro es la nueva edición, corregida y aumentada, de «La homosexualidad imaginada. Vigencia y ocaso de un tabú» (Ed. Maia, Madrid 2009). El cambio de título obedece a un claro objetivo político, latente en la edición anterior: con ese cambio, abandono eufemismos a favor de una actitud más frontal. Hago lo que recomiendo a los demás: llamar a las cosas por su verdadero nombre, superar un pudor que no es sino manifestación de la autorrepresión.
Por otra parte, con ese cambio pongo el título en concordancia con las propias conclusiones del ensayo. «Homosexualidad» es una categoría ideológica; «sexo entre hombres», un hecho de la realidad. Descarto así un término que mi propio texto señala como discriminatorio. Se trata de una lucha de las palabras contra las palabras.
Idéntica frontalidad he adoptado en el subtítulo. He dado un paso adelante; he ido más allá del mero «ocaso de un tabú» y he aludido a su efecto: la pérdida de protagonismo de lo gay. El desvanecimiento de la dupla homo-hétero debilita la consistencia con que ésta se instituía como polaridad estructural de las identidades sexuales. Y tal debilitamiento conlleva, si no la disolución, sí la pérdida de hegemonía de «lo gay» en la identificación social del homoerotismo masculino.
Respecto del texto de la primera edición, éste supone una radicalización ideológica, en la cual ocupa un papel clave la valorización del sexo puro, entendido como independiente de todo otro tipo de vínculo, liberado de su milenaria pleitesía respecto del amor.
Otro avance puede observarse en el terreno de la propuesta. Esta nueva versión se compromete más con la formulación de nuevas significaciones de la sexualidad y nuevas formas de vivirlas. Se extiende, por lo tanto, a temas más genéricos y conflictivos como son la pareja, la fidelidad, la promiscuidad y los celos. Amplía así el espacio de su pertinencia e interés. Alentado por los lectores no-homosexuales de la edición anterior, he reforzado mis hipótesis que, a pesar de nacer de la experiencia homosexual, resultan extrapolables por la propia universalidad del deseo.
El texto actual conserva del anterior su vocación de crítica ideológica. Intento persuadir al lector desactualizado de que sus creencias no son sino la presencia del sistema en él, y, al lector evolucionado, convencerlo de que lo que está sospechando es cierto.
En esa tarea, he reincidido intencionalmente en las redundancias, ya reivindicadas en mi prólogo anterior. Y tengo argumentos para hacerlo. Pensar con cabeza ajena es más cómodo que hacerlo con la propia. La opinión espontánea, la «doxa», es pura alienación. Las cristalizaciones ideológicas enquistadas en el lenguaje común – y, por tanto, en el pensamiento – no se extirpan sino mediante una intensa actividad autocrítica. Ello explica el que las conquistas de la lucidez sean tan efímeras, es decir, que los retrocesos sean tan fáciles como imperceptibles. Los preconceptos establecidos logran derrotar, generalmente de un modo subrepticio, esas conquistas, una y otra vez. En el orden del conocimiento, la redundancia aparece así como un recurso indispensable: decírselo a uno mismo, una y otra vez, como una plegaria, para conjurar el riesgo de secuestro.
Norberto Chaves
Barcelona, Abril 2013
Todos nos transformaríamos si nos atreviésemos a ser lo que somos.
Marguerite Yourcenar
«Alexis. O el tratado del inútil combate»
1
LO QUE ES Y LO QUE NO ES
Los animales se dividen en: a) pertenecientes al Emperador, b) embalsamados, c) amaestrados, d) lechones, e) sirenas, f) perros sueltos, g) fabulosos, h) incluidos en esta clasificación, i) que se agitan como locos, j) innumerables, h) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, l) etc. m) que acaban de romper el jarrón, n) que de lejos parecen moscas.
J.L. Borges, Otras inquisiciones
El hecho y lo dicho
Prisioneros en una caverna y amarrados por el cuello, les es imposible girar la cabeza y mirar hacia el exterior; las sombras de lo que ocurre afuera se proyectan sobre el fondo de la cueva; aquellos desgraciados las confunden con la realidad y así, aún en su encierro, ellos creen saber del mundo. Con el mito de la caverna nuestros antepasados nos dejan, entre otras, esta advertencia: