Psicofonías. El enigma de la transcomunicación instrumental. José Ignacio Carmona Sánchez

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Psicofonías. El enigma de la transcomunicación instrumental - José Ignacio Carmona Sánchez Investigación Abierta

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es decir, del micrófono. La causa paranormal o nuestros comunicantes, como queramos llamarles, obran incluso en el interior de jaulas de Faraday (que inhiben la acción de campos electromagnéticos externos), o en el de cajas anecoicas (llamadas vulgarmente cajas sordas, que tienen el fin de atenuar las ondas de presión). En el vacío de campanas neumáticas no me consta que se hayan obtenido hasta la fecha psicofonías reseñables.

      Sospechamos que necesariamente tenga un patrón mayoritariamente acústico, pues, al prescindir del micrófono, el fenómeno tiende a remitir, aunque no desaparece del todo.

       ¿LAS PSICOFONÍAS SON SIEMPRE SONIDOS DE BAJA CALIDAD?

      No, sencillamente los dispositivos como grabadoras de bobina abierta, tipo Revox, eran poco frecuentes en manos de aficionados, posteriormente el uso más generalizado lo encontramos en antiguas grabadoras analógicas de casete que ofrecían una calidad muy pobre. Si a esto unimos el uso profano de las herramientas de edición de sonido, en las primeras épocas de la era del ordenador, se terminaba sí o sí por estropear el archivo. El desarrollo de las nuevas tecnologías ha originado un punto de inflexión al respecto, y ahora contamos con voces de razonable calidad obtenidas en soportes digitales (grabadoras DAT, ordenadores, minidiscos...), toda vez que una mayor familiaridad con el uso de los programas informáticos nos lleva a cometer menos errores.

      No deja de ser curioso que si, habitualmente, a los experimentadores se nos reprochaba que estos sonidos fueran poco comprensibles, aduciendo que podían ser cualquier cosa, paradójicamente al presentar hoy en día voces más rotundas, directamente pasamos a no ser creídos. Es decir, a pesar de que se han minimizado los errores de apreciación, se continúa reduciendo el fenómeno a un juicio de valor sobre la credibilidad del protagonista.

       ¿QUIÉNES SE INTERESAN POR LAS PSICOFONÍAS?

      Aunque la TCI esté formada por una legión de curiosos con limitados recursos instrumentales, también atrae a personas muy cualificadas en diferentes campos. Algunas de ellas cuentan con laboratorios de última generación y amplios conocimientos científicos y técnicos que emplean en sus pesquisas. Sopese el lector las razones por las que directores de importantes empresas de telecomunicaciones, catedráticos de todas las materias y un número significativo de doctores, empeñan desinteresadamente su prestigio al suscribir, sin fisuras, teorías tan exóticas como el contacto con personas fallecidas y otros seres de diferentes planos de existencia.

      El que personas con una cierta proyección social y laboral empleen un lenguaje tan directo está indicando que no es un fenómeno menor e irrelevante. Es más, a veces es frecuente que, sin ningún pudor, inviten a personas a vencer su curiosidad asistiendo a demostraciones de cómo realizan sus grabaciones. Entre ellos se suelen encontrar representantes de los medios, particulares y personal técnico que asisten atónitos a cómo, en aparente ausencia de fraude, surgen voces de la nada en diferentes idiomas, incluso dirigiéndose a ellos.

      Existen asimismo instituciones públicas y privadas que dedican parte de sus fondos a impulsar proyectos relacionados con la TCI. Personalmente, he tenido la oportunidad de participar activamente en alguno de ellos, desarrollados en importantes universidades y estudios de grabación, y se considera que es la única manera de llegar a desentrañar los misterios que esconden las voces.

      No olvidemos que solo a través de protocolos y grabaciones controladas se puede acabar por discriminar los patrones.

      No quiero extenderme en este punto, pero pongo como ejemplo el Instituto de Parapsicobiología de Bolonia, que emplea los últimos avances científicotécnicos en el estudio y observación de la fenomenología fronteriza. Los resultados de estas investigaciones son recogidos en boletines especializados, como, por ejemplo, los prestigiosos cuadernos ITC journal, dirigidos por la reconocida investigadora y ex diplomática Anabela Cardoso.

      Considero que es a estas instituciones a donde tienen que dirigirse quienes quieran plantear sus dudas acerca del fenómeno, en vez de tomar como referencia la multitud de páginas que proliferan en Internet y que no dejan de ser reflexiones y opiniones de los aficionados.

       ¿QUÉ NOS CUENTAN LAS PSICOFONÍAS?

      Cabe resaltar su semejanza con comportamientos humanos ordinarios. A veces, departimos distendidamente a micrófono abierto y surgen las voces participando como uno más de la conversación. Saludan, nos llaman por el nombre, e incluso hacen bromas sobre nosotros. Recuerdo una voz que al hacer yo referencia a que había olvidado traer más baterías, apuntó en tono fastidioso: «pues vaya». Esta particularidad es la que más suelo recoger en mis grabaciones, pequeñas e insignificantes constataciones que en absoluto ayudan a revelar nada extraordinario sobre ellas mismas o la constitución de su mundo.

      Confieso que en un primer momento ese detalle me hizo pensar en una simple proyección de nuestros pensamientos durante la experimentación pero, a medida que vas profundizando en el fenómeno, vas advirtiendo que esas voces tienen su autonomía y te desvelan informaciones desconocidas por ti, e incluso hacen guiños sobre aspectos velados de tu propia intimidad. Recuerdo una experiencia en el monte de Ancos, en un alto desde donde se domina la ría de Ferrol. Era una mañana cualquiera en la que decidí improvisar una grabación, y me acompañaba mi hija, que por entonces contaba apenas tres años. Mientras ella permanecía jugando por los alrededores, una voz muy desagradable se grabó diciendo repetitivamente «no existen..., no existen». Por entonces mi hija estaba en la época de los terrores nocturnos, y esa frase era la que le repetíamos para darle tranquilidad, solo que en aquella ocasión la desconocida causa paranormal imprimía un tono entre irónico y malintencionado. Era una voz de hombre grave y transmitía no poca inquietud.

      Otra vez me dirigí a Santa María de Melque, una antigua iglesia visigótica que más tarde fue templaria y que, por entonces, estaba en estado de semiabandono. Para situar al lector diré que el lugar estaba en medio de la nada. Después de intentar infructuosamente grabar durante un par de horas, en el último arrastre de la cinta superponiéndose al sonido de nuestros pasos sobre el piso empedrado, se advierte una voz que parece dirigirse a otro invisible interlocutor diciéndole: «pss, cuidado que vienen». Completamente estremecedor si pensamos en qué o quién podía ser consciente de nuestra presencia y nuestros movimientos, permaneciendo allí callado, limitándose a observarnos. Figuradamente es como si aparte de nosotros dos, de carne y hueso, allí hubiesen al menos otros dos seres invisibles tan ciertos como nosotros mismos.

      Es curioso, cuando empiezas a familiarizarte con experiencias como aquella, conforme pasa el tiempo se establece una sutil relación entre los comunicantes y el experimentador. Una vez me hice acompañar por unas personas, a una de las cuales tuve que llamarle la atención porque tenía el teléfono encendido. Este me dijo que había sido un descuido. No obstante, más tarde, en mi casa al procesar la grabación, la sensibilidad del micrófono delató que había otro interlocutor al otro lado del aparato curioseando con la experiencia. Lo sé porque una voz paranormal, en el preciso instante en que aquel personaje se excusaba, apuntillaba: «cuidado... te está engañando». No solo es reseñable que el mensaje fuera tan claro, sino que emplease la segunda persona, ¿cómo sabía que entre los presentes su mensaje acabaría siendo oído solo por su destinatario, en este caso yo?

      Relato estas pequeñas anécdotas porque en mi experiencia son las que representan más gráficamente el fenómeno. Que nadie imagine largas y fluidas conversaciones, generalmente

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