Pilar Bellosillo. Mary Salas Larrazábal

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Pilar Bellosillo - Mary Salas Larrazábal Caminos

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estilo más tradicional10. Ella era la segunda de 8 hermanos, en un entorno familiar muy unido que fue muy importante para ella. En todos sus escritos autobiográficos aparecen alusiones a la gran familia que la rodeaba: abuelos, tíos, primos y primas, sobrinos y sobrinas. En septiembre de 1984 llegó a reunirse con 375 entre todos ellos. El lugar de encuentro, la casa familiar de los abuelos, la cual está en una aldea soriana, Derroñadas, que apenas aparece en los mapas, lejos de cualquier pueblo grande. Allí acudía todos los veranos y períodos de descanso, y cuando no podía hacerlo por tareas diversas, confiesa que lo añora, que echa de menos tanto el entorno natural, que le da paz, que le inspira ideas de integración en la naturaleza, muy importantes también para comprender el ritmo de su pensamiento, como la compañía familiar, que le da soporte afectivo, seguridad y equilibrio.

      En ese ambiente sitúa Pilar también, el nacimiento de su fe cristiana. Fue una profunda creyente, con una fe sólida en Dios, expresada meridianamente en todos sus escritos, tanto en los íntimos, como en los que presentó al público. Gozaba de una gran confianza en la figura de Jesús que la mantuvo mientras vivió, convencida del sentido y la importancia de su tarea y de su vida, y que permaneció a pesar de los avatares y disgustos que la institución eclesiástica, por la que tanto trabajó, pudo producirle.

      Sus primeros estudios los realizó en la propia casa familiar, con maestras particulares, y después de un curso en el colegio de la Asunción de Madrid, hizo la carrera de Magisterio en la Academia Véritas, de la Institución Teresiana entre los años 1931 y 1935. Allí conoció personalmente al padre Pedro Poveda11, del que recuerda que «estaba por la promoción total de la mujer». «Ahí está –nos dice–, el inicio de mi personal liberación: cuando soy capaz de definirme como alguien libre y responsable y voy progresivamente tomando conciencia de mi grandeza y dignidad». Define como características de la educación de las teresianas la formación humana al mismo tiempo que la formación cristiana, junto con una gran fe en Dios expresada en todos los ámbitos de la vida.

      También realizó estudios de Asistente social en la Escuela de Formación Familiar y Social, de la calle Lagasca de Madrid, regentada por miembros de Les Filles de Marie, y comenzó a trabajar, antes de la guerra, como voluntaria en una academia para obreras gestionada por la Acción Católica. Cuando la situación política fue haciéndose más y más tensa, marchó a Portugal con su madre y sus hermanos. Sin embargo, Pilar tuvo tiempo de presentarse a unas oposiciones a magisterio en el mes de julio de 1936, que aprobó, pero cuya actividad, a causa de la guerra, no llegó a ejercer nunca12.

       Con Pablo VI en la etapa posconciliar

      La familia pasó de Portugal a Bilbao cuando ya había sido tomada por el bando nacional y allí fue nombrada presidenta parroquial de las Jóvenes de Acción Católica de Algorta. En el año 1938, en plena guerra, asistió en Zaragoza a un cursillo de dirigentes juveniles, que podemos decir que decidió su destino, porque desde entonces se comprometió definitivamente con Acción Católica, donde ininterrumpidamente desempeñó cargos nacionales hasta el año 1964.

      La familia se había instalado ya en Madrid, donde Pilar vivió toda su vida, salvo las largas temporadas en las que por sus obligaciones internacionales tuvo que residir en París y en Roma. Así, desde 1951, cuando fue elegida como miembro del Consejo de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC), residía a temporadas en París, en un apartamento facilitado por esa institución. Y, durante las sesiones del Concilio, en Roma, en una residencia de religiosas.

      Sus amistades más íntimas estuvieron entre sus compañeras de Acción Católica: tanto de la primera etapa en las Jóvenes, como Mercedes Baceta y Carmen Vallina; y también en las siguientes: Mary Salas, Josefita Martín Sampedro, Carmen Cachot, Sagrario Ramírez, Esperanza Gutiérrez y Carmen Wirth. Este fue también el equipo de dirigentes que renovó la Rama de Mujeres de Acción Católica. Más tarde, Carmen Victory la sustituyó como presidenta nacional, cuando las obligaciones internacionales hicieron imposible compaginar ambos cargos.

      También hizo gran amistad con el sacerdote francés monseñor Lamoot, primer consiliario que encontró en la UMOFC y con su sucesor, monseñor Antonio Ramselaar, sacerdote holandés, que fue perito en el Concilio, con quien intimó de manera extraordinaria. Cuando Ramselaar cumplió 80 años, Pilar le dirigió una emotiva carta narrando algunas de las vicisitudes que habían vivido juntos. Entre ellas podemos destacar por su interés su ayuda en la elaboración del Memorándum que la UMOFC realizó y presentó, a través del Consejo de Laicos, a la Comisión Pontificia para la revisión del Derecho Canónico. Durante esa etapa, en que Pilar vivió diversos acontecimientos importantes, como aquel coloquio sobre Derecho Canónico, la elaboración del Programa de Educación liberadora, en Turnhout (Bélgica), y el Congreso de Dar es Salam, Ramselaar era consiliario de la UMOFC y ambos, estrechos colaboradores. Durante un largo viaje por África, la madre de Pilar estaba muy enferma y, al no haber facilidad de comunicaciones, su hermana Carmen le enviaba a diario un telegrama, allá donde estuviera, para mantenerle informada de la situación. Ramselaar aparecía siempre al lado de Pilar cuando llegaba el telegrama, sin duda temiendo lo peor, para reconfortar a su amiga13.

      A él achaca Pilar el cambio fundamental desde el concepto de caridad al de justicia, para hablar del tema de la mujer. La justicia tiene como base la libertad, mientras que la caridad, importante para determinar la finalidad de la vida, por el amor que contiene y significa, resulta fundamental para el desarrollo religioso, pero no para resolver el tema de la mujer. Ramselaar publicó un libro, La Justice dans le monde, en el que expone estas diferencias teóricas básicas para una nueva directriz de la acción de la UMOFC.

      Mantuvo también amistad fraternal con Marie de Rostu, de Les Filles de Marie, a quien conoció en su cargo internacional y que fue quien la preparó como sucesora en el cargo de presidenta de la UMOFC y la acompañó después como vicepresidenta, apoyándola en los momentos difíciles. También Claire Delva, miembro del Consejo de la UMOFC como presidenta de la Asociación Internacional de Caridad, que participó con Pilar en la Comisión Pontificia para el Estudio de la Mujer en la Sociedad y en la Iglesia. Y Denise Peeters, representante belga en el Consejo de la UMOFC, que trabajó con ella muy especialmente en el programa de la Promoción de la Mujer. Grandes amigos suyos fueron Ramón Sugranyes de Franch y Joaquín Ruiz Giménez, los dos españoles que precedieron a Pilar como presidentes de la Conferencia de las Organizaciones Internacionales Católicas (OIC).

      Pilar realizó infinidad de viajes, por razón de sus cargos. Pero cabe destacar tres largos recorridos, dos por Sudamérica y otro por África. El primer viaje a América lo realizó en 1957 con la secretaria de la UMOFC, Mlle. Saint Maurice y con Carmen Wirth, vocal de la UMOFC en España. Fue un viaje de promoción de esa internacional en aquel continente. Con este objetivo recorrieron diferentes países de Sudamérica.

      El segundo viaje a América tuvo como motivo una reunión de las OIC en Buenos Aires, que la UMOFC aprovechó para estimular programas de educación para la mujer por todo el continente. Acompañaban a Pilar Mary Salas, responsable de la Comisión de Educación; Carmela Rossi, vicepresidenta general, y Elena Cumella, vicepresidenta para América Latina. Pasaron a Colombia, Venezuela y México.

      El viaje a África14 se realizó en 1968, con una duración de quince días. En Kinshasa hubo una reunión de las OIC de africanos francófonos, poco después de la independencia, en la que estuvieron presentes Pilar y Mary. A la vuelta se detuvieron en Camerún, Costa de Marfil y Senegal donde trabajaron el tema de promoción de la mujer con las representantes de la UMOFC en estos países, para planificar el programa de educación liberadora. Más tarde todos estos trabajos se recogieron en la reunión de Turnhout, en el que cada región presentó su programa.

      

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