Abogados de ficción. Walter Arévalo-Ramírez

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Abogados de ficción - Walter Arévalo-Ramírez Derecho

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Aunque este le propuso matrimonio, decidió escaparse a Viena para casarse con Arthur, con quien viviría en Tiflis (Georgia).

      De acuerdo con sus memorias, un momento clave de inspiración para involucrarse en el movimiento pacifista internacional fue cuando conoció la International Arbitration and Peace Association (IAPA), institución que pretendía reemplazar el uso de la fuerza mediante la solución pacífica de controversias entre las naciones. La idea de una justicia entre naciones incrementaba su deseo de escribir por la causa de la paz y el movimiento pacifista internacional (Von Suttner, 1910, p. 286).

      Fuertemente motivada a promocionar los esfuerzos del movimiento pacifista internacional por denunciar las atrocidades de la guerra y proponer la solución pacífica de las controversias internacionales, escribió su novela Die Waffen nieder!, internacionalmente traducida como Lay Down Your Arms (¡Abajo las armas!), a sus 44 años. Esta novela es una ficción autobiográfica de corte antibelicista que narra la historia de una ama de casa que pierde a su primer y segundo esposo a causa de las atrocidades de la guerra. Su mensaje a través del libro era que las naciones civilizadas debían detener las carreras armamentistas y “bajar las armas”.

      Para ella, era importante influenciar la opinión pública con su novela, quería que, a través de la literatura, las personas conocieran los efectos desgarradores de la guerra, para que al elegir a los futuros gobiernos votaran por personas que cambiaran el uso de la fuerza por una corte internacional de arbitraje que estableciera los procedimientos judiciales internacionales como el mecanismo ideal de solución de controversias (Von Suttner, 1906).

      Precisamente, ella escribió esta novela en el momento en que Europa se encontraba en la cima de su carrera armamentista. Esta se volvió un best seller internacional, fue traducida a todos los idiomas europeos y tuvo 37 reediciones durante su vida.

      Fue reconocida tanto por juristas como por literatos. Por ejemplo, el autor ruso León Tolstói comparó su obra con la famosa novela estadounidense La cabaña del tío Tom, de Harriet Beecher Stow, la cual tuvo un papel importante para la abolición de la esclavitud en 1863 en los Estados Unidos (Landa, 1996).

      Tal fue el impacto de la novela que ella se posicionó como líder notable del movimiento internacional de la paz. El movimiento no solo la necesitaba como autora, sino también por su gestión administrativa. Esta misión se convertiría en el propósito de su vida y requeriría toda su dedicación y tiempo (Landa, 1996).

      Ella desempeñó un papel importante en la consolidación y organización de sociedades de paz, tales como la Sociedad Austriaca de la Paz (1891), de la cual también fue presidente; fundó, junto con colegas del movimiento, la Sociedad Alemana de la Paz (1892) y la Sociedad Húngara de la Paz (1894). También difundió sus ideas mediante periódicos, tales como Die Waffen nieder!, del cual fue fundadora, y Die Friedens-Warte, del cual fue coautora y que aún circula en la actualidad, convertida en una reconocida revista indexada sobre estudios de paz.

      Asimismo, fue lobista ante la Unión Interparlamentaria, una de las primeras organizaciones internacionales del mundo (1889) y el primer foro multilateral permanente, organización que proponía crear una federación de Estados europeos y fue definitiva para consolidar el modelo siguiente: la Liga de las Naciones.

      Su reconocimiento internacional a través del movimiento la llevó a ser vicepresidenta de la International Peace Bureau (IPB) (la red de asociaciones pacifistas más antigua del mundo, aún en funcionamiento) en Berna (Suiza) (Landa, 1996). A su vez, fue activa en combatir los primeros brotes de antisemitismo y lucharía contra el racismo: varios historiadores reconocen la manera en que anticipadamente ella denunció cómo la mezcla de chauvinismo, militarismo y antisemitismo para la época en Austria y Alemania impulsaría a la sociedad hacia el conflicto y las atrocidades de la guerra (Hamann, 1996).

      Bajo su liderazgo, el movimiento internacional de la paz se fue convirtiendo en una institución transnacional, a la par de la cual se iban formando nuevas sociedades de paz alrededor de Europa; ella, en representación de estas, iba participando en la mayoría de las conferencias y congresos de paz internacionales en países como Bélgica, Italia, Países Bajos y Suiza. Su trabajo sobre la historia del movimiento es fundamental, pues, mientras lo ­lideraba, continuaba escribiendo reportes, artículos, ensayos y comentarios en periódicos publicados en cuatro idiomas sobre el crecimiento y futuro de este (Landa, 1996).

      Su influencia no solo se quedó en Europa, sino que ella también pudo expandir los movimientos de paz a los Estados Unidos, sus ideas encontrarían apoyo en las organizaciones sociales estadounidenses de la época interesadas en los conflictos europeos y en la situación racial de este país. Según Laurence (1992), “la participación de Bertha en el movimiento por la paz llevó a algunos a describirla como la mujer que es el movimiento por la paz y le ganó el apodo de general en jefe del movimiento por la paz”.

      También se convirtió en la primera mujer en recibir un premio de la paz al ganarlo en 1905, y estuvo entre quienes convencieron a su antiguo pretendiente y amigo Alfred Nobel de que donara parte de su fortuna para promover la causa de la paz y establecer el sistema que administra el premio (Landa, 1996; Laurence, 1992).

      Bertha von Suttner durante la Conferencia de Paz de La Haya (1899). Foto cortesía de Carnegie Foundation

      Actualmente, con la tecnología disponible y los avances en libertad de expresión política, sería fácil difundir las ideas de un movimiento que defienda la paz en Europa; sin embargo, a principios del siglo XIX, era muy difícil para las mujeres liderar estas campañas. La libertad de expresión en todos los países europeos estaba restringida por la ley, las publicaciones de ideales liberales eran un peligro para los Estados y, por tanto, los gobiernos se esmeraban en censurar y confiscar cualquier publicación “peligrosa” y perseguir a los “subversivos” que se atrevieran a escribir sobre temas vetados (Laurence, 1992).

      La misma Constitución austriaca de 1867 expresamente autorizaba suspender los derechos y libertades civiles en caso de emergencia, convulsión o tensión política, y a diferencia de hoy, hacerlo sin mayor control judicial. Para la época, las ideas de objeción de conciencia en cuanto a la guerra y a la carrera militar eran consideradas un crimen. Bajo este tipo de normas sobre libertad de expresión, ella tuvo que encontrar formas creativas de desarrollar nuevas propuestas sobre la paz y el derecho internacional, como la literatura.

      Además de estos obstáculos, a comienzos del siglo XIX, la sociedad imponía papeles muy limitados a las mujeres. Ella no era una mujer sumisa, por el contrario, causó gran controversia ante el público tradicionalista porque utilizaba un discurso subversivo

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