Viaje a la Era Esmeralda. Historia de ciencia ficción. Sanzhar Kondybayev
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Sanzhar, aún sorprendido por el inesperado discurso, le tendió la mano en respuesta:
– Estoy muy feliz de conocerte. ¿Cómo puedo ayudar? ¿No sabes cómo llegar al salón de clases?
Richard sacudió levemente la cabeza y su sonrisa se hizo más amplia.
“No, gracias, ya sé adónde ir”, respondió con un ligero dejo de misterio en su voz. – Pero tú, Sanzhar, quizás necesites mi ayuda.
Sanzhar arqueó las cejas sorprendido, sin entender de qué estábamos hablando.
– ¿Ayuda? – preguntó, tratando de entender hacia dónde se dirigía este extraño hombre. “Sólo soy un estudiante de segundo año, no tengo nada que ver con el comercio internacional”, se ríe, tratando de calmar la situación.
Richard se inclinó ligeramente hacia adelante y su voz se volvió más tranquila, como si estuviera a punto de compartir un secreto.
– Te equivocas, querida. Lo que tengo para ofrecer no sólo te ayudará a ti, sino a toda la humanidad”, respondió Richard, su voz sonaba como si supiera algo que no estaba disponible para los demás.
Sanzhar sintió una ligera excitación mezclada con desconcierto. Su corazón latía más rápido.
– Bueno, ¿qué es esto? – preguntó, tratando de no mostrar su emoción.
Richard se levantó y, inclinándose hacia Sanzhar, dijo en voz baja, mirando a su alrededor:
– Te ayudaré a viajar hacia el futuro, cien años hacia el futuro, hasta el año 3024. Tu viaje solo te tomará un par de minutos, aquí en el 2024 nadie notará tu ausencia.
Estas palabras sonaron como un rayo caído del cielo. Sanzhar sintió un escalofrío recorrer su espalda. Dio un paso atrás, su mente dando vueltas, tratando de comprender lo que había oído.
– Lo siento, pero tengo que irme. “Fue interesante, pero llego tarde a clase”, dijo rápidamente, sintiendo que su ansiedad crecía.
– Por supuesto, Sanzhar. Hasta luego. ¡Nos vemos! – Respondió Richard con una sonrisa, desdoblando nuevamente su periódico.
Sanzhar murmuró palabras de despedida y caminó rápidamente hacia la universidad. Su corazón todavía latía más rápido de lo habitual y sus pensamientos corrían caóticamente en busca de una explicación lógica a lo sucedido. Miró hacia atrás para asegurarse de que el hombre no lo seguía, pero Richard ya estaba inmerso en la lectura del periódico, como si nada hubiera pasado.
Al llegar al público, Sanzhar se detuvo frente a la puerta, tratando de calmar su respiración y ordenar sus pensamientos. Ante él era un día normal de escuela, pero algo en su interior le decía que ese día sería el comienzo de algo inusual, algo que podría cambiar su vida para siempre.
2:2 Movimiento extraño. Sanzhar, todavía un poco sorprendido por el extraño encuentro con Richard, cruzó rápidamente el patio de KIMEP y se dirigió al edificio donde iba a comenzar la clase de cinematografía. Tan pronto como atravesó las puertas de cristal, sintió el frescor del aire acondicionado, que contrastaba marcadamente con el aire cálido de la mañana en el exterior. Hizo una pausa por un momento, tratando de calmarse y centrar su atención en las próximas actividades, pero los pensamientos de conocer a Richard no lo dejaban ir.
Se dirigió hacia las escaleras que conducían al segundo piso, donde se encontraba la sala de cinematografía. La escalera era amplia, con escalones de mármol, ligeramente iluminada por la luz de la mañana que entraba por los grandes ventanales. Sanzhar subió, pensando en la próxima película, tratando de distraerse de los extraños acontecimientos que sucedieron por la mañana.
La sala de cine era uno de sus lugares favoritos en la universidad. Había una atmósfera de inmersión en el arte, donde cada película se convirtió en objeto de análisis y discusión detallados. Sanzhar siempre esperó con ansias estas clases, ya que le permitieron penetrar más profundamente en el mundo del cine, comprender las complejidades de la trama, los descubrimientos del director y el trabajo de cámara.
Pero cuando entró en el pasillo que conducía al vestíbulo, su mirada se vio inmediatamente atraída por una figura parada en el otro extremo. Era el mismo Richard a quien acababa de encontrar en la entrada de la universidad. Sanzhar se detuvo, sintiendo un ligero temblor recorrer su cuerpo. "¿Cómo pudo llegar aquí tan rápido?” – pensó, acercándose lentamente a la figura. Parecía como si Richard estuviera allí específicamente para encontrarse con él nuevamente, como si quisiera demostrar que su extraña propuesta no eran solo palabras, sino una posibilidad real.
“Oh, aquí estás de nuevo”, dijo Richard con una suave sonrisa mientras Sanzhar se acercaba. Había una ligera satisfacción en su voz, como si le alegrara ver la sorpresa en el rostro del joven. “¿Espero no haberte asustado demasiado?”
Sanzhar sintió que su corazón empezaba a latir más rápido de nuevo. Intentó encontrar palabras, pero sólo había una cosa en su cabeza: ¿cómo llegó este hombre hasta aquí tan rápido?
“No, por supuesto”, respondió Sanzhar, tratando de no mostrar su entusiasmo. “La oferta fue simplemente… inesperada, eso es todo”.
Richard asintió, como si comprendiera todas las dudas que atormentaban a Sanzhar.
“Es natural”, dijo, mirando directamente a los ojos del joven. “No todos los días te ofrecen viajes en el tiempo”. Pero créanme, esta frase tiene mucho más sentido de lo que parece a primera vista.
Sanzhar miró a Richard y sintió que su tensión interior crecía. Era como la realidad, pero al mismo tiempo todo parecía irreal, como si se encontrara en el centro de una historia fantástica que él mismo aún no estaba preparado para creer.
“Sabes”, continuó Richard, acercándose un paso más, “el mundo cambia cada año y, a veces, para comprender hacia dónde se dirige, es necesario mirarlo desde el futuro”. ¿Le interesa no sólo lo que está sucediendo ahora, sino también lo que sucederá después?
Sanzhar asintió en silencio, sin saber qué decir. Estaba seguro de que ante él se encontraba un hombre que sabía mucho más de lo que podía imaginar. Pero este hombre le estaba ofreciendo algo que iba más allá de la comprensión ordinaria, algo que podría cambiar su vida.
“Te invito a ver el futuro con tus propios ojos”, continuó Richard, su voz se volvió casi hipnótica, como si realmente tuviera la capacidad de mirar más allá del velo del tiempo. – Imagina cómo tu conocimiento y comprensión de lo que viene puede afectar tu hoy, tus decisiones, tus sueños.
Sanzhar, sintiendo que su cabeza se llenaba de más y más preguntas, sacudió lentamente la cabeza. Entendió que la oferta sonaba tentadora, pero al mismo tiempo increíble.
“Lo siento, Richard”, dijo finalmente, tratando de sonar lo más seguro posible. – No puedo aceptar tal oferta. Soy estudiante, tengo mis propias responsabilidades y clases. Esto es demasiado… increíble.
Richard frunció levemente el ceño, pero luego su rostro volvió a tener una expresión amistosa.
“Entiendo”, dijo, asintiendo respetuosamente. “No es fácil tomar esa