Viaje a la Era Esmeralda. Historia de ciencia ficción. Sanzhar Kondybayev

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Viaje a la Era Esmeralda. Historia de ciencia ficción - Sanzhar Kondybayev

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entonces no lo abandonaron. Pero la curiosidad se apoderó de él y, tras recibir su orden, Sanzhar se dirigió a la mesa donde estaba sentado Richard.

      – Oye, ¿te importa si me uno? – preguntó Sanzhar, intentando hablar con seguridad y naturalidad.

      Richard levantó la vista de su libro y, al ver a Sanzhar, sonrió afablemente:

      – Por supuesto, siéntate, Sanzhar. ¿Cómo estuvo su día?

      – Gracias. “El día estuvo ocupado”, respondió Sanzhar, sentándose frente a Richard y tomando un sorbo de jugo. – Hoy tuvimos un casting para el club, además de una lección de cinematografía. Muchas cosas.

      “Parece un día interesante”, dijo Richard, inclinándose ligeramente hacia adelante para demostrar que estaba realmente interesado. – ¿Estás estudiando cinematografía?

      “Sí”, respondió Sanzhar, animándose un poco. – Hoy vimos la película “Blade Runner”. Y luego el profesor nos pidió que escribiéramos un análisis crítico. Pero la tarea más difícil es idear una nueva trama fantástica. Parece que ya están todas las ideas escritas.

      Richard, al oír esto, sonrió, como si conociera bien el problema.

      – A veces parece que ya está todo inventado, pero en realidad cada idea puede ser nueva si la miras desde otro ángulo. En el cine, como en la vida, mucho depende de la perspectiva.

      Sanzhar pensó en estas palabras, sintiendo que contenían algo de sabiduría. Había algo tranquilizador en el tono de Richard que inspiraba confianza e inspiración.

      “Estás hablando del futuro…” comenzó Sanzhar, sintiendo que sus pensamientos regresaban a la conversación anterior con Richard. – ¿Qué crees que puede cambiar nuestra percepción de la realidad?

      Richard guardó silencio por un momento, buscando palabras, como si respondiera a una pregunta que había estado preparando durante mucho tiempo.

      “Nuestra percepción cambia la experiencia”, dijo finalmente, su voz se volvió más profunda y seria. “Cuando ves cosas que parecen imposibles, tu mente se abre a nuevas posibilidades”. El conocimiento que adquieras puede cambiarte a ti y a tu mundo.

      Estas palabras causaron una fuerte impresión en Sanzhar. Sintió que Richard no sólo estaba diciendo verdades generales, sino algo más profundo y personal.

      “A veces pienso que vivimos sólo en el presente, pero no pensamos en el futuro”, admitió Sanzhar, compartiendo sus pensamientos internos. “Pero el futuro es lo que determina nuestras decisiones hoy”.

      Richard asintió y su mirada se volvió pensativa, como si estuviera de acuerdo con un pensamiento que se había estado gestando en su interior durante mucho tiempo.

      – Tienes razón, Sanzhar. Pero ¿y si pudieras ver este futuro? ¿Qué pasaría si pudieras saber adónde conducirán tus decisiones? Podría ayudarle a comprender qué es realmente importante.

      Sanzhar se quedó paralizado, reflexionando sobre lo que había oído. Las palabras de Richard parecieron cerrar el círculo de sus pensamientos, ayudándolo a comprender lo que realmente se estaba perdiendo.

      – ¿Quieres decir… viaje en el tiempo? – preguntó, sin apenas dar crédito a sus oídos.

      Richard sonrió, pero esta vez su sonrisa era misteriosa, como si supiera algo que Sanzhar aún no podía entender.

      – Exactamente. Viajar en el tiempo no se trata sólo de ver el futuro. Esta es una forma de comprender cómo se relaciona con el presente y cómo puedes influir en él.

      El corazón de Sanjar latió más rápido. Su mente le decía que todo eso era imposible, pero algo dentro de él, tal vez una curiosidad infantil o una sed de aventuras, lo empujó a aceptar.

      “¿Estás diciendo que… puedo hacer esto?” – preguntó, conteniendo su emoción.

      Richard asintió, su rostro permaneció tranquilo.

      – Puedo mostrarte cómo funciona. Esto no será sólo una historia, Sanzhar, sino una historia real. Verás el futuro con tus propios ojos.

      La emoción, mezclada con curiosidad y temor, se apoderó de Sanzhar. Sintió que algo dentro de él cambiaba, como si una puerta que ni siquiera sabía que estaba ahora estuviera entreabierta y él estuviera parado en el umbral de lo desconocido.

      “Está bien”, dijo finalmente, tomando una decisión. – Estoy listo para intentarlo.

      Richard asintió afablemente y terminó su sándwich como si todo fuera normal.

      “Entonces vámonos”, dijo, levantándose de su asiento.

      Salieron juntos del café y se dirigieron por el pasillo de la universidad. Richard comenzó a explicarle a Sanzhar los principios básicos de la máquina del tiempo, acercándolo cada vez más al próximo paso decisivo. El ligero ruido de los estudiantes y las voces apagadas creaban el fondo, pero Sanzhar ya no los escuchó; todos sus pensamientos estaban ocupados con lo que podría suceder a continuación.

      2:7 Viaje en el tiempo. Sanjar y Richard caminaron lentamente por el largo pasillo de la universidad, sus pasos resonaban silenciosamente en las paredes, como si el edificio mismo fuera testigo de lo que estaba a punto de suceder. Una ligera excitación invadió a Sanzhar; cada palabra que decía Richard despertaba en él una mezcla de curiosidad y duda. Lo que parecía una fantasía estaba tomando ahora una forma muy real.

      Richard caminó a su lado, sus pasos eran seguros y continuó explicando los principios de la máquina del tiempo con tanta calma, como si fuera una conferencia ordinaria.

      “La máquina del tiempo de la que hablaba se inventó en 2066”, comenzó Richard, con voz suave y profunda, como si estuviera discutiendo un hecho histórico. “Requiere una enorme cantidad de energía para funcionar. Imagínese: para avanzar cien años, necesita utilizar la misma cantidad de energía que se necesitaría para suministrar electricidad a una ciudad entera durante una semana.

      Sanzhar escuchó, inmerso en cada palabra. Intentó imaginar la escala de este invento, pero todavía le parecía algo increíble. Le resultaba difícil creer que viajar en el tiempo fuera posible, pero la voz de Richard sonaba tan segura que las dudas comenzaron a disiparse gradualmente.

      – ¿Pero por qué tanta energía? – preguntó Sanzhar, intentando comprender la lógica oculta de este dispositivo.

      “La cuestión es que una máquina del tiempo no sólo te hace avanzar o retroceder en el tiempo”, continuó Richard, inclinándose ligeramente hacia Sanzhar para recordar mejor sus palabras. “Crea un espacio separado a tu alrededor, donde el tiempo se mueve de manera diferente. Literalmente existes fuera del tiempo mientras ocurre la transición.

      Se acercaron al ascensor y Richard presionó el botón de llamada. Las puertas del ascensor se abrieron suavemente, como invitándolos a entrar.

      “Adelante, Sanzhar”, dijo Richard, señalando las puertas abiertas. “Tú te mudas solo y yo me quedaré aquí”. En su interior verás un botón verde con el número 3024.

      Sanzhar pensó que se trataba de un ascensor universitario normal, en el que subía y bajaba todos los días, así que entró con valentía.

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