Viaje a la Era Esmeralda. Historia de ciencia ficción. Sanzhar Kondybayev
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– ¡Buen trabajo, Sanzhar! – gritó el entrenador cuando logró anotar un punto. – Pero recuerda: el juego no se trata sólo de fuerza, sino también de estrategia. Tienes que ver no sólo el balón, sino también la posición de todos tus compañeros y oponentes.
Sanzhar asintió, reflexionando sobre las palabras del entrenador. A medida que avanzaba el partido, empezó a notar lo importante que era la cooperación entre los jugadores, cómo cada pase y cada tiro era parte de un plan único que se desarrollaba ante sus ojos. La emoción y el entusiasmo que surgió durante el juego le hicieron olvidarse de todo lo demás. Disfrutó el momento, intentando cada vez comprender mejor a sus compañeros y predecir sus acciones.
Pero los pensamientos sobre la historia todavía no lo dejaron ir. Comenzó a establecer paralelismos entre el juego y su tarea: encontrar la idea que se convertiría en el elemento clave de su historia, como un buen pase en el voleibol. Se dio cuenta de que necesitaba pensar no sólo en los detalles individuales, sino también en cómo encajan, cómo un pensamiento puede recoger otro, creando un todo único.
Con cada nueva broma, Sanzhar sentía cada vez más cómo su conciencia se aclaraba, cómo las barreras internas que le impedían encontrar esa idea se disolvían lentamente. El juego en equipo lo obligó a pensar de manera más amplia, ir más allá de lo habitual y buscar soluciones en equipo.
Cuando terminó el entrenamiento, Sanzhar estaba cansado pero satisfecho. Entendió que el juego le ayudaba a distraerse un poco y mirar el problema desde otro ángulo. El entrenador le dio una palmada en el hombro felicitándolo por el buen juego, y Sanzhar, deteniéndose un poco más en la cancha, pensó en cómo el deporte puede ayudar a resolver problemas creativos.
Su siguiente parada fue el casting de nuevos miembros del club y, sintiéndose un poco nervioso, se dirigió al vestuario para refrescarse y prepararse para el siguiente desafío del día. Sabía que todavía le esperaban muchas cosas interesantes, pero seguía siendo un misterio exactamente cómo afectaría esto su búsqueda de una nueva idea.
2:5 Trabajar en el club. Sanzhar, sintiéndose un poco cansado después de un intenso entrenamiento, se dirigió a la sala del club, donde iban a elegir nuevos miembros para el club de estudiantes “KIMEP TIME”. Aunque sus pensamientos todavía estaban vagando en torno a la tarea asignada por el profesor – escribir una historia de fantasía con una trama completamente nueva – sabía que ahora necesitaba concentrarse en el asunto que tenía entre manos.
La sala del club lo recibió con su habitual atmósfera animada. La espaciosa habitación estaba llena de luz natural que entraba por grandes ventanales. En el centro de la sala había varias mesas, en las que los miembros del club ya estaban sentados discutiendo el próximo evento. En las paredes colgaban carteles con números anteriores de la revista, fotografías de eventos y carteles de reuniones pasadas del club. Había un proyector en un rincón de la sala, ya instalado para mostrar las presentaciones de los candidatos.
– ¡Hola, chicos! – Comenzó enérgicamente Lana, la presidenta del club, cuando Sanzhar entró en la sala. Su alegre voz atrajo instantáneamente la atención de todos los presentes. – Hoy tenemos un día importante: elegir nuevos miembros para nuestro club. Estoy seguro de que todos vinieron de muy buen humor y listos para un trabajo productivo.
Sanzhar asintió afablemente y ocupó su lugar en una de las mesas. Para él, trabajar en el club siempre fue algo especial: aquí podía hacer realidad sus ambiciones creativas, discutir ideas con personas de ideas afines y participar en proyectos que realmente importaban. Hoy iba en serio, porque había que seleccionar a quienes pasarían a formar parte del equipo y crear con ellos nuevos contenidos para la revista.
Los candidatos comenzaron a entrar a la sala, uno a uno presentándose y hablando de sus intereses. La atmósfera se volvió cada vez más tensa, cada candidato intentaba impresionar a los miembros del club, esperando la aprobación y un lugar codiciado en el equipo.
“Hola, mi nombre es Alina”, comenzó uno de los aspirantes, entrando a la habitación. Actuó con confianza, pero había un ligero nerviosismo en su voz. – Siempre me ha apasionado el periodismo y quiero desarrollar mis habilidades trabajando en artículos y proyectos contigo. Tengo varias ideas que me gustaría implementar en su club.
Sanzhar miró atentamente a Alina y notó su sinceridad y su deseo de autorrealización. Ella habló de sus propuestas con entusiasmo y esto le causó una impresión positiva.
Cuando Lana invitó a los miembros del club a hablar, Sanzhar fue el primero en expresar su opinión:
– Me parece que Alina está realmente interesada en el trabajo del Club y puede hacer una contribución significativa a nuestros proyectos. Sus ideas son frescas y creo que podrá adaptarse rápidamente al equipo.
El resto de los socios del club apoyaron su opinión y después de una breve discusión se decidió aceptar a Alina en el club.
El casting continuó y cada nuevo candidato despertó cada vez más interés en Sanzhar. Algunos solicitantes tenían más experiencia, otros estaban entusiasmados pero tenían menos experiencia. Era importante encontrar un equilibrio y elegir a aquellos que pudieran trabajar eficazmente en equipo, aportando nuevas ideas y energía a sus actividades.
Sanzhar se sumergió cada vez más en el proceso, tratando de evaluar objetivamente a cada candidato, porque de su elección dependía el futuro del Club y sus proyectos. Le interesaba ver cómo se mostraba cada aspirante, cómo se desarrollaba su personalidad y cómo interactuaba con los actuales miembros del club. Se dio cuenta de quiénes tenían pensamiento creativo, quiénes podían ofrecer soluciones no estándar y quiénes podían inspirar a otros a alcanzar nuevos logros.
Cuando el último candidato abandonó la sala, Lana volvió a tomar la palabra:
– ¡Buen trabajo, chicos! Creo que hicimos una buena elección. Ahora tenemos nuevos miembros y nos esperan muchos proyectos interesantes.
Sanzhar asintió, sintiéndose satisfecho con el trabajo realizado. Sabía que en el club siempre habría un lugar para las ideas creativas y las personas con talento, y eso le inspiró. Sin embargo, el cansancio tras la jornada empezó a pasar factura. Decidió que necesitaba descansar y refrescarse antes de volver a sus pensamientos sobre su tarea cinematográfica.
Sanzhar se dirigió a un pequeño café en el campus universitario, esperando un minuto de paz y tranquilidad para ordenar sus pensamientos y prepararse para un trabajo productivo en el futuro.
2:6 Reunión en un café. Después de un día ajetreado lleno de acontecimientos y reflexiones, Sanzhar se dirigió a un pequeño café del campus universitario para descansar un poco y recuperar el aliento. El espacio de la cafetería atrajo por su atmósfera tranquila y apacible. Aquí podrás olvidarte de todas tus preocupaciones por un rato y simplemente disfrutar de un momento de soledad.
El café estaba casi vacío. Sólo unos pocos estudiantes se sentaban en sus mesas, inmersos en materiales de estudio o conversando tranquilamente con amigos. La luz que entraba por los grandes ventanales iluminaba suavemente el interior, creando una sensación de comodidad. Sanjar pidió un sándwich y un vaso de jugo fresco, esperando que esto le ayudara a recuperar fuerzas antes de regresar a casa.
Mientras se preparaba su pedido, Sanzhar notó accidentalmente una figura familiar en una de las mesas junto a la ventana. Era Richard, que parecía estar completamente