Colección de Documentos Inéditos Relativos al Descubrimiento, Conquista y Organización de las Antiguas Posesiones Españolas. Various

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en que fué escrita la relación de Juan Martínez, soldado en aquella nave. En este escrito se hace justicia á las elevadas prendas de Legazpi, no solamente por lo que dice de este ilustre y afamado conquistador, sino por el éxito que coronó sus incesantes trabajos, de las cuales fué uno de importancia «el conserbar la gente tanto tiempo y mas españoles por ser gente mas libre y bulliciosa de todas las naciones» (pág. 474).

F. J. de S.ADVERTENCIA

      Las copias de los documentos remitidos de Sevilla hállanse compulsadas por el ilustrado Oficial del Archivo de Indias D. Francisco J. Delgado. Se ha procurado guardar la ortografía, y solamente se marca con una rayita ó guión la separación de los períodos cuando hay ambigüedad ó confusión en el sentido.

      NÚMERO 37

      (Año de 1565). – «Relacion mui singular y circunstanciada hecha por don Alfonso de Arellano Capitan del Patax San Lucas del Armada del General Miguel Lopez de Legazpi, que salió del Puerto de Navidad para el descubrimiento delas Islas del Poniente en 19 de Noviembre de 1564, siendo Piloto de él Lope Martin vecino de Ayamonte: de la Navegacion que hizo desde la noche del dia 1.º de Diciembre siguiente que se separó con una tormenta mui furiosa del Sudueste que les sobrevino, hasta 9 de Agosto de 1565, que arribó al dicho Puerto de Navidad, sin haberse juntado con el Armada, despues de pasar infinitos trabajos en su busca, asi en la Isla de Mindanao y otras muchas que reconocieron en aquel grande Archipielago de las Filipinas, como en la penosa y dilatada Navegacion que hicieron de ida y vuelta.» (C. i. de N. t. 17. d. n. 17.)

      En el nombre de Dios: Relacion verdadera hecha por Don Alonso de Arellano, Capitan del Patax San Lucas, que salió del Puerto de Navidad en demanda de las Islas del Poniente, siendo Piloto de él Lope Martin vecino de Ayamonte.

      Partimos del Puerto de la Navidad Lunes á media noche, que se contaron 19 de Noviembre año de 1564 años, con buen viento, y mandaron governar al Sudueste, y fuimos por este rumbo hasta 25 del dicho: mandaron governar luego al Hueste, y á la quarta del Sudueste: tomose este dia el altura en catorce grados y medio: anduvimos quatro dias por ellos hasta que se nos dió la instruccion de la derrota que haviamos de llebar, que era al Hueste, y á la quarta del Sudueste, y ansi anduvimos con la dicha Armada hasta primero de Diciembre mandandonos siempre ir adelante; y desde allí que se nos dió la instruccion, nos comenzó á cargar el tiempo por el Nordeste que hacia tomar las Velas de Gavia á las Naos, y primero dia de Diciembre en la noche, fué tanto el viento que nos hizo ir al Sudueste, por que nos ivamos anegando, y no podiamos poner el costado á la mar, por ser como era el Navio muy pequeño y raso, y de alto mareaje, y la mar mucha, yendo corriendo por fuerza de la derrota por la dicha fuerza del tiempo, se puso un farol en la popa del Navio, para que las Naos entendiesen el travajo en que ivamos, y tuvimos puesto el farol toda la noche, y nunca respondieron en toda ella, y luego el dia adelante no vimos el Armada, y entendimos que se havia pasado adelante, y dimos el Papaygo mayor por que con él se ponia el Navio mejor á la mar, y ansi corrimos todo el dia sin ver el Armada, y aunque la quisieramos ver no podiamos por la gran serrazon y escuridad que hizo, que en aquellos veinte dias no vimos sol, y ansi corrimos en demanda de las Islas de los Reyes, como por la instruccion nos era mandado, y fuimos por el altura de los nueve grados en que ella está, y no la vimos por el altura de los nueve grados en que ella está, y no la vimos aunque ubo señal de aves de la tierra; y pareciendole al Piloto que era pasado abante mandó gobernar al U-este quarta al Norueste para ir en demanda de los Matalotes y Arrecifes como me era mandado, y hallandose tanto abante como los Matalotes, vispera de los Reyes á media noche que fué á cinco de Henero descubrimos una Isla que quando la vimos estabamos en tierra que reventava la mar sobre nosotros: mandó el Piloto amurar las Velas, y quiso Nuestra Señora, que el que iba en el timon botó á babor, por que ibamos en popavia, y la brisa mucha, y atravesóse el Navio por estribor, que solo en esto estuvo nuestra salvacion, por que si atravesara por la otra banda eramos perdidos, y ansi amurando nuestras velas, y alando las bolinas salimos con el costado con las piedras, y todos llamando por nuestra Señora de Consolacion y de Guadalupe, y así ella nos sacó, por que por barlovento de la proa reventava un baxo que era imposible podello doblar. Viendo el Piloto que no podia escapar mandó aquartelar el trinquete para zabordar7 en un lugar donde le parecia que no reventava tanto la mar, y queriendo ir á proa le dió un mar que le hizo ir á fuera del Navio, y con una mano quedó asido de un cavo del Navio, y quando cayó vió unas piedras tan cerca, que pensó que ya el Navio estava al traves; y ansi Nuestra Señora de Guadalupe y de Consolacion lo libró de aquel peligro, y nos sacó el Navio del en que estaba: era la tierra tan baxa, que con estar tan cerca della apenas se parecia, y ansi fuimos aquella noche la vuelta de la mar hasta que fué de dia, y luego dia de los Reyes por la mañana nos allegamos á ella para surgir y parar en ella los diez dias que nos eran mandados, y vimos que eran treinta y seis Isletas puestas en triangulo, y las demás arrumvadas de Norueste Sueste, y por la otra vanda del Nordeste Sudueste cercalas todas un arrecife, y á pique del arrecife no hay fondo, ni se pudo hallar, y llegamos tan cerca dellas, que casi podia un hombre saltar encima del arrecife: rodeamoslas todas en redondo, y no pudimos hallar por donde entrar acia el Norte, y lo mismo desde quarenta leguas antes de llegar á ellas; y la causa de correr las dichas aguas al Norte, es, por estar de la banda del Sur tierra de la Nueva Guinea; y como en la carta se figura Norte Sur de estas Isletas, corren las aguas mucho por de luengo dellas, que con llevar viento fresco no podiamos romper la corriente. Son todas anegadizas, y llenas de arboleda, y de palmas, y Bahias (sic) con la mar, es tierra despoblada. Tomó el sol este dia el Piloto en diez grados y un quarto, en la qual dicha altura están las dichas Islas: tendrán de box veinte leguas, y todas las cercas del arrecife.

      Y luego visto que no se podia tomar fondo para poder hacer lo que nos era mandado por la Instruccion, corrimos por nuestra derrota, por parecernos que aquellas Islas no eran vistas ni descubiertas: pasamos adelante, y el otro dia siguiente, que fue Domingo, que se contaron 7 del dicho mes, se descubrieron otras Islas conforme á las del dia pasado, y con tanto arrecife como las otras, y llegamos á éllas y dimos fondo en una sobre una punta de un arrecife que salia de la propia Isla, y estando surtos para querer botar el batel cayó el Rezon del arrecife abaxo, de manera, que no se pudo tomar fondo, y andando metiendo nuestro cable y Rezon dentro, vimos una Vela que venia atravesando de otra Isla á la en que nosotros estabamos, y dimos nuestras Velas para tomar la tierra, y ver que Navio era, y llegado á él vimos que era un canalucho muy pequeño; traia una vela latina que corria á tiento con élla, que dudo haber Navio en la mar que lo alcance: pasonos por barlovento, y metiose en tierra encima de un arrecife, y ansi nos llegamos nosotros á el arrecife, y dimos fondo en dos brazas encima del arrecife: hecimosles señas, que se llegasen abordo, y vinieronse, y llegandose muy cerca del Navio vimos que venian dentro dos hombres y un muchacho, y ansi llamandoles muchas veces se llegaron abordo, y decian por señas que se echasen una partesana que yo llebava al bordo del Navio á la mar; y que entrarian, y ansi yo la mandé echar á la mar, y éllos se asieron de un cabo y se llegaron abordo: dimosles de lo que llevabamos, que eran cascabeles, y cuentas, y un cuchillo, y al muchacho una camisa, y ellos nos dieron cocos y pescado, y el agua que tenian dentro: preguntamosles, que de acia donde eran, pareciendonos que eran las Islas despobladas, por ser tan pequeñas: respondieronnos, que eran de acia el Poniente, y por señas nos dixeron, que tenian sus casas en aquella Isla. Luego mandamos botar el Batel fuera, é fuymos el Piloto é yo, con hasta ocho hombres, y todos con sus armas: éllos iban en su canalucho, y con ellos un hombre de los nuestros en su canalucho: estaba la Isla tan cerca del arrecife, y rebentava tanto la mar en ella, que nos huvieramos de anegar con el Batel, y al fin llegamos á tierra por encima de los arracifes siguiendo el canalucho por donde entrava, y ansi fuimos hasta donde tenian sus casas, que era á la orilla de la mar, á donde tenian sus mugeres y dos niños. No havia en estas Islas otros Indios sino eran estos dos que eran Pescadores, venidos de fuera á pescar á aquellas Islas: tenian muchos cocales á la redonda de la casas, las quales son hechas de palma: es gente pobre que no alcanzan otra cosa que comer sino lo que pescan, y algunos cocos: andan desnudos en carnes, y las mugeres con un petate de palma delante: dixeronnos, que nos sentasemos debaxo de unos cocos, y el uno dellos se apartó con las Indias y los muchachos, y los fue á esconder al monte:

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<p>7</p>

Zabordar, por varar.