Enciclopedia de la mitología. J.C. Escobedo
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CTONIO
Héroe griego, cuyo nombre figura en la gesta de Cadmo al fundar la ciudad de Tebas. Cuando este último mató al dragón consagrado a Ares, aconsejado por Atenea sembró los dientes de dicho dragón y vio surgir por encanto una tropa de hombres armados, que comenzaron a luchar entre sí ferozmente. Cinco fueron los supervivientes de aquella épica y extraña lucha: Equión, Udeo, Peloro, Hiperenor y Ctonio. Ayudaron a Cadmo en la edificación de Tebas y fueron también los fundadores de otras tantas familias nobles.
CUADRIGA
Carro tirado por cuatro caballos, usado por Zeus, Poseidón y Plutón.
CUERNO DE LA ABUNDANCIA O CORNUCOPIA
El mítico cuerno de la abundancia es considerado todavía como portador de la fortuna. La leyenda lo describe como un cuerno roto de toro, cuya figura tomó Aqueloo para combatir a Heracles por la posesión de Deyanira. Las Náyades recogieron el cuerno después del combate, llenándolo de flores y frutas, y, desde entonces, quedó convertido en símbolo de la abundancia. Según otra narración, se trata de uno de los cuernos de la cabra Amaltea, recogido por la ninfa Melisa. La palabra cornucopia deriva del latín cornu copiae, literalmente «cuerno de la abundancia».
CUPIDO
Nombre que los latinos daban a Eros.
CURETES
Genios tutelares que, según se decía, inventaron el arco, la espada y el yelmo. Pausanias les atribuye la institución de los juegos olímpicos. Posteriormente se convirtieron en sacerdotes de la diosa Cibeles. Durante las fiestas a ella dedicadas, danzaban con frenesí al son de flautas y címbalos, cayendo luego al suelo presas de un delirio profético. Los Curetes, junto con los Coribantes, desempeñaron un papel importante en la mitología griega, pues fueron ellos quienes salvaron a Zeus de la voracidad de Crono e impidieron a este último oír los vagidos del recién nacido, bailando una salvaje danza guerrera y, al mismo tiempo, lanzando gritos espantosos.
D
DÁCTILES
Pequeñas divinidades o geniecillos de la mitología griega, habitantes de los montes Ida (el de Creta y el de Frigia); su número variaba desde tres hasta cinco o diez como los dedos de la mano. Se les llamó también Idei, por el nombre de la montaña donde residían. Algunas fuentes los hacen hijos de Helios y de Atenea, otras de Crono y de Alcíope, o de Zeus y de la ninfa Ida. Muy hábiles, estaban especializados en forjar los metales con el fuego subterráneo. En época más tardía fueron agrupados junto con los Curetes y los Coribantes.
DAFNE
Ninfa, hija del dios Peneo, del río Ladón o de Amiclas. Era, como Ártemis, amante de la caza y de la soledad, y cuando Apolo, enamorado de ella, se le presentó de improviso, rehusó atemorizada sus requerimientos amorosos y huyó. El dios la persiguió, y en su afanosa carrera atravesaron valles y bosques, hasta que la joven, a punto de ser alcanzada (su larga cabellera, que durante la fuga se había soltado y ondeaba al viento, estaba próxima a ser asida por el dios enamorado) y viéndose perdida, se arrojó al suelo e invocó con desespero la ayuda de la Tierra. La diosa, apiadada, transformó su cándido cuerpo en un tronco rugoso, sus brazos en ramas y sus hermosos cabellos en hojas duras y verdes. Cuando Apolo, finalmente, consiguió abrazarla, se había transformado ya en un árbol, que le estuvo consagrado, ciñendo con una corona de lalurel las sienes de los poetas y de los héroes. Esta leyenda inspiró a numerosos vates y artistas, que tomaron de ella el tema para sus obras. Se llamaban Dafneforias las antiguas fiestas que se celebraban en Beocia en honor de Apolo y que consistían en solemnes procesiones con guirnaldas de laurel y de flores.
DAFNIS
Mítico pastor siciliano. Sus peripecias amorosas fueron el tema preferido de la poesía bucólica, de la que se le consideraba fundador. Hijo de Hermes y discípulo de Pan, era un excelente tañedor de gaita; por su destreza y belleza excepcionales, agradaba sobremanera a todos los dioses y diosas. Según algunos, amó a una muchacha llamada Naide, quien, al verse traicionada, lo cegó. Dafnis entonces se arrojó desde lo alto de una roca, pero Hermes lo recogió y lo llevó al cielo. Fue objeto de culto por parte de los pastores. Según otros, Afrodita lo dejó morir de melancolía por haber rechazado a una muchacha que la diosa le había propuesto.
DAMASTES
Gigante que habitaba en las inmediaciones de Eleusis. La mitología tradicional lo presenta como adversario de Teseo. Damastes capturaba a todos los que tenían la desdicha de pasar cerca de su morada y los obligaba a tenderse sobre su lecho. Si el afortunado resultaba ser de estatura demasiado elevada para las dimensiones del lecho, Damastes le cortaba los miembros que sobresalían; si era demasiado bajo, lo estiraba hasta hacerle alcanzar las dimensiones deseadas, de donde proviene su apelativo de Procuste («el estirador»). El cruel gigante recibió una justa muerte a manos del héroe Teseo.
DÁNAE
Hija de Acrisio, rey de Argos. Su belleza enamoró a Zeus, pero el padre de ella, a quien el oráculo había predicho la muerte a manos de uno de sus nietos, encerró a su hija en una caverna subterránea. Zeus no se desalentó y penetró en el antro en forma de lluvia de oro. Amó a Dánae y de sus amores nació Perseo. Cuando se enteró Acrisio, para escapar de su destino arrojó al mar una caja en la que estaban encerrados madre e hijo. Pero los dioses no querían la muerte de dos inocentes y estos fueron empujados hacia las islas Cícladas, donde un pescador llamado Dictis los recogió y condujo ante el rey de la isla, su hermano Polidectes. Este quiso tomar por esposa a Dánae, pero al verse rechazado, la retuvo como esclava. Para librarse de Perseo, cuya venganza temía, lo envió a combatir contra Medusa. Tras esta empresa, el héroe empezó la serie de sus maravillosas aventuras. Más tarde, tras regresar a Argos con su madre Dánae, tal como el oráculo había predicado, Perseo mató a su abuelo Acrisio. El mito de Dánae relata que, después de llegar a playas tirrénicas, se casó con Pilumno, tatarabuelo de Turno, rey de los rútulos.
DANAIDAS
Eran las cincuenta hijas de Dánao que se casaron con los cincuenta hijos de Egipto, hermano de su padre. Habían sido obligadas a casarse y, por orden de este último, mataron a sus maridos mientras dormían, la misma noche de bodas. Tan sólo una de ellas, Hipermestra, sinceramente enamorada de su marido Linceo, desobedeció a su padre y le salvó la vida. Linceo, que sucedió a Dánao en el reino de Argos, mató a su vez a su tío y a las cuarenta y nueve danaidas, que fueron condenadas en el Averno a llenar de agua eternamente vasijas sin fondo, para simbolizar la inutilidad de su cruel delito. En cambio, otra leyenda narra que se casaron con jóvenes de Argos y fueron las progenitoras de los Dánaos.
Los episodios de Dánao y de las Danaidas sirvieron de argumento a las tragedias de Esquilo Las suplicantes y Prometeo encadenado.
DÁNAO
Hijo del rey de Egipto, Belo, y de Anquínoe, fue el fundador de la estirpe de los Dánaos aqueos y tuvo cincuenta hijas, las Danaidas. Con ellas huyó a Argos para salvarlas de las insidias de los cincuenta hijos de Egipto,