Juramento Vaquero: Parte Tres. L.G. Castillo

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Juramento Vaquero: Parte Tres - L.G.  Castillo

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y Chase. Los ojos pálidos de Chase se abrieron cuando se encontraron con los míos. Mirando asustado, le dio a Seth un empujón.

      Los ojos llenos de sangre de Seth miraron en dirección hacia mí mientras levantaba su trago. Sin quitar sus ojos de mí, bebió lentamente. Cuando él vació el contenido de la botella, la colocó de vuelta sobre la mesa, sus labios curvándose en una sonrisa fría.

      —Cody —Advirtió la voz de Mike cuando tomé un paso amenazante hacia delante.

      La mano callosa de Mike, colgaba del aire, advirtiéndome. Una pareja de ancianos en una mesa cercana, miraba cuidadosamente a Seth y luego a mí. Todos en Koppe sabían sobre el asesinato que había cometido mi padre hacia el hijo del alcalde en ese mismo bar. Ellos también sabían que los hermanos Baker me habían intimidado hasta el cansancio y yo siempre lo aguantaba.

      Por primera vez en mi vida, ignoré a mi tío. Volviéndome, me abrí paso entre la habitación llena de gente hacia Seth.

      Las sillas arañaron el suelo mientras Seth y sus hermanos se levantaban de la mesa. Seth se paró a centímetros de mí, sus hermanos flanqueándolo uno a cada lado. Abultados brazos cruzados sobre su enorme pecho. Su mandíbula ligeramente barbuda se apretó mientras ojos grises me estudiaban.

      Inclinando mi cabeza ligeramente, lo miré, desafiándolo a realizar el primer movimiento. No me importó que me llevase casi una cabeza. No le tenía miedo. Nunca lo tuve.

      —¿Te gustó el regalo de inauguración de la casa que le dimos a Cassie? —Seth sonrió satisfecho.

      Mis manos se apretaron en puños mientras el fuego subía hacia mi cabeza.

      La habitación se volvió silenciosa.

      Sentí los ojos de Mike sobre mí, esperando mi movimiento. Toda mi vida, él había estado a mi lado, como un recordatorio constante de la promesa que le había hecho a mi padre. Era la única cosa que me hacía contener la furia que constantemente hervía a fuego lento dentro de mí cuando se trataba de Seth. No quería un recordatorio. Hoy no.

      Mi cuerpo comenzó a sacudirse con furia. Este…este monstruo. Se atrevió a tocar a mi Cassie. Él la atravesó como un animal, violándola. Asesinó su espíritu. Y ahora, él estaba actuando como si este fuese solo otro día, sentado con buena gente y almorzando.

      Miré a Chase y a Dillon. Willa Mae había dicho que había habido dos más. Tragué la bilis que entró en mi garganta. ¿Todos ellos? ¿Todos habían hecho eso con ella?

      Mis ojos se lanzaban entre Seth y sus hermanos. Ellos me miraban con una expresión petulante en sus caras, seguros de que yo era todo show y no les haría nada.

      Fue en ese momento en que la habitación pareció desaparecer, y yo me entumecí. Como su estuviese en un sueño, me di vuelta y caminé.

      —Sí, eso es lo que pensé —dijo Seth— ¡Cobarde!

      Ignorando la risa de Seth y sus hermanos, fui hacia Mike. Lo miré a los ojos, a los ojos de mi padre y susurré, —Lo siento.

      Luego me giré.

      Los ojos de Seth se abrieron en shock mientras me lanzaba hacia él. Rápidamente, se movió hacia un lado, echando a Chase en mi dirección. Mi primer golpe alcanzó a Chase justo debajo del ojo.

      Se escuchó un fuerte crack y Chase cayó al piso completamente noqueado.

      —¡Púdrete, Wilde! —gruñó Dillon, atacándome por detrás. Caí en mis rodillas con dolor. Luego su bota me golpeó en el centro de mi espalda haciéndome caer cara al piso.

      En un instante, me volteé. Dillon estaba tratando de aplastarme la cara cuando tome control de su bota, sacudiéndolo con fuerza y enviándolo estrellándose contra el piso.

      A horcajadas sobre él, le golpeé las costillas y la cara una y otra vez. Él se retorció y se volvió, sus brazos agitándose como si no estuviese seguro de si debía protegerse las costillas o la cara. Mis puños estaban en llamas mientras la piel de mis nudillos se quebraba bajo el impacto.

      Hubo un sonido fuerte y sangre comenzó a salir de su nariz. Él aulló. Apreté los puños y estaba a punto de darle un golpe de gracia cuando el brazo grueso de Seth se envolvió alrededor de mi cuello en una llave de estrangulación.

      —¡Mierda, Dillon! ¡Levántate! —gritó Seth mientras me sacaba de encima de su hermano.

      La habitación se oscureció, aparecieron puntos negros en mi visión mientras peleaba por respirar. Lo único que podía ver era Dillon cojeando hacia mí.

      Usando el agarre de Seth como ventaja, me levanté pateando, golpeando mis botas contra el pecho de Dillon. Él voló sobre la mesa, enviando platos y vasos rompiéndose en el suelo. Luego él se estrelló contra la pared, cayendo inerte sobre el piso.

      Tomando el brazo de Seth, Me agaché y di un paso atrás, haciendo que su enorme cuerpo se impulsara a través del aire. Los ocupantes de una mesa cercana, se escabulleron mientras él caía sobre ella con un fuerte sonido; la mesa se estropeó bajo su peso.

      Sin un momento de duda, mis manos fueron sobre Seth, tomando su camisa y levantándolo. Sin guardarme nada, dejé escapar un rugido, dejando caer mis puños sobre él. Con cada golpe, deje salir años de furia. Todo lo que él hizo fue tomar de los que estaban a su alrededor. Él tomo mi dignidad, mi habilidad de llorar en paz por mi padre, y sobre todo, él tomo a mi Cassie.

      Y Seth lo tenía todo. ¡Todo! Él tenía hermanos que lo admiraban, una madre que lo adoraba y un padre que le compraba todo lo que otra gente tenía que trabajar para obtener. Seth nunca supo lo que se sentía estar solo, irse a la cama hambriento, preguntarse si era suficiente o no…No tener un padre.

      Este desagradecido hijo de perra tomo lo único precioso que tenía en mi vida, la única persona que me veía por quien yo era realmente, que pensaba que yo era especial y que me amaba. Y la trató como si fuese basura.

      El cuerpo de Seth se relajó y lo levanté, acercándolo a mi cara. Su cabeza se balanceó hacia un lado, ensangrentada. Retiré mi puño, rojo brillante con su sangre. La voz que surgió de mí fue la de un extraño: profunda, áspera, poderosa.

      —Escucha esto, Seth Baker. Si vuelves a estar cerca de Cassie otra vez, Si. Te. Voy. A. Matar.

      Con un golpe final, mi puño de piedra se conectó a su mandíbula. Huesos crujieron y él colapsó en el piso con un fuerte golpe.

      Jadeando, mire hacia su cuerpo sin movimiento. La transpiración recorría mi cara, haciendo arder mis cortes.

      Lentamente, me volví consciente de la docena de ojos que me miraban. Nadie se movió o hizo un sonido.

      Entonces un sonido agudo atravesó el silencio, llamando la atención de todos. Hubo un murmullo silencioso mientras la gente me miraba con cautela. Miré hacia los cuerpos de Chase, Dillon y Seth, y supe de qué se trataba. Ellos venían. Venían por mí.

      Tomando mi Stetson, me dirigí hacia la puerta. Cuando estaba tomando la manija, Mike puso su mano sobre la mía. Mantuve mis ojos hacia abajo, no queriendo ver la cara de decepción que sabía que tenía en su cara. —Por favor, cuida a Cassie por mí —dije antes de apresurarme por la puerta.

      Saliendo hacia la luz del sol, mire

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