Pintura creativa: Trazo. Equipo Parramón Paidotribo
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“Cuando miráis no debéis pensar nunca que la pintura -o cualquier otra cosa en el mundo- ‘debe ser’ lo que muchos quieren que se limite a ser. La pintura debe serlo todo. Puede ser una claridad solar en medio de un soplo de viento. Puede ser una nube en la tormenta. Puede ser la huella del pie de un hombre en el camino de la vida, o un pie que ha golpeado en el suelo -¿por qué no?- para decir ‘basta’. Puede ser un aire dulce de la alborada, lleno de esperanzas, o un aliento agrio que despide una cárcel. Pueden ser las manchas de sangre de una herida, o el canto en pleno cielo azul, o amarillo, de todo un pueblo. Puede ser lo que somos, el hoy, el ahora y el siempre. Yo os invito a jugar, a mirar atentamente... yo os invito a pensar. “ Antoni Tapies
Las intervenciones de Tapies en este cuadro son un perfecto resumen de su obra, ya que muestran el equilibrio entre dos mundos: el orden -o lo mental- (símbolo, geometría, abecedario) y el caos -o lo emocional- (juego Infantil, azar, gestualldad Impulsiva).
A. Carga de arena: tierra con cola vlníllca dispuesta sobre la tabla de forma Irregular para reforzar su carácter cambiante, como la de un suelo corriente sobre el que se juega a la rayuela
B. Trazos pictóricos: por un lado, la casilla azul del cielo y, por otro, la descripción gestual de un salto virtual (un doble salto mortal) con rápidos brochazos orgánicos y enérgicos.
El número uno Indica el ¡nielo del salto y varios números amontonados (número de Intentos) su final.
C. Dibujo: mediante el trazado de líneas con una barra de cera y letras con carboncillo, se han dibujado las casillas del juego, así como leyendas escritas (“B-soledad, A-deslerto” en la casilla F-H) que recuerdan un graffitti primitivo. Unos segmentos en la casilla de cielo expresan la ¡dea de empequeñecerse en el espacio.
D. Rascado (grattage): al Igual que en el juego, la retícula se ha trazado señalando su dibujo sobre ¡atierra. Arañar la capa de materia refuerza su corporalidad.
E. Plantillas: pequeñas letras pintadas con la ayuda de plantillas señalan los límites del territorio en un escrupuloso orden ascendente. Las letras I, J, K y L, no visibles, se corresponden con los vértices de la casilla de Intersección, el espacio de fusión entre horizontal y vertical, cielo y tierra, materia y espíritu.
Antoni Tàpies,
Tierra y azul, 1973.
Colección particular.
Trazo y expresión personal
En cada período de la historia de la pintura hallamos claras diferencias entre sus pintores, es lo que denominamos “estilo”. El estilo es esa caligrafía personal del pintor, que a menudo dice más de sí mismo y de su visión del mundo que los temas que trata. La pintura ayuda a expresar contenidos difíciles de explicar de otro modo, como dirá Arman: “Si mi intención fuese intentar demostrar, creo que hubiese usado más la pluma que el pincel”. Como vimos en páginas anteriores, al igual que la entonación en un discurso oral, o la caligrafía en un manuscrito, el trazo afecta directamente al sentido expresivo de la imagen que contiene un cuadro. En pintura “el cómo” es, finalmente, más elocuente que “el qué”.
Los trazos densos, vaporosos y atmosféricos de William Turner (1 775- 1851) son un paradigma del Romanticismo. Un conocido relato expresa muy bien esta conexión entre trazo y vivencia. Cuenta la historia que, en cierta ocasión, una dama y un desconocido de edad avanzada viajaban en una diligencia por un camino de montaña en medio de una Intensa tormenta. De repente, el caballero abrió la ventana y sacó medio cuerpo fuera durante un largo rato. Cuando regresó empapado a su posición, sólo repetía: “es extraordinario, sublime, fantástico...”. Invitó a la dama a tener la misma experiencia que él y ésta, olvidando el decoro, accedió. Años más tarde, la dama visitó en Londres una exposición del gran Wllllam Turner, y en los cuadros de éste reconoció su experiencia en aquel extraño viaje. Le presentaron al pintor y, cuando le estrechó la mano, se acordó de él: era el caballero de la diligencia.
William Turner, Sombra y oscuridad, la tarde del diluvio, 1843. Tate Gallery (Londres, Reino Unido).
La aparición de la fotografía en el siglo xix supuso un giro en la pintura hacia la búsqueda de territorios propios. El Impresionismo fue el primer movimiento de ruptura de un academicismo basado en la fiel representación de la realidad ajustada a unos cánones. Dos son los ámbitos de exploración de este período: el color y el trazo. La pincelada suelta, fresca y sensible de Mary Cassatt (1844-1926) es un claro ejemplo de expresión personal impresionista, la plasmación lírica y tierna de un tema que ella trató en toda su carrera artística: la maternidad.
Mary Cassatt, Emmle y su niño, 1889. Wichita Art Museum (Kansas, EE.UU.).
Karel Appel (nacido en 1921) es quizás el pintor más conocido del grupo Cobra. La serpiente cobra, peligrosísima y sagrada a la vez, fue elegida como símbolo de este movimiento combativo nacido después de la Segunda Guerra Mundial en los Países Bajos y en los nórdicos. Sus miembros entendían la expresión creadora como un derecho universal y la herramienta reconstructora de un mundo mejor. Bebieron de las fuentes primigenias de la creatividad humana aún no contaminadas por las normas y convenciones occidentales: tótems y signos mágicos de culturas primitivas,