El plan de tu alma. Robert Schwartz
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу El plan de tu alma - Robert Schwartz страница 7
Existe una tercera posibilidad, una mucho más desafiante, pero que además contiene una mayor recompensa. Se te ocurre pensar que podrías obtener un conocimiento realmente profundo si fueras a un lugar en el que la música de tu Hogar no sonara, y una vez allí intentaras recrearla pero sólo después de haber olvidado cómo sonaba. La experiencia de recordar, y después componer la extraordinaria sinfonía de tu Hogar produciría el más rico, pleno, y extenso conocimiento de su grandeza.
Y con esta misma valentía viajas al mundo que ofrece la tercera opción. Allí escuchas una música que, al carecer de memoria, crees que es la única que has oído siempre. Algunas canciones son adorables, pero otras aporrean tus oídos con sus disonancias. Estos tonos desagradables fomentan el deseo en tu interior (y, finalmente, la resolución) de crear una música original.
Pronto empiezas a escribir tus propias composiciones. Al principio, te distrae la estridente música de este mundo nuevo. Sin embargo, con el tiempo, a medida que te apartas del estrépito externo y escuchas las melodías de tu corazón, tus creaciones musicales se hacen más bellas. Finalmente compones una obra maestra, y cuando la terminas recuerdas algo: la obra maestra que has escrito es la misma música que sonaba en tu Hogar. Y este recuerdo desencadena otro: Tú eres esa música. No es algo que oíste fuera de ti mismo; la música eres tú, y tú eres la música. Y al crearte a ti mismo en un nuevo lugar, llegas a conocerte de un modo que no hubiera sido posible si no hubieras dejado tu Hogar.
Ésta es la experiencia que desea el alma. El alma es una chispa Divina; la personalidad (el ser humano) es una parte de la energía del alma en cuerpo físico. La personalidad consiste en unos rasgos temporales que existen sólo durante la vida física, y un núcleo inmortal que se reúne con el alma después de la muerte. El alma es algo mucho mayor que la personalidad, aunque cada personalidad es vital para el alma, y muy apreciada por ella.
En gran medida, la personalidad tiene libre albedrío. Los desafíos de la vida pueden ser, por tanto, aceptados o rechazados. La vida en la Tierra es una etapa en la que la personalidad se ciñe o se desvía del guión que fue escrito antes del nacimiento. Nosotros elegimos cómo respondemos: con ira y amargura, o con amor y compasión. Cuando nos damos cuenta de que somos nosotros mismos quienes hemos planeado nuestras dificultades, la elección es mucho más clara y más fácil de hacer.
Mientras estamos en el cuerpo físico, nuestra alma se comunica con nosotros a través de los sentimientos. Sentimientos como alegría, paz y emoción nos recuerdan que estamos actuando y pensando de un modo consecuente con nuestra verdadera naturaleza como almas amorosas. Sentimientos como el miedo y la duda nos sugieren que no lo estamos haciendo. Nuestros cuerpos son receptores (y transmisores) de energía extremadamente sensibles que nos dicen, a través de los sentimientos, si hay acuerdo o desacuerdo entre lo que realmente somos, y el modo en el que nos estamos comportando.
POR QUÉ PLANEAMOS DESAFÍOS
Las dificultades de la vida existen para que podamos experimentar quiénes no somos, antes de recordar quiénes somos realmente. Es decir, en nuestra vida terrenal exploramos los sonidos discordantes antes de recrear las sinfonías de nuestro Hogar. Este patrón me quedó claro mientras llevaba a cabo la investigación para este libro. Yo llamo a esos programas de vida “planes de aprendizaje a través de los opuestos”.
Por ejemplo, un alma profundamente compasiva que desea llegar a conocer en profundidad la compasión puede elegir encarnarse en una familia disfuncional. Al ser tratada sin compasión, llegará a apreciar la compasión más profundamente. La ausencia de algo es lo que mejor nos enseña su valor y su significado. La falta de compasión en el mundo exterior la obligará a dirigirse al interior, donde recordará su propia compasión. El contraste entre la falta de compasión en el mundo físico y su compasión interna le proporcionará una comprensión más profunda de la compasión y, por tanto, de sí misma. Desde la perspectiva del alma, el dolor inherente a este proceso de aprendizaje es temporal y breve, pero la sabiduría que resulta del mismo es, literalmente, eterna. El aprendizaje a través de los opuestos está presente en cada relato de este libro.
Recordar quiénes somos realmente (almas majestuosas, trascendentes y eternas) es un modo de superar los desafíos de nuestra vida. Por ejemplo, una persona que se identifica con su cuerpo sentirá una enorme angustia si éste resulta gravemente dañado. Otra persona cuyo cuerpo soporte el mismo daño, pero que se identifique con el alma, experimentará un sufrimiento mucho menor. Ya que nuestras dificultades provocan que recordemos que somos almas, el mismo suceso que inicialmente nos causó sufrimiento puede, al final, aliviarlo. Cambiar el concepto de uno mismo, dejar de pensar que somos sólo nuestro cuerpo-personalidad, y comenzar a creer que somos almas, quizá no reducirá el dolor, pero aliviará el sufrimiento. Ese despertar es el propósito y uno de los profundos beneficios de los desafíos de nuestra vida. El despertar revitaliza nuestra pasión por la vida, la misma que sentimos antes de reencarnarnos. Es, sencillamente, un motivo de celebración.
Cuando despertamos o respondemos positivamente a nuestros retos y obstáculos, trazamos un “camino energético” que hace que para otros sea más fácil sobrellevar los suyos, y sanarse gracias a ellos. Esta idea se basa en la premisa de que todos estamos energéticamente conectados, y que nos vemos afectados por los demás. Los relatos incluidos en este libro indican que cada uno de nosotros puede provocar un impacto mucho mayor de lo que imaginamos. Nuestra capacidad para afectar al mundo de una forma tan contundente es una oportunidad maravillosa y al mismo tiempo una enorme responsabilidad.
Cada uno de nosotros es una semilla que fue sembrada en la vibración de nuestro mundo actual. Cuando elevamos nuestras propias frecuencias por el crecimiento que nos provocan los acontecimientos de la vida, elevamos la frecuencia del mundo desde el interior. Como una gota de tinte añadida a un vaso de agua, cada persona altera el color por completo. Cuando creamos sensaciones de alegría, incluso si lo hacemos mientras vivimos solos en la cima de una montaña, emitimos una frecuencia que hace que, para los demás, resulte más fácil estar alegre. Cuando creamos sensaciones de paz, irradiamos una energía que ayuda a que terminen las guerras. Cuando amamos, hacemos que amar sea más sencillo para los demás, tanto para los que conocemos como para aquellos que nunca llegarán a saber de nosotros. Quienes somos es, por tanto, algo mucho más importante que cualquier cosa que vayamos a hacer nunca.
En el capítulo 7 conocerás a Christina y a su espíritu guía, Cassandra. Cassandra dijo esto sobre el camino energético:
Cuando aceptamos un acontecimiento vital concreto, recibimos la energía curativa de aquellos que han hecho ese viaje antes. El sendero de luz está pavimentado con una compasión y un amor sanador que eleva la frecuencia de la persona que camina por él [tras nosotros].
Aprender y sanar por un acontecimiento vital concreto eleva el campo aúrico de aquellos que han sobrevivido a él. Otros, en su presencia, sabrán que tienen algo que los llena de esperanza y fe. La experiencia no tiene por qué ser la misma. La frecuencia sanadora puede empujar al alma hacia delante, pero el alma receptora debe estar preparada para hacerlo. Incluso si la forma física [del receptor] no cambia o “sana” según los estándares de la Tierra, el alma asciende.
El sufrimiento es un regalo de proporciones inmensas, tanto para el alma, como para los demás elegidos a los que se les permite ayudarle en su viaje de sanación. El lenguaje del sufrimiento es una frecuencia en sí misma. Está en los ojos, en los corazones y en la mente de los que están en ella. Es profundo y mundano al mismo tiempo. Míralo, créelo, e imparte amor y compasión a aquellos que los necesitan. Los pequeños actos de consciencia y amabilidad hacen que la sanación sea posible. Los pensamientos de belleza y gracia pueden ser proyectados y percibidos incluso