Una canción de juventud. María Casal

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Una canción de juventud - María Casal страница 8

Una canción de juventud - María Casal Libros sobre el Opus Dei

Скачать книгу

de que aún no había llegado la hora.

      Cuando mi padre finalmente se mostró de acuerdo con que me quedase en España para cursar mi carrera universitaria, me hizo prometer que, terminado el bachillerato y antes de empezar mis estudios de Medicina, pasaría un año en Suiza para conocer bien mi país. Al menos, tendría así la oportunidad de conocer la patria y, entre otras cosas, recibir la Confirmación protestante. Aunque mi padre no practicaba demasiado su fe, y el protestantismo no considera la Confirmación como un sacramento, comprendía que ese evento era de una importancia decisiva desde el punto de vista social. Por supuesto yo accedí a aquella petición, me parecía justo, y me alegraba la oportunidad de conocer mi país de origen.

      EL AÑO SABÁTICO

      En julio de 1947 aprobé la reválida, el examen final de bachillerato, con una edad algo mayor de la habitual en España para esta prueba, pues tenía dieciocho años. En octubre de ese mismo año, partí hacia Suiza con mi hermana Mirta, para iniciar lo que considero mi año sabático. Estuvimos un año en un internado protestante para chicas en el pueblo de Horgen. Casi todas las habitaciones eran individuales, pero como a mi hermana y a mí nos encantaba tener muchas amigas y hacer pandilla, con asombro de la dirección, pedimos dormir en la única habitación de ocho camas que había en el instituto. Nos divertimos muchísimo, aunque en realidad aprendimos bastante poco: algunas nociones de inglés —siempre he lamentado no saberlo mejor— y bastante economía doméstica.

      Debo reconocer que lo más enriquecedor fue descubrir mi afición por la cocina. Evidentemente, aquellas clases de cocina estaban marcadas por una creatividad propia del contexto de la inmediata posguerra, que llevaba a hacer platos muy sencillos, como mermeladas con edulcorantes artificiales. Una nueva “ingeniosidad” del Señor, que seguía preparándome para comprender y hacer propio cada uno de los aspectos del espíritu del Opus Dei. San Josemaría consideraba como verdaderamente importantes —por ser oportunidad de encuentro con Dios— todas las profesiones, incluyendo el trabajo propio del hogar. Insistía en la profesionalidad que tienen esos trabajos de servicio en el hogar, y en su trascendencia:

      Por eso, proponía que aunque se tuviese otro trabajo profesional, todos deberían colaborar de algún modo en las tareas de la casa, para mantener el hogar como un ambiente luminoso y alegre, sencillo y sin lujo, en donde poder sentirse a gusto después de bregar en otras tareas durante todo el día. Así que me vino muy bien haber dedicado ese “año sabático” precisamente al cuidado de la casa.

      Enseguida comenzaron también nuestras clases preparatorias para la Confirmación. Casi todas nuestras compañeras del internado, aunque eran más jóvenes, ya se habían confirmado, a excepción de Claire Lüscher —una suiza procedente de Argel—, por lo que recibíamos nuestras clases en la escuela del pueblo, junto con los chicos del lugar que se iban a confirmar. Daba las clases un pastor joven muy simpático, que me pareció muy convencido y entregado. Me sorprendió mucho enterarme de que no íbamos a recibir un sacramento, del mismo modo en que tampoco el pastor había recibido el sacerdocio, ya que en el protestantismo ni el sacerdocio ni la confirmación son considerados sacramentos. En las clases recibidas en la escuela francesa, había oído que los sacramentos eran siete, entre ellos precisamente los dos mencionados, por lo que aquella diferencia me produjo cierta confusión. Un día, durante aquellas clases, el pastor nos dijo que, si teníamos preguntas, las escribiéramos para que él nos pudiese contestar. Lo primero que se me ocurrió fue mi famosa pregunta sobre aquello de que la verdad solo puede ser una. Nunca recibí contestación, cosa que me desilusionó mucho.

      Finalmente, en la primavera de 1948, hicimos mi hermana y yo la confirmación en la iglesia protestante del pueblo. La ceremonia consistía en recibir el Abendmahl, la cena, que no fue precedida por nada parecido a una Misa, sino solo por un sermón. Yo sabía que, como protestantes, tampoco creíamos en la presencia real de Jesucristo en el pan y el vino, a diferencia de los católicos. En la ceremonia, también se hace la promesa de ser fiel a la fe, que yo tomé enormemente en serio. Otro momento importante se produce cuando el pastor adjudica a cada confirmando un verso de la Biblia. A veces, es posible que un protestante no vuelva a tener prácticamente contacto con la religión, pero no olvidará su Konfirmandenspruch (lema de la Confirmación). El mío me gustó muchísimo, y me sigue pareciendo precioso: eran las palabras del Señor en el Evangelio de San Juan, capítulo 14, versículo 6: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie viene al Padre sino por Mí». Entonces no me di cuenta, pero tiempo después me pareció que ya entonces el Señor quiso darme la respuesta a mi famosa pregunta sobre la verdad: solo Él podía ser la Verdad, la Verdad con mayúscula; y la vida solo tenía sentido con Él y si se ponía a su servicio, ayudando a otras personas a encontrar el camino que conduce a Dios.

      [1] Camino, n. 422.

      [2] Conversaciones, n. 88.

      Конец ознакомительного фрагмента.

      Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

      Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.

      Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.

/9j/4SsXRXhpZgAATU0AKgAAAAgADAEAAAMAAAABAgIAAAEBAAMAAAABAvsAAAECAAMAAAADAAAA ngEGAAMAAAABAAIAAAESAAMAAAABAAEAAAEVAAMAAAABAAMAAAEaAAUAAAABAAAApAEbAAUAAAAB AAAArAEoAAMAAAABAAIAAAExAAIAAAAgAAAAtAEyAAIAAAAUAAAA1IdpAAQAAAABAAAA6AAAASAA CAAIAAgALcbAAAAnEAAtxsAAACcQQWRvYmUgUGhvdG9zaG9wIENTNiAoTWFjaW50b3NoKQAyMDE5 OjA3OjE2IDEzOjU4OjI5AAAEkAAABwAAAAQwMjIxoAEAAwAAAAH//wAAoAIABAAAAAEAAARMoAMA BAAAAAEAAAZhAAAAAAAAAAYBAwADAAAAAQAGAAABGgAFAAAAAQAAAW4BGwAFAAAAAQAAAXYBKAAD AAAAAQACAAACAQAEAAAAAQAAAX4CAgAEAAAAAQAAKZEAAAAAAAAASAAAAAEAAABIAAAAAf/Y/+IM WElDQ19QUk9GSUxFAAEBAAAMSExpbm8CEAAAbW50clJHQiBYWVogB84AAgAJAAYAMQAAYWNzcE1T RlQAAAAASUVDIHNSR0IAAAAAAAAAAAAAAAEAAPbWAAEAAAAA0y1IUCAgAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARY3BydAAAAVAAAAAzZGVzYwAAAYQAAABs d3RwdAAAAfAAAAAUYmtwdAAAAgQAAAAUclhZWgAAAhgAAAAUZ1hZWgAAAiwAAAAUYlhZWgAAAkAA AAAUZG1uZAAAAlQAAABwZG1kZAAAAsQAAACIdnVlZAAAA0wAAACGdmlldwAAA9QAAAAkbHVtaQAA A/gAAAAUbWVhcwAABAwAAAAkdGVjaAAABDAAAAAMclRSQwAABDwAAAgMZ1RSQwAABDwAAAgMYlRS QwAABDwAAAgMdGV4dAAAAABDb3B5cmlnaHQgKGMpIDE5OTggSGV3bGV0dC1QYWNrYXJkIENvbXBh bnkAAGRlc2MAAAAAAAAAEnNSR0IgSUVDNjE5NjYtMi4xAAAAAAAAAAAAAAASc1JHQiBJRUM2MTk2 Ni0yLjEAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAFhZ WiAAAAAAAADzUQABAAAAARbMWFlaIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAABYWVogAAAAAAAAb6IAADj1AAAD kFhZWiAAAAAAAABimQAAt4UAABjaWFlaIAAAAAAAACSgAAAPhAAAts9kZXNjAAAAAAAAABZJRUMg aHR0cDovL3d3dy5pZWMuY2gAAAAAAAAAAAAAABZJRUMgaHR0cDovL3d3dy5pZWMuY2gAAAAAAAAA AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAZGVzYwAAAAAAAAAuSUVDIDYx OTY2LTIuMSBEZWZhdWx0IFJHQiBjb2xvdXIgc3BhY2UgLSBzUkdCAAAAAAAAAAAAAAAuSUVDIDYx OTY2LTIuMSBEZWZhdWx0IFJHQiBjb2xvdXIgc3BhY2UgLSBzUkdCAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA AAAAAGRlc2MAAAAAAAAALFJlZmVyZW5jZSBWaWV3aW5nIENvbmRpdGlvbiBpbiBJRUM2MTk2Ni0y LjEAAAAAAAAAAAAAACxSZWZlcmVuY2UgVmlld2luZyBDb25kaXRpb24gaW4gSUVDNjE5NjYtMi4x AAA

Скачать книгу