El reino suevo (411-585). Pablo C. Díaz Martínez
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[132] A. Tranoy, Hydace. Chronique. I., cit, pp. 36-38.
[133] Como cree X. Barral i Altet, La circulation des monnaies suèves et visigothiques, cit., pp. 51-53. Igualmente H. V. Livermore, «The coinage of the Suevic period», Nvmmvs (2.ª serie) 12-13 (1989-1990), p. 42. M. Gomes Marques, A moeda peninsular na idade das trevas, cit., p. 112, considera sin embargo que en el mejor de los casos la emisión conmemoraría la buenas relaciones con el Imperio en el 452/453.
[134] E. A. Thompson, «The End of Roman Spain I», cit., pp. 22 y 28.
[135] E. A. Thompson, «Britonia», en M. W. Barley y R. P. C. Hanson (eds.), Christianity in Britain 300-700, Leicester, University Press, 1968, p. 201.
[136] H. Laitenberger, «Vorwort/Prefácio», en E. Kolle y H. Laintenberger (eds.), Suevos-Schwaben, cit., p. xxi, n. 4, cree que fue dentro de ese contexto cómo se realizó la distribución de tierras del 411 y considera que «ad inhabitandum» es un término común en los contratos de federación.
[137] F. Ausbüttel, «Die Verträge zwischen den Vandalen und Römern», Romanobarbarica 11 (1991), pp. 3-5. L. García Moreno, «La invasión del 409 en España: Nuevas perspectivas desde el punto de vista germánico», cit., p. 82, cree que sería el pago por servicios prestados al usurpador con anterioridad en la Galia.
[138] G. Halsall, Barbarian Migrations and the Roman West, cit., pp. 227-228, quien alega que Geroncio actúa exclusivamente con tropas romanas.
[139] J. M. Pérez-Prendes et al., España visigoda. II. La monarquía, las sociedades, las artes, «Historia de España Menéndez Pidal, III», Madrid, Espasa Calpe, 1991, pp. 45 y 49 (sección redactada por J. M. Pérez Prendes).
[140] J. Matthews, Western Aristocracies and Imperial Court, cit., p. 311. Cfr. W. Goffart, Barbarians and Romans A.D. 418-584, cit., pp. 3-39. M. Cesa, Impero tardoantico e barbari, cit., pp. 142-146.
[141] Hydat. 41: «Spani per ciuitates et castella residui a plagis barbarorum per prouincias dominantium se subiciunt seruituti». Que recuerda mucho el testimonio de Ennodio (Vita Epiph. 88). Cfr. H. S. Sivan, Romans and Barbarians in fifth century Aquitaine: The Visigothic Kingdom of Toulouse, A.D. 418-507, Tesis (Ph. D.), Columbia University, 1983, pp. 99-100.
[142] Frente al criterio de E. A. Thompson, «The End of Roman Spain I», cit., pp. 23-24, que cree que los asdingos eran el contingente mayor y el más fuerte.
[143] F. Dahn, Die Könige der Germanen, cit., p. 546, cree que suevos, vandalos y alanos habrían firmado un foedus con Honorio en el 417 pero que se rompió al año siguiente.
[144] Oros. VII, 43, 15. Aunque advierte que sus informaciones proceden de noticias frecuentes y seguras, es indudable que está alejado de los acontecimientos y siempre es posible un desfase cronológico.
[145] Hydat. 52.
[146] Hydat. 55.
[147] Olymp. 26, 2. Hydat. 61. Los problemas de este acuerdo, incluso de cronología que podría retrasarse al 419, en T. S. Burns, The Barbarians within the Gates of Rome, cit., pp. 247-279.
[148] J. M. Gurt y C. Godoy, «Barcino, de sede imperial a urbs regia en época visigoda», en G. Ripoll y J.M. Gurt (eds.), Sedes Regiae (ann. 400-800), Barcelona, Reial Acadèmia de Bones Lletres, 2000, pp. 425-466.
[149] Cfr. H. Livermore, «Honorio y la restauración de las Hispanias», Boletín de la Real Academia de la Historia 193 (1996), pp. 443-501.
[150] Hydat. 66. Cfr. M. Kulikowski, «The career of the “comes Hispaniarum” Asterius», Phoenix 54 (2000), pp. 123-141.
[151] NDOcc. VII, 118-34. Cfr. A. H. M. Jones, The Later Roman Empire 284-602: A Social Economic and Administrative Survey, 3 vols., Oxford, Basil Blackwell, 1964, vol. 1, p. 192. P. Le Roux, L’armée romaine et l’organisation des provinces iberiques d’Auguste à l’invasion de 409, cit., p. 389. G. Zecchini, Aezio: L’ultima difesa dell’Occidente Romano, Roma, L’Erma di Bretschneider, 1983, p. 188.
[152] Hydat. 52.
[153] Hydat. 59.
[154] Hydat. 60. Esta unidad no se romperá ya en el futuro y en más de una ocasión el rey vándalo, especialmente tras su paso a África, será recordado como rey de vándalos y alanos. Cfr. Ch. Courtois, Les vandales et l’Afrique, cit., p. 237, n. 380, con referencia a CIL VIII, 17412: «+GEILAMIR, REX VANDALORUM ET ALANORUM».
[155] Hydat. 61.
[156] R. W. Mathisen y H. S. Sivan, «Forging a new Identity: The Kingdom of Toulouse and the Frontiers of Visigothic Aquitania (418-507)», en A. Ferreiro (ed.), The Visigoths. Studies in Culture and Society, Leiden-Boston-Colonia, Brill, 1999, p. 9.
[157] G. Zecchini, Aezio, cit., p. 188, n. 13. A. Domínguez Monedero, «Los ejércitos regulares tardorromanos en la Península Ibérica y el problema del pretendido limes hispanus», Revista de Guimaraes 93 (1983), pp. 122-123, cree que el cargo existía al menos desde el 395, como consecuencia de la labor de reorganización de Estilicón, y asocia con las tropas bajo su mando las llamadas «necrópolis del Duero».
[158] J. Pampliega, Los germanos en España, Pamplona, Universidad de Navarra, 1998, p. 222.
[159] Rechazado por M. Kulikowski, Late Roman Spain and Its Cities, Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 2004, pp. 170-172.