E-Pack Deseos Chicos Malos 2 - abril 2020. Varias Autoras
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Poco después de quedarse a solas con su amiga, se lo había confesado todo sobre su relación con Trent, con todo lujo de detalles. Laney no se habría conformado con menos, y esa era la oportunidad perfecta. Los hombres de la familia Tyler se habían quedado tomando una copa en el Sunset Bar.
Julia se había tumbado en la cama de Laney después de haberla ayudado a hacer una nota de agradecimiento por los regalos que había recibido. La joven ataba y desataba el lazo de un regalo sin cesar.
Laney cerró el libro para bebés que estaba leyendo y miró a su amiga.
–Trent es muy ambicioso. Y competitivo. Pero merece la pena luchar por él, Julia.
–¿Entonces crees que debería olvidar lo que me hizo?
–Evan se propuso destruir la compañía de mi padre y yo le perdoné.
–No te ofendas, cielo. Pero no tenías elección.
Laney se tocó el vientre con cariño.
–¿Lo dices porque me quedé embarazada?
Julia asintió y deseó no haber sido tan directa.
–Eso ha sido lo mejor que me ha pasado nunca. Si no hubiera sido por el bebé, Evan y yo podríamos no haber terminado juntos. Yo lo odié de verdad –esbozó una sonrisa franca–. Durante un minuto.
–Mi situación con Trent es muy distinta –Julia tiró del lazo, lo ató por última vez y lo tiró al suelo. Entonces se incorporó y cruzó las piernas–. Mi orgullo está herido. Trent me hizo daño.
–Pero él te quiere, Julia. Me bastó con verlo contigo esta tarde para darme cuenta. Brock tendría que haber ardido en llamas con las miradas que le lanzaba su hermano.
Julia sonrió al recordarlo.
–Me di cuenta –dijo.
Por desgracia, aquello no era un consuelo. Trent competía con su hermano Brock de todas las formas posibles.
–¿Cómo es que Evan no forma parte de esta rivalidad entre hermanos?
–Porque está locamente enamorado y ya no juega a esos juegos –dijo Laney en un tono serio, y entonces se echó a reír–. Es una broma. Evan también es muy competitivo. Pero su padre murió cuando los chicos eran muy pequeños y, como él era el mayor, asumió muchas responsabilidades. Además, Evan quiere que los hoteles prosperen y un poco de competición sana entre hermanos nunca viene mal. Todo el mundo gana.
Julia entendía por qué, pero habría deseado no convertirse en la marioneta de Trent.
Laney dejó el libro a un lado y se inclinó hacia delante.
–Oye, nunca te he visto así –le dijo, tomándola de la mano–. Estás loca por él, ¿verdad?
Julia contestó con honestidad.
–Desde la primera vez que lo vi. ¿Cómo puedo enamorarme de un hombre en quien no confío? Debería haber aprendido la lección con Jerry Baker. Él era muy ambicioso y me utilizó para ascender profesionalmente. De hecho, creo que los dos tienen mucho en común.
Laney se levantó de la silla y se sentó en la cama, al lado de Julia. Las dos permanecieron en silencio durante unos instantes.
–Si Trent no te hubiera hecho lo que te hizo, no estarías aquí ahora mismo –dijo Laney.
Julia asintió.
–Seguiría el camino profesional que yo misma había elegido.
–¿Dejarías todo lo que has hecho aquí? Las experiencias que has tenido… ¿Lo dejarías si pudieras volver?
–¿Quieres decir si no me hubiera enamorado de Trent?
Laney la miró a los ojos.
–¿Preferirías no haberlo conocido a cambio de recuperar lo que perdiste? Piénsalo.
Julia pensó en Trent. Duro, apuesto, inteligente, divertido… Cuando se llevaban bien, había llegado a creer que él era todo lo que una mujer necesitaba. ¿Qué mujer no querría tener un vaquero como él?
–Esa pregunta no es justa, Laney.
–Puede que no, pero a veces hay que hacer un acto de fe. Tenemos que arriesgarnos para conseguir lo que deseamos, aunque no nos den ninguna garantía. Lo que Trent te hizo está muy mal. Cometió un error…
–Él no opina lo mismo.
–De acuerdo. No es perfecto, pero yo sé que es un buen hombre. Su mayor fallo es que se deja cegar por la ambición. Evan también era así, pero una mujer puede cambiar eso.
Julia escuchó a su amiga y asimiló sus consejos.
–¿Me estás diciendo que debería lanzarme a la piscina sin saber si hay agua suficiente?
Laney entrelazó las manos con las de Julia.
–Solo tú sabes la respuesta a esa pregunta –sonrió–. Tú y yo siempre seremos como hermanas. ¿Pero no sería genial si fuéramos parte de la misma familia? Nada me gustaría más.
Julia le dio vueltas a aquel pensamiento feliz, pero por más que lo intentó, no pudo creer que fuera posible.
–Todavía sigues soñando como lo hacíamos a los quince años, Laney. Yo creo que eso ya lo tengo superado.
–¡Ni lo pienses! –exclamó Laney, convencida–. Tú tendrás todo lo que quieras, Jules, aunque tenga que poner en firme a Trent yo misma.
Julia sonrió. Su amiga intentaba protegerla a toda costa, y ella la quería mucho más por ello.
–Te lo agradezco, Laney, pero me prometiste que no dirías nada. Necesito que cumplas tu promesa.
–Sí, bueno, quizá no debí prometértelo –Laney se puso en pie para estirar la espalda.
–¡Oh! –dijo Laney. Tomó la mano de Julia y se la puso sobre el vientre.
Julia sintió un movimiento y después una patada.
–Dile «hola» a tu tía Julia, cariño –susurró Laney.
–Hola, bebé Tyler –dijo Julia suavemente.
Julia se negó a dejar que sus problemas empañaran ese momento entrañable. Al día siguiente Laney, Evan y el resto de invitados se marchaban a casa, y las cosas volverían a la normalidad en el Tempest West.
Tenía que concentrarse en el trabajo y olvidar a Trent Tyler.
–Te gusta –dijo Brock, dándole un codazo a Trent.
Los hermanos Tyler estaban tomando una copa en el bar.
Trent le dio la espalda a la barra y contempló el paisaje