E-Pack Deseos Chicos Malos 2 - abril 2020. Varias Autoras
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La escultura de hielo con forma de bebé que sostenía una botella dentro de una cuna se derretía en el calor del desierto de Arizona, pero a Julia le habían asegurado que duraba tres horas.
Los invitados ya habían tomado asiento y como la carpa estaba cerrada por tres lados, los clientes que salieran del hotel por la puerta trasera no podían verlos. Todo estaba listo, y Julia se estaba impacientando.
Brock Tyler, el hermano de Trent, se le acercó.
–Trent dice que ya han llegado y que están en la habitación. Los va a hacer salir con la excusa de dar un paseo.
–Oh, gracias –dijo ella, mirando aquellos ojos oscuros y profundos de la familia Tyler.
Brock también era apuesto, pero lo era de otra forma. El hermano del dueño del Tempest West tenía un aire desenfadado y sofisticado, nada que ver con el aspecto duro y serio de Trent. Tenía las manos metidas en los bolsillos de los pantalones negros de Armani que llevaba puestos.
También era un rompecorazones, pero tenía otro estilo.
–Me alegro de que Evan vaya a tener el primer nieto de la familia Tyler –dijo sonriendo–. Ayuda a aliviar la tensión.
–Tu madre estará encantada.
–¿Lo bastante como para dejarnos en paz a Trent y a mí durante un tiempo?
Julia se encogió de hombros.
–No la conozco muy bien, pero supongo que querrá más nietos… al final.
–Entonces le toca a Trent la próxima vez.
Julia levantó la cabeza de golpe y se imaginó a Trent como padre.
Brock la miró fijamente e hizo un guiño de complicidad.
–Me lo suponía –dijo.
–¿Qué? –preguntó ella.
La expresión de Brock sugería que ya sabía demasiado.
–Si mi hermano no estuviera saliendo contigo, yo empezaría a preocuparme por su salud –le dijo al oído.
–Oh, nosotros no…
–¡Ya vienen! –exclamó Kim, levantando el móvil–. Un espía me ha dicho que acaban de salir del hotel.
Brock la hizo entrar en la carpa y ella comprobó las lonas.
–Por favor, guardad silencio. Trent los traerá hasta la entrada de la carpa.
Unos minutos después Trent llevó a Evan y a Laney hasta la cara abierta de la carpa, que miraba hacia Destiny Lake.
–¡Sorpresa! –gritó todo el mundo.
Laney dio un paso atrás y sus ojos se llenaron de alegría. Toda su familia y sus amigos más allegados estaban allí. De pronto vio a Julia entre la multitud y sus ojos se llenaron de lágrimas.
–Oh, Jules, esto es lo que…
No pudo terminar la frase, y Julia fue a darle un abrazo.
–Estás preciosa, cielo –le dijo, mirando su abultado vientre.
Evan le dio un beso en la mejilla a su esposa.
–Eso le digo yo siempre.
El hermano de Trent saludó a Julia.
–Lo has hecho muy bien. Laney no tenía ni idea.
–No sospechaba nada –le dijo Laney–. Gracias, Jules. Esto es… perfecto –se volvió hacia su marido–. ¿Lo sabías desde el principio y me lo ocultaste? Eres muy bueno, Evan. Muy bueno.
Evan asintió con un gesto.
–Ya te lo he dicho.
La invitada de honor miró a los invitados, que incluían amigos, compañeros de trabajo, parientes…
–Y a vosotros no se os escapó nada –les dijo, señalando a su alrededor–. No sé si voy a volver a confiar en vosotros –añadió, entrecerrando los ojos.
Todos se echaron a reír.
Evan tomó a Laney de la mano y juntos avanzaron en medio de la multitud, saludando a todo el mundo a su paso. El padre de Julia y Rebecca se acercaron a la pareja. Una punzada de terror sacudió a Julia, pero la alegría de ver a Laney tan feliz disipó sus inquietudes.
Trent ordenó que levantaran las lonas de la carpa y la brisa de la mañana disipó el calor. Julia no podía haber escogido un día mejor.
–Lo conseguiste –le dijo Trent con admiración.
Julia se relajó un instante y suspiró con tranquilidad.
–Yo quería que todo fuera perfecto. Estoy muy satisfecha con los resultados.
–La mejor empleada en acción.
Julia sonrió.
–A ver qué dices cuando tengas que ponerle el pañal a un muñeco bebé.
Trent se puso pálido y Julia se rio a carcajadas.
–Me temo que todos los hombres tendrán que competir. Y tú, tío Trent, serás el primero.
Julia acompañó a Laney y a Evan a sus asientos y anunció la llegada del brunch.
Los camareros sirvieron el primer plato y Julia se aseguró de que todo el mundo fuera atendido. Iba de un lado a otro, entusiasmada, charlando con los invitados.
De repente una mano la agarró del brazo. Era Brock.
–Siéntate –le dijo con una sonrisa, y la sentó al lado de Laney en la mesa principal.
Él se sentó al otro lado. Trent estaba frente a ella, pero en ese momento miraba hacia otra parte.
En cuanto la vio sentada junto a su hermano, arrugó la expresión y lo fulminó con la mirada. Brock había puesto el brazo sobre el respaldo del asiento de Julia.
Laney se echó a reír con disimulo.
–Los Tyler son muy competitivos cuando quieren algo, cielo –le susurró al oído a su amiga Julia.
Como siempre, Laney se había percatado de todo. El embarazo no nublaba la intuición de una mujer, sino que la agudizaba hasta límites insospechados.
Pero ella no era un trofeo.
Agarró el tenedor