La traición en la historia de España. Bruno Padín Portela
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sino también en el invierno, cuando nieva.
¡Oh abeto,
oh abeto, qué fieles son tus hojas!
Suplan las verdes hojas del abeto esa fidelidad que tantas veces ha estado ausente de esta continua historia de traiciones que ha sido la historia de España. Y sea este nuestro particular Shalom alejem.
José Carlos Bermejo Barrera
[1] Véase E. Zerubabel, The Seven Day Circle. The History and Meaning of the Week, Nueva York, The Free Press, 1985.
[2] Puede escucharse en la interpretación de Susana Allen, fácilmente localizable en Youtube, https://www.youtube.com/watch?v=WeYh6f3U1E8.
[3] The Other within. The marranos. Split Identity and Emerging Modernity, Princeton, Princeton University Press, 2009.
[4] De hecho, es significativo que Leon Poliakov, uno de los primeros grandes expertos en el Holocausto, titulase su libro sobre el tema Breviare de la haine. Le III Reich et les juifs, París, Calmann-Levy, 1951.
[5] Zakhor. Histoire juive et mémoire juive, París, Gallimard, 1982.
[6] Véase E. Salgado, Radiografía del odio, Madrid, Guadarrama, 1969, y C. Castilla del Pino (ed.), El odio, Barcelona, Tusquets, 2002, así como el tratamiento más sistemático de A. T. Beck, Prisioneros del Odio. Las bases de la ira, la hostilidad y la violencia, Barcelona, Paidós, 2003.
[7] Felony and Misdemeanor. A Study in the History of English Criminal Procedure, Londres, The Commonwealth Fund, 1937.
[8] The Cultivation of Hatred. The Bourgeois Experience. Victoria to Freud, Londres, Norton Company, 1993.
[9] Como ha destacado L. Rodríguez Arana, El desarrollo de la Razón en la cultura española, Madrid, Aguilar, 1962.
[10] El tema literario del nacimiento del niño fue estudiado por E. Norden, Die geburt des Kindes. Geschichte einer religiösen Idee, Stuttgart, Studien der Bibliotek Warburg, III, Teubner, 1930.
A Sonia
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.
I Co 13,4-5
AGRADECIMIENTOS
Resulta complicado sintetizar en unas pocas líneas el reconocimiento a todos aquellos que han contribuido a que este trabajo vea la luz. En primer lugar, estoy muy agradecido a Ofelia Rey Castelao por la libertad que me ha concedido para desarrollar mi labor investigadora, así como por sus consejos y aportaciones, que han enriquecido notoriamente este libro.
En el ámbito personal doy las gracias a mis padres y a mi hermana, sin los cuales habría sido imposible llegar hasta aquí.
No podría terminar estas palabras sin referirme a dos personas que han sido fundamentales. En primer lugar a mi maestro, José Carlos Bermejo Barrera, quien, además de haberme iniciado en el antiguo oficio de historiador, me ha inculcado unos valores que van mucho más allá del ámbito académico, por lo que siempre le estaré agradecido.
Por último, a mi querida Sonia solo me queda agradecerle su constante apoyo, comprensión y paciencia, y, sobre todo, haberme dejado cumplir su sueño.
Naturalmente, los errores contenidos en el texto son responsabilidad exclusiva del descuido del autor.
O Grove, agosto de 2018
La historia no se repite, pero rima.
Mark Twain
Other nations have a history, the Jews and the Irish have a psycosis.
Brendan Behan
I
INTRODUCCIÓN
Este libro no pretende ser un exhaustivo catálogo que estudie a los traidores que desde la Antigüedad y hasta la época contemporánea han ido jalonando la historia de España. Al contrario, es un trabajo que tiene como objetivo analizar la traición en los relatos historiográficos, ya que los traidores cumplen siempre un papel y tienen una influencia esencial tanto en el ámbito de la ideología política como en el de la enseñanza de la historia.
El estudio que a continuación se ofrece se enmarca en el campo de la historiografía o, para ser más precisos, de la historia de la historiografía. Esta disciplina se ha venido consolidando en las últimas décadas, suponiendo quizá su definitivo reconocimiento académico la monumental obra en cinco volúmenes The Oxford History of Historical Writing[1], en la que se ofrece, siguiendo un consolidado modelo de la historiografía anglosajona que habían iniciado grandes obras como la Cambridge Ancient History, por ejemplo, una visión exhaustiva de todos los periodos, temas y problemas de cada época, elaborada por los mejores especialistas del momento.
Anteriormente la consolidación de la disciplina estuvo marcada por la aparición de diferentes revistas, como History of Theory, con ya más de cuarenta años de edición; los Quaderni di Storia y los Quaderni Storici en Italia; así como la revista internacional Historie de l’historiographie, cuyo título, en francés, inglés, alemán e italiano, se escogió así para destacar a su vez el reconocimiento de la materia en la sección correspondiente de los Congresos Mundiales de Ciencias Históricas. España no iba a ser menos, y en ella hemos podido asistir al nacimiento de revistas como Historiografías, publicada por la Universidad de Zaragoza, o la Revista de Historiografía, publicada por el Instituto de Historiografía Julio Caro Baroja de la Universidad Carlos III de Madrid. Pudiendo añadir a ellas la revista Memoria y Civilización de la Universidad de Navarra.
El objeto de la historiografía es el estudio sistemático y diacrónico de las grandes construcciones globales en las que se enmarcan los diferentes tipos de historias, comenzando, como es evidente, por la historia de los países, reinos y naciones. Y siguiendo también por las grandes construcciones históricas y los modelos interpretativos en la historia económica, social, histórico-religiosa y de las ideologías y las mentalidades.
No cabe duda alguna de que no hay historia sin investigación y sin documentos. La historia, o quizá mejor las historias, son ciencias empíricas, basadas en la recopilación de datos y su sistematización e interpretación. Pero todos sabemos, y mucho más desde la Escuela de los Annales, con Marc Bloch y Lucien Fevbre, que no hay historia sin modelos interpretativos globales, a menos que sigamos queriendo defender la vieja «historia historizante». Los modelos históricos los crean los historiadores para dar forma a la materia histórica. Y esos modelos, ya sean sociales (la «ciudad antigua», el «despotismo oriental», el «Antiguo Régimen», el «feudalismo»), o