Los sellos secretos. Rafael Vidal

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Los sellos secretos - Rafael Vidal Colección Nueva Era

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con el resto de los colores del increíble jardín.

      —El principio de todo es el Absoluto —continuó diciéndome el viejo al tiempo que reiniciaba la marcha—. El Absoluto se manifiesta a través del Amor. El Absoluto no tiene explicación. El Absoluto no puede ser aprehendido. Cuando tratamos de definirlo el Absoluto deja de ser. El Absoluto no puede ser comprendido por la mente como la conoces ahora. El Absoluto es el No Ser, y al no ser, no tiene comienzo ni fin. El Absoluto es eterno, y es infinito, no tiene tiempo ni tiene fronteras puesto que no es, y al no ser no existe nada que lo determine y lo limite.

      »El absoluto solo ha sido, es y será desde antes del tiempo y hasta el fin de los tiempos. El Absoluto es la fuente y el receptáculo de todo lo manifestado y lo no manifestado. Es en verdad el espacio de las potencialidades no manifestadas y de él todo proviene y en él todo está contenido. El Absoluto es infinito, y en su infinidad se conoce a sí mismo a través de sus manifestaciones de sí mismo. El Absoluto se conoce a sí mismo a través de ti.

      —¿El Absoluto es acaso Dios?

      —¡Calma, guerrero! Una vez más te pido invoques tu paciencia. Lo importante primero es que veas tu conexión con el Absoluto, que veas que eres una parte de él que te permite auto-conocerse. Lo importante es que veas que eres una parte importante del Absoluto, puesto que sin ti el Absoluto no puede lograr su autorrealización. Y no es que Él dependa de ti, puesto que el Absoluto solo depende de sí mismo, pero la belleza de todo es que tú eres una parte de Él, y el Absoluto se manifiesta a sí mismo a través de eso que tú conoces como tú. El sueño del ser humano comenzó cuando se olvidó que era parte del Absoluto, que era uno con Él, y se creyó individual y separado del Todo. Esa amnesia de sí mismo a través de ti, y a través de todos los seres vivos, y te recuerdo que todo está vivo, es la que le permite al Absoluto descubrirse y redescubrirse infinitamente, descubrirse y redescubrirse eternamente.

      —¿Yo soy Dios?

      —¿Es acaso la hoja el árbol? Piensa, guerrero, el árbol solo es árbol a través de cada una de sus partes. El árbol es árbol a través de sus raíces, su tronco, sus ramas, sus hojas, sus flores y sus frutos, pero todas en conjunto, todas unidas, todas siendo uno. Una hoja es solo una hoja a menos que sea parte del árbol, lo mismo que una rama o una raíz. La hoja expresa todo el potencial del árbol, pero solo en la medida en que sea parte del árbol. Si la hoja se separa del árbol y se cree un árbol en sí misma, está dormida, está muerta.

      »Solo eres Dios en la medida en la que puedas despertar a la unidad con todo lo creado y lo no creado, en la medida en la que puedas ser Dios con todo y con el Todo. Porque aislado del Todo solo eres una parte de Dios, amnésica de sí misma y soñando a ser tú.

      »Solo eres Dios en la medida en que vuelvas a la Fuente, en la medida en que desaparezca la separación. En ese momento, al darte cuenta de que eres una parte del Absoluto, eres el Absoluto con el resto de la Creación.

      Despertar

      Un par de gorriones se posaron en un arbusto frente a nosotros. El anciano se detuvo de inmediato. Como si se hubiera olvidado de mí el Alto Sacerdote centró toda su atención sobre las dos aves, mientras los gorriones lo miraban como si entendieran la actitud del viejo.

      Finalmente, el anciano soltó una amable carcajada y extendió uno de sus brazos al tiempo que los gorriones dejaban el arbusto para posarse amigablemente sobre su mano. En todo este tiempo el Alto Sacerdote no dejó de mirarlos y sonreír, hasta que finalmente sus amiguitos volvieron a emprender el vuelo y desaparecieron en el soleado cielo del jardín.

      El viejo se quedó como perdido en el infinito y yo no me atrevía a interrumpir su profundo estado con mis inquietudes sobre la conversación que llevábamos este sorprendente anciano y yo.

      —Dime, guerrero, ¿qué es lo que te inquieta tanto? —dijo finalmente el Alto Sacerdote con un suspiro.

      —Me has hablado del sueño de creerse separado del Absoluto. ¿Cómo puedo despertar entonces de este sueño?

      —¡Esa es la clave! El deseo de despertar, la inquietud de despertar te llevará al despertar. Y el despertar solo se puede lograr a través de la muerte. Pero no te asustes, no me refiero a la muerte física, aunque esta sea a veces un paso necesario para ayudar al despertar. Cuando hablo de la muerte me refiero a la muerte a ti mismo, a lo que has creído ser hasta ahora, al sueño que has creído que era la realidad. Al negarte a ti mismo das un paso hacia la re-conscientización de quien realmente eres, puesto que tú no eres tú, sino que eres una parte del Absoluto soñando que eres tú.

      »El despertar, o lo que otros han llamado la iluminación, no es la pérdida de tu identidad, sino la re-conscientización de tu Verdadera Naturaleza. Pero para que esto se dé tienes que arrancarte tus máscaras, tienes que vencer a tus demonios, tienes que matar a tus egos. No te vayas a dejar engañar por tus egos. No te vayas a creer demasiado poderoso o demasiado sabio, ni demasiado humilde o demasiado generoso. No te vayas a creer demasiado bueno ni demasiado malo. No te vayas a creer demasiado terrenal ni demasiado espiritual. Todos estos son falsos egos. Todos son mentiras. Todos son parte del sueño de creer que puedes ser algo diferente o separado del Absoluto.

      »Lucha a muerte contra todas tus personalidades, todas tus etiquetas, todas tus apariencias. Solo derrotándolas puedes despertar de tu eterno sueño. Busca dentro de ti y allí, debajo de todas las capas de falsas identidades, al final de todas las máscaras, de todas las mentiras y de todos los sueños, está tu Verdadera Naturaleza, tu estado esencial, tu unidad con el Absoluto. Entonces descubrirás que siendo parte de Dios eres Dios mismo.

      »Para ello, guerrero, deberás morir una y mil veces. Pero, así como para despertar debes morir, también, para despertar, debes aprender a entregarte a la vida.

      »Estás en esta realidad tuya, así como en todas las demás, para reconscientizar tu Verdadera Naturaleza, para redescubrirte como el Absoluto mismo. Entrégate a la vida como se entrega un niño recién nacido al descubrimiento del mundo que lo rodea. Para despertar debes aprender a vivir en el Amor, y eso significa serlo todo. Vivir en el Amor significa descubrirlo todo en ti, descubrirte a ti en todo.

      »Despertar es ver el mundo bajo una nueva luz, es amar sin posesión, es disfrutar sin apego, es ser el servidor de todos y todo cuanto encuentres en tu camino. Finalmente, despertar es crear conscientemente. Para eso estás aquí, para Amar y para Crear, pues ambos son uno y lo mismo. Y cuando descubres que tú eres un co-creador, y que el universo entero te pertenece, se caen tus máscaras, se desvanecen tus egos, se desploman tus demonios. Lo paradójico es que solo puedes despertar a ese nivel de consciencia despojándote primero de tus máscaras, matando a tus egos y venciendo a tus demonios.

      —Pero ¿cómo puedo romper con la ilusión para despertar, si me dices que la ilusión solo se desvanece cuando logramos el despertar?

      —¡Ah! ¡Las paradojas de tu sistema de realidad! ¡Cambia tus paradigmas! No puedes alcanzar aquello que buscas si caminas pensando en tu objetivo. No recorras tu camino solo para llegar a tu destino, pues a este jamás puedes llegar caminando hacia él. Recorre tu camino solo para recorrerlo, porque el verdadero objetivo de tu camino no es otro sino el camino mismo. Cuando llegues al final de este no encontrarás nada, y solo entonces te darás cuenta de que lo único que tuvo valor fue el sendero en sí mismo.

      »¿Qué será de ti al final, si a lo largo de todo el recorrido solo pensabas en el destino, y dejaste de vivir tu tránsito a través del sendero de tu vida? No esperes a elevar tu nivel de consciencia para despertar, ni esperes despertar para elevar tu nivel de consciencia. Lo uno es lo otro. Ambos suceden en sincronía... pero solo si tú lo eliges. Si solo eliges esperar puedes esperar una eternidad antes de descubrir que siempre

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