El lado perdido . Sally Green

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El lado perdido  - Sally  Green Una vida oculta

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de alejarme rodando pero alguien aterriza sobre mis piernas y me detiene, mientras Greatorex me patea el rostro.

      Saboreo la sangre y siento un diente flojo, pero inmediatamente después estoy sanado e intento atrapar a Greatorex aunque ella se aleja rápidamente de mi camino, así que me giro para darle un puñetazo a la chica que forcejea con mis piernas. Recibo más patadas en mi espalda y ruedo para sujetar esa pierna y torcerla. Sé que la he roto por el ruido y el grito. Me pongo de pie y sólo quedan Greatorex y la chica más grande, Kirsty… aunque Adele vuelve a levantarse. Le hago una finta a Kirsty, pero luego salto y pateo a Greatorex. Sin embargo, es rápida y me esquiva apartándose a un lado, de modo que apenas rozo su cara. Kirsty me ataca desde atrás, un buen movimiento de su parte, y envuelve sus brazos alrededor de mí, un mal movimiento: muevo la cabeza para atrás rápidamente y le rompo la nariz. Aun así, no me deja libre, de modo que vuelvo a hacerlo y al mismo tiempo le golpeo la espinilla con el talón. Cae. Luego me vuelvo hacia Adele porque ya está en el aire y viene contra mí, así que le asesto un golpe en la cara pero esta vez, mientras mi puño avanza, veo que su rostro cambia de color y siento un dolor insoportable en la mano cuando choca contra su mandíbula metálica. Debo de haberme roto unos cuantos dedos. Adele exhibe una sonrisita de suficiencia y su rostro cambia del gris brillante al tono pálido normal de su piel.

      —¿Qué ha pasado con la regla de nada de Dones? —grito.

      Adele se encoge de hombros.

      —Veamos lo que sucede si te lanzo unos rayos —le respondo, encogiéndome de hombros también.

      Greatorex se interpone entre nosotros, gritando:

      —¡No! Nada de Dones. Adele aún está aprendiendo a controlar el suyo. Ella…

      Pateo a Greatorex, logro conectar mi pie contra su cabeza y la dejo despatarrada en el suelo.

      —No hay ninguna regla contra hablar de usarlos, ¿o sí?

      Eso nos deja solos a Adele y a mí. Me giro y le lanzo una patada, ella se torna gris otra vez. Siento mi pie como si hubiera pateado un auto. Me curo y finjo un golpe para comprobar si se transforma de nuevo. Así ocurre, y luego trata de golpearme pero es demasiado lenta, la sujeto y la derribo, queda boca abajo, y tiro de su cabeza hacia atrás. Veo que su piel ahora se vuelve metálica, pero después de unos segundos el tono se desvanece y ella queda vulnerable otra vez. Le hago una llave estranguladora y su rostro cambia de color, pero esta vez al rojo. Su Don ya no está funcionando.

      Golpea el suelo para indicar que se rinde y me levanto mientras le digo: “Quédate en el suelo”. Pero comienza a levantarse y noto que está verdaderamente enfadada. No lo había advertido antes, pero sus ojos son los de una Bruja Negra, y está lo suficientemente enfadada para actuar como una de ellas. Se arroja contra mí, volviéndose gris, pero sólo unos segundos y cuando regresa a la normalidad la golpeo en la cara con fuerza. Se tambalea y luego cae de espaldas, mientras la sangre le brota por la nariz.

      —Si pudieras controlar ese Don, sería bastante útil —le digo.

      Miro alrededor. Greatorex ya está en pie, levantando las manos en señal de derrota y dice:

      —Está bien. Tú ganas, Nathan. Hasta aquí —observa los cuerpos que se revuelven en el suelo, escucha sus lamentos y dice—: Aun así, creo que han mejorado.

      —Sí, contra cualquier persona normal serían letales.

      La voz proviene de atrás de los árboles, me vuelvo y Nesbitt está ahí, sonriéndome de oreja a oreja.

      SED DE SANGRE

      La hermosa y rubia Bruja Negra enciende su cigarrillo y luego me arroja el mechero. Me place fumar un cigarro de vez en cuando, en especial uno de los suyos. El humo que inhalo es deliciosamente espeso, con tonos a moras negras, y exhalo una larga columna de denso humo violeta y lo veo cernirse sobre mi cabeza y desvanecerse en el viento. No solía confiar en Van lo suficiente como para fumar sus cigarri­llos, pero éstos son menos fuertes que el tabaco y tienen mejor sabor.

      —Parece que atacaste a un grupo de Cazadoras, Nathan —dice Van.

      —Son el enemigo. ¿No se supone que es lo que tenemos que hacer?

      —Se supone que debes obedecer las órdenes. No había instrucciones de atacar.

      —Me tropecé con ellas. Parecía una buena oportunidad. No tenía tiempo de pedir permiso.

      —Sabías que no lo obtendrías.

      Estamos sentados en el centro del nuevo Campamento Tres con Nesbitt, Gabriel y Greatorex. Van es experta en pociones y supongo que está aquí a fin de preparar una poción de la verdad para Donna, aunque hasta este momento nadie lo ha mencionado y la conversación tiene más que ver conmigo.

      —Arriesgas tu vida y las vidas de otros por unos cuantos Cazadores. Tus ataques sólo satisfacen tu sed de sangre —prosigue Van.

      —Nada satisfará eso —masculla Nesbitt desde atrás.

      —Asumí un riesgo y valió la pena.

      —Preferiríamos que no te arriesgaras.

      —Todos corremos el riesgo de ser asesinados en cualquier momento. A esta hora de la mañana podríamos estar muertos. Si decido atacar a algunos de ellos, es mi decisión.

      Van niega con la cabeza y mira a Gabriel. Él dice:

      —Nathan asume riesgos calculados y no pondría en peligro a nadie más que a él mismo.

      De alguna manera me siento peor porque sé que no aprueba mis ataques.

      —Pues calculados o no —prosigue Van—, si sigues con estos ataques, lo más probable es que te maten, Nathan. Y te necesitamos para un propósito mayor.

      —Ah —expreso. Así que quizás ésta sea la verdadera razón de su visita.

      —Cuanto más dure la guerra, más fuerte se volverá Soul. Cada vez más consejos de Brujos Blancos de Europa caen bajo su influencia. Todavía intentamos reclutar aliados en todas las secciones de la comunidad de brujos, pero después de nuestra derrota en Bialowieza… resulta difícil —me lanza una mirada y succiona con fuerza su cigarro antes de exhalar un río de humo lila—. También hay otro factor que está deteniendo a la gente. No le ven sentido a unirse a la lucha cuando creen que de cualquier manera matarás a Soul. Circulan rumores de que algunos brujos han tenido esa visión. Personalmente, no estoy segura de si es una visión o una esperanza nacida de la desesperación. Pero todos saben que recibiste los Dones de tu padre.

      —¿Así que todo depende de mí? ¿Es lo que tú también crees, Van?

      —Si tienes los Dones de tu padre y puedes controlarlos, entonces eres más fuerte que Soul.

      —Sólo Soul —corrijo yo—. No Soul y cientos de Cazadores.

      —Soul sabe que representas el último riesgo real para él —dice Nesbitt—. Por eso está enviando mensajes sobre una amnistía. Aunque nadie cree que vaya a cumplir sus promesas.

      —¿Qué amnistía? —pregunto.

      Nesbitt sonríe entre dientes.

      —¿No

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