Elecciones 2018 en Colombia. Varios autores

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Elecciones 2018 en Colombia - Varios autores

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      El uso de ese tipo de palabras en el lenguaje político sirve para “hacer al enemigo odioso o despreciable afirmando que es como alguien o algo que ya nos disgusta o rechazamos” (Lewis, 1960, p. 323, citado en Godin, 2015). “Se elige una palabra solamente porque el hablante pensó que era la que desagradaría más al enemigo (si la oyera) […] El propósito de todo lenguaje oprobioso no es describir, sino herir” (p. 122).

      De la misma manera, Benoit explica que esto puede destruir a personas inocentes, pero también puede exponer malas conductas o crear una conciencia de la existencia de acciones ofensivas. Es decir, la campaña negativa puede estar justificada o apoyada en pruebas, en cuyo caso es útil para ayudar al votante a decidir, pero puede ser destructiva cuando es calumniosa o sin justificación (asesinato de carácter). En ambos casos, suele tener el efecto deseado de restar credibilidad o dañar la reputación del atacado, pero puede también fallar en persuadir a la audiencia.

      Sin embargo, desde la ciencia política se ha constatado que las elecciones no castigan a los corruptos, en contra de la teoría del accountability (rendición de cuentas) como responsabilización (Costas-Pérez, Ollé y Navarro, 2011; Ferraz y Finan, 2009; O’Donnell, 2004). Los ciudadanos votan nuevamente por personas que han sido condenadas por corrupción, a veces por desconocimiento, a veces por indiferencia y a veces porque les importan más otros factores, ya sean ideológicos o clientelares. En Colombia es una constante que los alcaldes y gobernadores que están condenados por corrupción vuelven a ser elegidos y a veces van a la cárcel cuando ya se han posesionado. De la misma manera, los partidos políticos que han dado aval a personas condenadas por corrupción no tienen ninguna sanción, ni estos castigan a sus candidatos ni son castigados usualmente en las urnas por el electorado.

      Entonces, la acusación de “corrupto” hacia el enemigo político se utiliza para deslegitimarlo, con o sin argumentos. La sola amenaza de corrupción de un candidato en algunos casos sí contribuye a restarle fuerza en la competencia electoral, al menos en algunos países. Se podría especular que las acusaciones de corrupción, algunas con pruebas y con condenados, y otras basadas en sospechas sin pruebas, le costaron a la izquierda la alcaldía de Bogotá en 2015.

      Pero parecería que en Colombia estos temas se han pasado a la arena judicial más que en otros países. La competencia por hacer quedar al contrincante político como corrupto se da en las investigaciones administrativas, disciplinarias y penales. Se le inicia un proceso al que se quiere “empapelar”, y se le resta credibilidad solo con ese hecho. No importa si al final la persona prueba su inocencia, el daño está hecho. Se dice que “ese tiene varios procesos judiciales”, como si eso fuera prueba suficiente de deshonestidad.

      En cambio, a veces cuando las acusaciones resultan en fallos inculpatorios y sancionatorios, ya nadie se escandaliza y los que dieron el aval o el cargo al personaje no son llamados a responder ante la opinión pública. Además, los castigos son insuficientes pues no se centran en recuperar los dineros apropiados de forma indebida, sino en otras medidas que suelen beneficiarse de reducciones y matices. Esta esquizofrenia frente a las acusaciones de corrupción es el resultado de diferentes estrategias de comunicación política utilizadas por los distintos actores.

      Algunos logran exitosamente construir un discurso que usa la acusación de corrupción para deslegitimar. Otros no consiguen usar los hechos reales y comprobados de corrupción como bandera para hacer perder apoyos a su contrincante. Se puede pensar que la estrategia de persuasión y la forma de presentar al otro como corrupto determina el efecto que esta tendrá en su apoyo político, mucho más que los hechos reales y las pruebas contundentes.

      Ahora bien, este capítulo acude al análisis de dos tipos de fuentes del discurso político: los programas electorales y los mensajes de los candidatos en Twitter. En general, para estudiar el uso del lenguaje en las campañas políticas se han utilizado los mensajes de las campañas en diversos medios (discursos orales y escritos, piezas de comunicación o publicidad política, imágenes, intervenciones en debates, programas de gobierno, etc.). Desde hace una década aproximadamente se ha despertado un interés por el uso político de Twitter y otras redes sociales, y el análisis de la comunicación política en estos medios (Conover et al., 2011; Jungherr, 2015). Estas redes han cambiado significativamente la manera de adelantar las campañas políticas, de forma notoria desde la campaña del expresidente Barack Obama en Estados Unidos.

      Cabe recordar que Twitter es un servicio de microblog que permite a los usuarios publicar mensajes cortos en sus perfiles, los cuales son llamados tweets. Además, la plataforma ofrece a los investigadores y programadores un acceso a los mensajes publicados en un periodo de tiempo a través de su plataforma API, lo cual permite recopilar y analizar numerosos textos diferenciados por usuarios, palabras clave o fecha.

      Gracias a esta herramienta, varios investigadores interesados en los efectos de estos medios para las campañas políticas han usado cuentas de Twitter de candidatos a la presidencia en otros países (Alemania, Argentina, Brasil y España) para hacer análisis de la comunicación política (Jungherr, 2015; Recuero, 2016; Slimovich, 2016; Zamora y Zurutuza, 2014) o en el nivel municipal (Criado, Martínez-Fuentes y Silván, 2013).

      De acuerdo con Jungherr (2015), existen varias aproximaciones metodológicas para hacer este tipo de análisis. Los métodos digitales, las ciencias sociales computacionales o el big data son los más conocidos. El primero usa conjuntos de datos más pequeños y parte de un enfoque cualitativo, mientras los otros dos son cuantitativos y usan grandes volúmenes de información, en particular el big data, que se refiere a gigabytes de datos procesados usando software especializado.

      El enfoque de este capítulo es el de los métodos digitales, aunque combinando análisis cuantitativos y cualitativos. Sin embargo, a diferencia de otros trabajos, el interés no es tomar la totalidad de los tweets de los candidatos como corpus. Por el contrario, este se encuentra centrado solamente en el discurso sobre la corrupción de estos candidatos. En ese sentido, se tomaron como fuentes las publicaciones en Twitter y también los programas de gobierno de cada candidato. Para la extracción de los tweets se usó la herramienta Text, del paquete Orange3 de Anaconda (Python). Esta extrae automáticamente la totalidad de los tweets publicados por una cuenta específica en un periodo determinado, usando la herramienta API que proporciona Twitter a los investigadores y desarrolladores. Se seleccionaron todos los tweets de las cuentas oficiales de los candidatos en el periodo electoral (enero-mayo).

      Una vez se tuvo ese corpus con los tweets y los programas de gobierno, se analizó con AtlasTi para seleccionar solamente aquellos relativos a corrupción, es decir, que contuvieran la raíz “corrup*”: palabras como corrupción, corrupto/a/s, etc., y todos los párrafos de los programas de gobierno que tuvieran esas mismas palabras. De esta forma, la categoría inicial de análisis fue la mención de la palabra corrupción u otras cercanas a su raíz.

      De esta manera, este es un ejercicio de análisis del discurso político particularizado a un tópico específico y no pretende dar una visión global de las estrategias de comunicación

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