La nueva tierra (Métodos,ejercicios,oraciones). Omraam Mikhaël Aïvanhov

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La nueva tierra (Métodos,ejercicios,oraciones) - Omraam Mikhaël Aïvanhov

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y ni siquiera mira a sus vecinos para concentrarse mejor. Él sabe que los alimentos son una carta de amor enviada por el Creador e intenta leerla interiormente. Los alimentos representan para él una manifestación de la Divinidad y, por lo tanto, se esfuerza por pensar en ellos desde todos los puntos de vista. Se pregunta de dónde vienen, qué contienen, cuáles son las cualidades que les corresponden, qué entidades se han ocupado de ellos. Porque el discípulo sabe que hay seres que trabajan sobre cada planta, sobre cada fruto, y que si éstos crecen y maduran en una época determinada, es a causa de ciertas influencias planetarias. Su espíritu, pues, está ocupado en todas esas reflexiones y medita profundamente. Así, su cuerpo mental se nutre y retira de los alimentos elementos superiores a los elementos del plano astral, obteniendo de ellos la lucidez, la claridad y una penetración profunda en la vida del mundo. Después de una comida tomada en tales condiciones, deja la mesa con una comprensión tan luminosa que es capaz de llevar a cabo trabajos intelectuales muy profundos.

      4. Los cuerpos causal, búdico y átmico

      Más allá de los cuerpos etérico, astral y mental, el hombre posee otros cuerpos todavía más sutiles: el cuerpo causal, el cuerpo búdico y el cuerpo átmico, y esos cuerpos también deben ser alimentados. ¿Cómo? Después de haber respirado, después de haber comido los alimentos con amor, después de haber meditado sobre ellos, el Iniciado se deja penetrar por un sentimiento de reconocimiento hacia el Creador; gracias a estos alimentos llega incluso a realizar una verdadera comunión con Él. Es así como alimenta sus tres cuerpos superiores, y llega al éxtasis.

      No comer nunca hasta la saciedad

      Todos sabéis que no hay que comer exageradamente. Sí, no hay nada peor que levantarse de la mesa harto, saciado, porque nos volvemos más pesados, nos materializamos. Pero lo que seguramente no sabéis es que el hambre prolonga la vida, la refuerza, la mejora. Si dejáis la mesa con un ligero apetito, dais un impulso a vuestro cuerpo etérico, el cual intentará entonces atraer y captar otros elementos de la atmósfera que nos rodea. Podéis llamar a esos elementos, si así lo queréis, vitaminas, hormonas etéricas... El cuerpo etérico encuentra esos elementos y los absorbe, tanto es así que, unos minutos más tarde, no solamente no tenéis ya hambre, sino que además os sentís más ligeros, más despejados, más capaces de trabajar. Mientras que si continuáis comiendo sin tener hambre, por el simple placer de comer (como suele hacer tanta gente en las reuniones, los banquetes, etc...), enseguida os sentiréis pesados e incapaces de trabajar.

      Si coméis demasiado, provocaréis en vosotros una sobrecarga, y el cuerpo etérico se fatigará, se agotará, impedido en sus funciones. Entonces, los indeseables del plano astral que han visto esta abundancia de comida expuesta como en un festín, llegan para tomar parte en ella. Por eso, poco después, sentís de nuevo un vacío y deseáis volver a comer para llenar ese vacío... Pero entonces, los indeseables vuelven otra vez... Es así como os convertís en un cebo magnífico para los hambrientos del plano astral inferior que vienen a deleitarse a vuestra costa. El universo entero está lleno de criaturas de todo tipo que los Iniciados han clasificado en categorías determinadas y que a menudo se mezclan en la existencia de los humanos; y es así como se explican cierto número de fenómenos y acontecimientos extraordinarios que resultan inexplicables para los hombres de ciencia contemporáneos. Por lo tanto, para no convertirse en presa de los indeseables, jamás hay que sobrepasar los límites ni hacer comidas demasiado copiosas.

      Los alimentos nos aportan la vida eterna – El significado de la bendición

      Observaos en el momento de comer y constataréis cuál es vuestro grado de evolución. Si no tenéis respeto para con el alimento que Dios os ha enviado, ¿hacia quién lo tendréis? Cuando respetéis los alimentos comprenderéis las palabras de Jesús: “Tomad y comed, porque ésta es mi carne; tomad y bebed, porque ésta es mi sangre…” y “El que coma mi carne y beba mi sangre, tendrá la vida eterna...”* Este alimento ya está bendecido y consagrado por el Creador, y la prueba está en que nos da la vida. Dios está en el alimento bajo la forma de vida. No creáis que este alimento tiene necesidad de la bendición de los hombres para dar vida, porque antes de que los hombres bendigan los alimentos, éstos ya lo están por el Cielo. Dios es la vida, y desde el momento en que los alimentos nos aportan la vida, es que ellos contienen a Dios.

      Diréis: “Pero entonces, ¿no debemos bendecir los alimentos antes de la comida?” Sí, debemos bendecirlos, pero debéis saber primero qué es esta bendición y para qué sirve. Una bendición es una especie de ceremonia, un rito mágico. Por medio de las palabras, los gestos y los pensamientos de la persona que pronuncia la bendición, los alimentos son impregnados, penetrados y envueltos por emanaciones, por fluidos que los preparan para entrar en armonía con los que deben consumirlos. De esta forma se crea un contacto, una adaptación a nivel de los cuerpos sutiles, lo cual permite al hombre recibir mejor los elementos benéficos contenidos en estos alimentos. Sin embargo, la bendición humana tiene poderes limitados. Si fuese tan fácil de introducir la vida divina por medio de una simple bendición humana, podríamos bendecir un trozo de madera, de metal o una piedra, y comerlos. Si bendecimos piedras, maderas o metales, introducimos en ellos un cierto grado de vida, pero esta vida no puede alimentar a los humanos; puede tener otros efectos sobre ellos, pero no alimentarlos.

      Si los alimentos dan la vida al hombre, es porque ya poseen una vida que ha sido introducida por el Creador, pero que tiene necesidad de ser exaltada, y hay que despertarla, calentarla por medio de nuestras bendiciones y sobre todo por nuestro reconocimiento. Comemos para recibir la vida que Dios o la Naturaleza, si lo preferís, ha depositado en los alimentos. La comida es como la concepción de un niño. El Cristo, por medio de los alimentos, nos da la vida, y si tenemos conciencia de que tomamos el cuerpo y la sangre de Cristo, entramos en contacto con su espíritu.

      Puede ser que nunca hayáis considerado la nutrición de esta forma. En lo sucesivo, sabed que en la nueva raza que viene, instruiremos a los humanos sobre estos métodos, les revelaremos que la nutrición no es un proceso tan simple, ordinario y despreciable como ellos creían. Dios ha escondido detrás de este acto cotidiano que es el comer, la posibilidad de hacer un trabajo psíquico de la mayor importancia. Comprenderán que la nutrición puede ser para ellos un medio de perfeccionamiento.

      IV El comportamiento

      El poder mágico de los gestos

      El hombre está constituido por diferentes cuerpos más sutiles que el cuerpo físico, y gracias a ellos puede entrar en contacto y relacionarse con gran número de fuerzas, inteligencias y entidades del universo. Estas fuerzas e inteligencias se expresan a menudo a través de él bajo forma de gestos, movimientos y mímica; e inversamente, mediante gestos y posturas conscientes o inconscientes, el hombre puede entrar en contacto con ellas.

      La magia es la ciencia de los gestos. Por eso el discípulo debe ser consciente de cada uno de sus movimientos y vigilar el no hacer movimientos inútiles o negativos al hablar, al andar o al trabajar, porque producen graves consecuencias desde el punto de vista espiritual. Cada gesto es una fuerza que actúa en los diferentes planos, y se corresponde a corrientes, colores y vibraciones que llegan a una multitud de seres que nos rodean. Cada uno de ellos nos abre o nos cierra ciertas puertas de la naturaleza y nos une a potestades buenas o malas. Si queremos avanzar por el camino del amor, de la sabiduría y de la verdad, debemos estudiar nuestros gestos y preguntarnos si manifiestan en nosotros estas tres virtudes.

      La manera de andar

      Es muy importante que os observéis cuando andáis. Debéis andar con suavidad, ligereza y con la cabeza erguida. Andar encorvado con los ojos fijos en el suelo, es un mal signo, así como golpear el suelo con el tacón a cada paso. La persona que anda de esta manera ignora que está dando golpes mortales a su cerebro. Al cabo de unos años su sistema nervioso estará trastornado, y en su manera de pensar y de actuar manifestará tosquedad y violencia.

      ... Cuando vayáis a hacer

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