Los caminos de la música. Rodrigo De la Mora Pérez Arce
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En suma, los trabajos existentes sobre el territorio y la territorialidad entre los wixáritaari se caracterizan por describir procesos históricos de conformación, pérdida y reconfiguración del territorio.
BREVE MENCIÓN EN TORNO A LA MITOLOGÍA
Un aspecto central dentro de la cultura wixárika radica en su universo mitológico. Como es sabido, los mitos son narraciones que buscan explicar el origen del mundo a través de metáforas, alegorías y relatos de acciones sobrenaturales. Estos relatos integran complejos entramados simbólicos que interrelacionan los elementos del mundo en un nuevo orden, casi siempre trastocando el orden lógico. Una característica fundamental de los mitos es que, más allá del hecho mismo de narrar historias, ofrecen una explicación del mundo que es considerada verdadera —al menos en algún sentido—, por aquellos que los mantienen, influenciando en mayor o menor medida sus representaciones del mundo y, por lo tanto, sus prácticas (Ruck, 2000).
Según sintetizan Johannes Neurath y Arturo Gutiérrez (2003), entre los wixáritaari, son tres los mitos fundamentales, de los cuales derivan muchos otros, particularizaciones de los anteriores. El mito central trata de la creación del mundo y narra el viaje de las deidades principales —Takutsi Nakawé, la bisabuela, Tatuutsí Maxakwaxí, el bisabuelo cola de venado, Tatewarí, nuestro abuelo el fuego, Tamaátsi Kauyúmarie, nuestro hermano mayor el Venado azul, Tatei Yurienaka, nuestra madre tierra húmeda—, en su recorrido, punto por punto, partiendo desde el mar, en Haramaara, hasta llegar al Cerro del Amanecer Paritekia, o Cerro Quemado, Reu’unaxi, en Wirikuta. Comprende también el mito del Nacimiento del sol, Tayeu o Tawewiekame, (11) la luna, Metseri, —la historia del autosacrificio de un niño que se convierte en el astro. Este mito se relaciona con la temporada de secas y se canta durante la misma, durante el proceso de la Peregrinación a Wirikuta, que puede tener lugar desde los principios del año hasta el fin de las secas, y en la fiesta de Hikuri Neixa, a mediados del año.
El segundo mito fundamental es el relativo al primer cultivador, Watákame, en su búsqueda del maíz, quien es Tatei Niwétsika, nuestra madre maíz, misma que se desdobla en cinco diosas. En este mito aparece Takutsi Nakawé, quien advierte a Watákame del diluvio y lo hace construir una barca de chalate, xapa, y conservar las semillas junto a las deidades. El destino final de la barca es rumbo al sur, a Xapawiiyemeta, la Isla de los Alacranes, en el lago de Chapala. Trata pues de una segunda creación. Este mito se relaciona con la temporada de lluvias y se canta en las ceremonias de xiriki, adoratorio familiar.
El tercer mito es el relativo al Nacimiento de Cristo, que se extiende también al nacimiento de los santos, los oficios, algunos animales y el dinero; en suma, del mundo mestizo (Neurath & Gutiérrez, 2003). (12) En este mito aparecen también las deidades primordiales, como Kauyumarie, Nakawé y Tauyau; en diferentes versiones, este mito fue recuperado de manera detallada por Robert Zingg (Zingg, 1998).
En tanto que en el contenido de los mitos radica el fundamento del sistema de creencias de los wixáritaari, la importancia de los mismos es central: orientan el sentido de sus prácticas, particularmente en el contexto ritual. Asimismo, en los mitos radica el trasfondo conceptual de la geografía sagrada, tanto en relación con los parajes naturales integrados por conjuntos de lugares sagrados como Teekata, Wirikuta, Teupa o ’Ututawita, como respecto a aquellos lugares identificados con un punto en particular, como Haramaara; a su vez, se explica la interrelación entre los múltiples centros ceremoniales y adoratorios dispersos a lo largo del territorio sagrado.
CENTROS CEREMONIALES Y ADORATORIOS
En cuanto a la estructuración ritual, la cultura wixárika está integrada por tres tipos de espacios ceremoniales que se relacionan entre sí, mas no se determinan: xiriki, tukipa y cabecera comunitaria. El tipo más pequeño de estos centros ceremoniales es el centro ceremonial local, o adoratorio familiar, llamado xiriki (xirikite, en plural), que consiste en un pequeño templo en el que tienen lugar ceremonias especiales para la deidad a la cual se rinde culto dentro del mismo; por lo general está relacionado con las deidades del maíz, Tatei Niwétsika, nuestra madre maíz. Este pequeño templo está construido de adobe, en forma rectangular, con techo de pasto a dos aguas, complementado por un patio amplio llamado takwa, donde principalmente tienen lugar las ceremonias familiares.
Por otro lado, el centro ceremonial llamado tukipa se conforma, a su vez, por un patio y una casa o templo circular de gran tamaño, llamado tuki, construido de piedra, adobe, techo de pasto y madera, que, en su estructura, representa el universo (Schaefer, 1996). Alrededor del tuki (13) se construyen varios xirikite (plural de xiriki), que son consagrados a diferentes figuras de dioses, los cuales tienen la tarea de cuidar a los integrantes del grupo de jicareros. Existen, de este modo, varios tukipa en cada una de las cuatro comunidades, y al interior de cada uno de estos, al menos algunos xirikite en los que se lleva a cabo el culto específico a alguna de las aproximadamente 30 deidades wixáritaari. En los tukipa integran numerosos xirikite organizados en forma circular alrededor del patio ceremonial.
Por otra parte, el gobierno de la comunidad se concentra en el núcleo poblacional de origen colonial denominado “cabecera”, donde tienen lugar algunas de las ceremonias generales o comunitarias. Dentro de la cabecera, existen varios espacios ceremoniales importantes, relativos tanto a la organización civil como a la religiosa —de origen cristiano. Los dos espacios principales relativos al poder civil son la katsariana “casa real”, la cual es ocupada por el gobernador y sus ayudantes, y la kuminira, “casa de la comunidad”, donde se reúnen los mara’aakáte cantadores a velar en las ceremonias del ciclo cristiano. Por último, el templo católico, teyupani, es el espacio que cumple funciones relativas al ciclo ritual católico; estas construcciones son de carácter colonial y albergan las imágenes de algunos santos. (14)
CICLO RITUAL
La vida religiosa de los wixáritaari, está integrada por un complejo calendario festivo, que comprende rituales relacionados por una parte con el ciclo estacional —las temporadas de secas y de lluvias—, y por otra con la organización comunitaria, es decir, por ceremonias de origen colonial, tanto de carácter civil como religioso. Dentro del ciclo estacional, son dos las fases ceremoniales: la correspondiente a la temporada de secas, asociada simbólicamente al sol, a la luz y al día, tuukari, y la correspondiente a la temporada de lluvias, asociada a la fertilidad, a la oscuridad y a la noche, tikaari (Preuss, 1998 [1907]; Lemaistre, 1997; Neurath, 2002; Geist, 2005). Dentro del periodo comprendido por la temporada de secas (septiembre–mayo, aproximadamente), se realizan una serie de rituales y peregrinaciones con el fin de solicitar a las deidades las lluvias para los coamiles, espacios para la siembra del maíz. Estas peregrinaciones se realizan hacia diferentes lugares sagrados, ubicados —principalmente— al interior del espacio delimitado por los cinco puntos sagrados principales, mencionados con anterioridad, considerados por los wixáritaari, lugares de residencia de los dioses; de todas estas peregrinaciones, la más importante es la realizada al lugar sagrado del oriente, Wirikuta.
El ciclo ritual se considera complejo, en tanto que se relaciona con la estructura de organización social, que tiene diferentes naturalezas: la familiar, la sagrada a nivel distrital, y la comunitaria. Esta estructura se conforma por tres sistemas independientes, pero que a la vez se relacionan: el del xiriki, adoratorio familiar, en el cual participa también la comunidad; el del tukipa o distrito religioso, de presumible origen prehispánico —con carácter familiar pero no exclusivo, y que abarca una población más o menos amplia—, y el de la cabecera, es decir del centro comunitario principal, que en ciertas ceremonias, como weíya, Semana Santa, aglutina a los diferentes