Pertinencia y convergencia de la integración latinoamericana en un contexto de cambios mundiales. José Briceño Ruiz
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Se debe tener en cuenta que el paso de la Alalc a la Aladi implicó un retroceso desde el punto de vista de las etapas de un proceso de integración, pues, mientras en la primera se planteaba llegar a una liberación del comercio, en la Aladi este compromiso desapareció al abandonar el programa de liberación comercial y regresar a un área de preferencias que corresponde más a formas de cooperación que de integración. Afortunadamente, esto cambió con el acuerdo en 2004 para establecer un espacio de libre comercio (elc), en el que se facilite a través de una convergencia articulada de los acuerdos parciales en vigor, la creación de un espacio libre para la circulación tanto de bienes como de servicios. Tanto cambio puede estar facilitado por el alcance de su denominación: Asociación Latinoamericana de Integración. ¿Cuál integración?, ¿cuáles fases o etapas? Esa ductilidad hay que tomarla como una ventaja que permite contemplar nuevas acciones dentro de la Aladi, sin tener que reformar algún tratado.
Desde la época de regionalismo abierto de los años noventa, la VIII reunión del Consejo de Ministros de febrero de 1994 había adoptado la Resolución 38 mediante la cual se decidió establecer un
[…] programa de acciones a corto y mediano plazo, para impulsar una gradual y progresiva articulación y convergencia entre los distintos esquemas de integración, con miras a avanzar desde el área de preferencias económicas hacia estados superiores de integración, en consonancia con el objetivo de conformar el Mercado Común Latinoamericano, previsto en el artículo 1 del tm80. (Garnelo, en Aladi, 2011, p. 75)
Un antecedente importante del elc, en 1994, fue la iniciativa brasileña de establecer un área de libre comercio sudamericana (Alcsa). Comenzar por concretar el Espacio de Libre Comercio (elc) sería una tarea de reactivación de la Aladi, que podría servir de base para asumir responsabilidades mayores frente a la integración latinoamericana; por lo tanto, no es una novedad sugerir responsabilidades para la Aladi. El hecho es que, en las circunstancias actuales, los países deberían concretar la convergencia en el terreno comercial y ver si le otorgan más funciones con miras a ir trabajando diferentes temas de convergencia de la integración latinoamericana. Ello podría implicar llegar a dotar a la Aladi de funciones y responsabilidades para realizar una integración en todos los campos, una integración muldimensional, que abarque lo económico-comercial y lo político-social, afrontando etapas de armonización de políticas y dotándola de una institucionalidad y soberanía compartida que le permita hacer funcionales y operativas las decisiones adoptadas por los países sin pasar por los respectivos congresos. Estas responsabilidades deberían ser compartidas con la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (Sieca), responsable de la integración en la región centroamericana. En consecuencia, a cambio de mayores funciones para la Aladi, desaparecerían la can y el Mercosur.
Para qué una convergencia de la integración latinoamericana
América Latina necesita procurar una mejor presencia y articulación con un mundo interdependiente e interconectado, dividido en bloques en los espacios europeo, asiático en el pacífico, euroasiático, indopacífico, norteamericano e incluso en un continente africano que ya tiene metas de integración de nivel continental para la próxima década.
En relación con la futura convergencia de los procesos de integración latinoamericanos, hay que retomar los compromisos que se habían establecido inicialmente en los objetivos de conformar mercados comunes subregionales y que dejaron de ejecutarse por la prelación otorgada al libre comercio. En una integración multidimensional, la apertura inicial de los mercados con los compromisos de libre comercio se debía haber completado con la armonización de políticas económicas, sociales, político-institucionales (Sanz, Serbín y Vieira, 2006).
En el plano económico, por ejemplo, no bastaba con haber eliminado aranceles y medidas administrativas que afectaban las importaciones, mientras en materia cambiaria cada país continuaba libre de aplicar la política cambiaria que mejor le pareciera, pues en un mercado ya liberado, ello podría generar serias distorsiones y alteraciones de las condiciones de aprovechamiento de la apertura comercial17.
Este tipo de políticas económicas necesarias de armonizar para el mejor aprovechamiento de un espacio económico ampliado pueden ser muy amplias, como las fiscales con existencia de tarifas distintas de impuestos indirectos para los mismos productos, las aduaneras con aplicación de manuales aduaneros diferentes en el mismo espacio ampliado aduanero, los subsidios a la actividad exportadora que discriminen frente al productor local, el uso sin abuso de mecanismos de defensa comercial, como las cláusulas de salvaguardia, los diferentes niveles de inflación y de tasas de interés que distorsionan los precios para el aprovechamiento del mercado ampliado, la posible implantación de una moneda común con utilización previa de monedas nacionales, los excesivos niveles de deuda externa que alteran las capacidades de importación de los países más endeudados, las diferencias de costos de los servicios financieros en la libre circulación del capital, los costos y las medidas de incorporación de las tecnologías disruptivas del proceso globalizador y el concepto de frontera como barrera y no como instrumento de integración con planes de desarrollo transfronterizos.
Igualmente, pueden ser muy amplias las armonizaciones de lo político- social en aspectos educativos, acerca de la identidad latinoamericana y la construcción de una cultura integracionista; la equivalencia de títulos y la capacitación en posgrados; los programas de formación científica e investigativa; la incorporación de la etnicidad, la alteridad y el respeto del otro en una integración más inclusiva; la participación más activa de la sociedad civil en la construcción de la integración; las políticas sociales de lucha contra la pobreza y la exclusión social; las políticas de migración, residencia y condiciones de empleo en el espacio latinoamericano; las metas de cohesión social mediante recursos estructurales orientados al desarrollo de las regiones, de manera que se redistribuyan los beneficios de la integración con mayor equidad.
Es muy importante armonizar políticas institucionales que le permitan mayor y mejor gobernabilidad para el buen funcionamiento y aplicabilidad directa y prevalente de la normativa de integración en soberanías compartidas, en la cual la institucionalidad supranacional establecida opera por la delegación expresa de funciones transferidas por los propios Estados, como bien lo anotaba el exmagistrado del Tribunal Andino de Justicia, Roberto Salazar-Manrique: “Las naciones, más que limitar su soberanía, lo que hacen es delegar parte de sus competencias, transfiriéndolas de la órbita de acción estatal interna a la órbita de acción comunitaria” (Salazar-Manrique, 1998, p. 198; Vieira Posada, 2019, pp. 281-283)18.
A esto se añaden medidas para la superación de la “desinstitucionalización” de los procesos de integración en América Latina; el establecimiento de funciones para colegislar de los parlamentos regionales; la estructuración de programas de integración en las plataformas de los partidos políticos; medidas comunitarias para el enfrentamiento del calentamiento global y el paso a energías limpias sustitutivas; elementos de seguridad regional para el control de fenómenos de violencia y de corrupción; medidas de defensa de los derechos humanos, la paz, la democracia y la gobernabilidad; formas de paradiplomacia y de gobernanza multinivel; la reducción y la fusión de instituciones actuales de los procesos de integración con miras a facilitar la convergencia latinoamericana y la consideración de una agenda de diferentes etapas para la configuración de dicha convergencia.
Una vez identificado el estado actual de cada política multidimensional, en cada proceso de integración se debe establecer el programa para su convergencia, que puede ser inicialmente dentro de cada proceso de integración, pero definiendo el gradualismo de su convergencia en el ámbito latinoamericano, gradualismo inevitable, dadas no solamente las asimetrías entre los países, sino también la división ideológica que impide o aleja entendimientos