Comedias de humor. José Ignacio Serralunga

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Comedias de humor - José Ignacio Serralunga Teatro

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la porción. A usted se la dejo a cuarenta. Dólares.

      INSPECTOR: Deje nomás, le hacemos requisa a los de la peña y morfamos gratis.

      DETENIDO: Entonces le mando unas porciones extra, para que los muchachos no se queden con hambre. Total, tengo margen, los ingredientes son robados. Lo que sí, le aviso, yo al locro le pongo mucho chancho, porque a los muchachos del pabellón les gusta. No sé si me entiende. La carne. De chancho. ¿A usted le gusta?

      INSPECTOR: A ver si empieza a confesar.

      DETENIDO: Okei. Pero usted no interrumpa porque me hace perder el hilo.

      INSPECTOR: Bueno, dele, que no tengo toda la noche.

      DETENIDO: Está bien. Mi raid delictivo tiene un origen muy claro. Estaba al cohete, a las vueltas… todo el día en la calle… Así empiezan los problemas. Porque como usted sabrá, el ocio es la madre de todos los vicios.

      INSPECTOR: El padre. El ocio es el padre de todos los vicios, porque es masculino. Si usted dijera la ociosidad es la madre… estaría bien dicho, porque la ociosidad es femenina.

      DETENIDO: ¿Me va a dejar que le cuente o me va a romper las pelotas con cuestiones ortográficas? Si sigue jorobando no le cuento.

      INSPECTOR: No me cuenta, lo dejo adentro.

      DETENIDO: Entonces le cuento. ¿Dónde había quedado?

      INSPECTOR: En que estaba todo el día sin hacer nada.

      DETENIDO: Muy bien. Quería ver si estaba atento. Empecé con la vagancia… femenina, como usted dice… y con la vagancia masculina también, porque en el barrio todos los vagos están al cohete.

      INSPECTOR: Le recuerdo que tiene derecho a permanecer callado.

      DETENIDO: Póngase de acuerdo ¿Quiere que le cuente o que permanezca callado?

      INSPECTOR: Cuente, cuente, me había olvidado de leerle los derechos. Después van a decir que como no le leí los derechos el procedimiento es inválido.

      DETENIDO: No se dice inválido. Se dice que tiene capacidades diferentes. Como usted...

      INSPECTOR: ¿Eh?

      DETENIDO: Como usted diga, digo.

      (Entra el Dr. Buitrago a espaldas del Inspector. El Detenido lo ve y comienza a gritar nuevamente como si lo mataran.)

      DR. BUITRAGO: ¡Inspector! ¿Qué hace?

      INSPECTOR: ¿Eh? Nada, Doctor Buitrago.

      DR. BUITRAGO: (Al detenido) ¿Te tocó, Cacho?

      (El Detenido amaga decir que sí, pero es interrumpido por el Inspector)

      INSPECTOR: ¡Le dije que no!

      (Pausa tensa.)

      DR. BUITRAGO: ¿Qué te mandaste esta vez, Cachito?

      DETENIDO: Intento de robo.

      INSPECTOR: Intento de robo, invasión de propiedad privada, uso de la fuerza, armas de fuego…

      DETENIDO: Con premeditación y alevosía.

      DR. BUITRAGO: Ah, bueno. Lo de siempre. Me había asustado.

      INSPECTOR: Pero esta vez, no zafa.

      DR. BUITRAGO: No prejuzgue, inspector, o lo hago sacar de la causa. Ya, con lo que ví recién…

      INSPECTOR: Las cosas que hay que aguantar. Bueno, Cacho. Ya está su abogado. Confiese.

      DETENIDO: Bueno. (Le da al Dr. un plano)

      DR. BUITRAGO: (Mirando el plano) Chalet nuevo, a estrenar, parrillero, pileta…

      DETENIDO: Grifería Ferrum, Gordo.

      DR. BUITRAGO: Qué hermosa propiedad, Cacho. Cómo has progresado. Te felicito. Nada que ver con las ranchadas que robabas al principio. Bueno, contame.

      DETENIDO: Yo llego a la casa… (Se dirige hacia el espacio de la casa del Dueño de Casa. Comienza a ladrar un perro)

      DR. BUITRAGO: Empezamos mal. Ese bicho es un doberman amaestrado.

      INSPECTOR: No, doctor Buitrago. Es uno de esos blanquitos…

      DR. BUITRAGO: Un dogo argentino.

      INSPECTOR: No, no, esos que tienen las orejitas así…

      DETENIDO: Mientras ustedes discuten sobre la raza del bicho yo estoy acá expuesto al peligro de que me muerda.

      DR. BUITRAGO: ¿Había cartel de “Cuidado con el perro”?

      INSPECTOR: Sí.

      DR. BUITRAGO: Dale, Cacho, seguí.

      DETENIDO: (En víctima) No tenía más opción… era él o yo… tuve que sacar mi cerbatana con un dardo envenenado…

      DR. BUITRAGO: En ejercicio de su legítima defensa, Inspector.

      DETENIDO: (Apunta hacia el interior de la casa y dispara un dardo. Inmediatamente el perro gime, y se escucha el ruido del cuerpo que se desmorona). Una vez que el perro se durmió de manera… permanente (ingresa a la casa. Un ladrido espantoso, de un perro mucho más grande que el anterior. El Detenido grita. Se siguen escuchando los gruñidos)

      DR. BUITRAGO: ¿Usted me asegura de que había cartel de “Cuidado con el perro”?

      INSPECTOR: Sí, sí. Es una de las pruebas que recogieron los pesquisas.

      DETENIDO: Claro. Decía “cuidado con el perro”, no “cuidado con los perros”.

      DR. BUITRAGO: Ah, ah, ah. Qué problema, inspector. Eso es publicidad engañosa. Mi defendido confía en la información que se le suministra y actúa en consecuencia. Es un contrato de adhesión. De manual.

      DETENIDO: Claro, yo traje un solo dardo, no dos. Si hubieran escrito cuidado con los perros venía preparado.

      DR. BUITRAGO: Siempre lo mismo. Se creen que porque son dueños de casa son dueños del mundo. ¿Usted se da cuenta, inspector, del riesgo a que fue expuesto mi cliente? Es un caso de mordedura fácil, mi amigo. Ese perro, me decía ¿Es de raza de pelea? Cacho, haceme la descripción ocular del bicho.

      DETENIDO: Es así de alto, tiene la boca llena de dientes. Y tiene un collar con tachas y púas.

      DR. BUITRAGO: Rockero, el perro. Ahora, inspector, imagínese que mi cliente… (Al Detenido) Cacho ¿Te gustan los perritos?

      DETENIDO: Sí.

      DR. BUITRAGO: Ahí tiene, inspector. Imagínese que, intentando acariciarlo para calmarlo, se lastima con las púas. Un horror.

      INSPECTOR: Y bueno, che. ¿Para qué se mete en casa ajena, usted también?

      DETENIDO:

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