Comedias de humor. José Ignacio Serralunga

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Comedias de humor - José Ignacio Serralunga Teatro

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vez me molió a palos

      porque me escondí una oblea.

      MARCO ANTONIO: Pero vea qué bonito,

      el señor es un bandido.

      Ya nos había engrupido

      con el cuento de su esposa.

      GABRIEL: Me parece que las cosas

      son al revés ¡Qué podrido!

      GORDA: A la siesta empieza al lío

      porque el tipo, que es muy fino,

      ya se tomó cuatro vinos:

      Un marsala, un semillón,

      un malbec y un sauvignon.

      MARCO ANTONIO: ¡Chupa como dos beduinos!

      GORDA: Se me le suben los humos,

      comienza con los insultos.

      Y acá nos somos muy cultos:

      Si yo le digo guanaco,

      él me contesta en el acto

      que le lleve al baño el bulto.

      GABRIEL: Esa es una grosería

      inadmisible en un guapo.

      ¡Tratarla a usted como un guapo!

      MARCO ANTONIO: Me despierta el bajo instinto

      de agarrarlo con el cinto

      y darle un par de sopapos.

      GABRIEL: El problema es que su esposo

      se enamoró como un pibe,

      las consecuencias no mide.

      MARCO ANTONIO: Y hasta tiene mala fe.

      Sin ir más lejos, a usted,

      quiere tirarla a un aljibe.

      GORDA: Yo ya me lo presentía,

      porque de un tiempo a esta parte

      se iba de farra los martes

      y volvía los domingos.

      Y estaba hecho un tilingo,

      si hasta leía a Descartes.

      Pensar que en sus años mozos

      él venía a cortejarme

      y era incapaz de dejarme

      caminar sola en la noche.

      Me llevó hasta a Bariloche,

      y ahora quiere matarme.

      ¿A dónde fueron mis risas,

      mis momentos más felices?

      Quisiera que alguien me avise

      en dónde perdí mis años.

      Pienso en el guapo tacaño

      y me pican las narices.

      Yo querría un día de estos,

      si el cielo me lo permite,

      como quien goza un confite,

      tomando mucha carrera,

      de una patada certera

      le acomodaba el upite.

      GABRIEL: (al público) Encontramos un recurso,

      extraordinario, por cierto,

      que nos dejó el campo abierto

      para hacer nuestra jugada.

      MARCO ANTONIO: Porque si el guapo engranaba

      ya nos dábamos por muertos.

      GABRIEL: Convocamos a las partes

      a audiencia conciliatoria,

      MARCO ANTONIO: para que haciendo memoria

      de los agravios vertidos

      y los hechos acaecidos,

      GABRIEL: saliera a la luz la historia.

      MARCO ANTONIO: Nos designamos nosotros,

      mediadores de este caso.

      GABRIEL: Comenzamos sin atraso,

      con presunción iuris tantum,

      MARCO ANTONIO: y el guapo acudió al per saltum

      mientras prendía otro faso.

      GABRIEL: Reaccionamos de inmediato,

      veloces como dos cohetes,

      MARCO ANTONIO: para tapar el boquete d

      e anterior jurisprudencia

      GABRIEL: y el guapo, con gran solvencia, nos dijo:

      GUAPO: ¡par de zoquetes!

      ¿A qué se meten ustedes

      a terciar sin fundamento?

      Si me escuchan un momento

      sabrán que será justicia

      cuando acabe la malicia

      y termine mi tormento.

      GABRIEL: (al público) El hombre encendió la mecha.

      Fue un alegato vibrante,

      MARCO ANTONIO: y hasta diría elegante

      dentro de la gran tensión.

      GORDA: ¡Callate, vos, maricón!

      GABRIEL: Dijo la Gorda al instante.

      GORDA: Este tránsfuga maldito

      quiere cambiarme por otra.

      GUAPO: Seguro, si es una potra.

      GORDA: Dejame hablar infeliz.

      GUAPO: No te dejo ¡meretriz!

      Andá a lavarme la ropa.

      GORDA:

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